Hace 2.600 años, en lo que hoy es Israel, el soldado Hananyahu le envió un mensaje a su amigo Elyashiv.

El mensaje del texto, escrito con tinta en un trozo de cerámica -que se conoce como ostracón- era muy sencillo: decía "trae más vino".

El objeto fue hallado hace más de 50 años en la fortaleza judía de Arad, en el desierto de Negev, y trasladado al Museo de Israel, en Jerusalén.

En este momento, arqueólogos descifraron las inscripciones de la pieza.

Sin embargo, no fue sino hasta ahora que descubrieron estas nuevas líneas del mensaje, gracias a un nuevo análisis que emplea tecnología de imágenes multiespectro.

Mensaje personal

Este ostracón es uno de los 91 que fueron encontrados hace ya cinco décadas.

Estas placas de arcilla no se utilizaban para escribir textos religiosos o poéticos sino para hacer listas o dar órdenes.

Más de una decena de los ostracones hallados en Arad eran notas destinadas a Eyashiv. Pero esta, en particular, parece llevar un mensaje más personal.

"Usa frases que podían querer decir: 'mi amigo' o 'querido amigo', o incluso 'amado'", le dijo al periódico israelí Haaretz, Barak Sober, miembro del equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv.

Mensajes cotidianos

La inscripción, invisible a los ojos, estaba en la parte de atrás de la cerámica, que incluye 17 palabras en 50 letras.

Según los científicos Hananyahu le pidió a su amigo vino, y también le dijo que lo ayudaría en lo que necesitase.

La tecnología fue aplicada también en la lectura del frente del ostracón, donde se descubrieron otras cuatro líneas adicionales que hacían mención de un intercambio de aceite y plata entre ambos.

El estudio fue publicado en la revista PLoSOne.

El costo de estos trozos de arcilla era mucho menor en comparación con el papiro.

Esto explica por qué los mensajes escritos en ellos eran cosas de menor importancia.

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