Tras un viaje de 19 horas, la nave impulsada a 27 mil kilómetros por hora, se acopló de forma automática a la Estación Espacial Internacional, ubicada a 422 kilómetros de altura sobre la frontera de China y Mongolia. El contacto con los astronautas se dio minutos antes de lo esperado.

Después de una serie de pruebas en presión y temperatura, los astronautas Doug Hurley y Bob Behnken, desembarcaron a la Estación Espacial Internacional. Ahí fueron recibidos por la tripulación ruso-estadounidense, compuesta por el comandante Chris Cassidy y los cosmonautas rusos, Anatoli Ivanishin e Ivan Vagner, que ya estaban a bordo de la EEI.

Al conseguir acoplarse, la Crew Dragon consiguió el objetivo de combinar la nave con el cohete Falcon 9 para vuelos tripulados, paso crucial para restaurar el prestigio de EE.UU en la carrera espacial.

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