Ozuna aseguró que debutar en el Festival de Viña del Mar, en su edición 2020, era un sueño. Y aunque sus palabras podrían encontrarse dentro del libro de la buena crianza del artista que gira por tal o cual país, su entrada triunfal a la Quinta Vergara justifica, en parte, lo dicho horas atrás: con su banda de siete músicos ya sobre el escenario, un clip muestra su primera visita a Chile, donde se presentó en un pequeño local, compartió con todos los fans que pudo e, incluso, fue a la cárcel a contar su historia.

Un par de temporadas después, entra en escena como uno de los más grandes y exitosos íconos del reggaetón de la nueva generación, esa que junto a Balvin, Bad Bunny, Anuel AA y Maluma, se comió el mundo mirando con el dembow del futuro mirando de reojo a sus hermanos mayores Tego Calderón, Wisin y Yandel, Don Omar y Daddy Yankee. También como el más solicitado de la discoteca. De blanco brillante, sonriente y con todo el carisma que olvidó Adam Levine la noche anterior en algún rincón del avión que lo trajo a la Ciudad Jardín.

Lo secundan dos DJs, dos tecladistas y la base bajo-guitarra-batería, que balancean sonido semi orgánico con atmósferas espaciales, maquinadas desde la electrónica. Y cuando la nave despega, ajusta de inmediato el piloto automático. Pasan "Única", "La modelo", "Síguelo bailando", "Escápate conmigo" y "Vaina loca", inamovibles dentro del cancionero nocturno actual y distinguidas unas de otros por sus guiños al reggae, al dancehall o al trap más duro. Unas pinceladas de ese catálogo que es capaz de aguantar la amanecida y la resaca -de entre 60 y 65 hits, como dijo Ozuna en conferencia de prensa-.

El "Negrito de ojos claros" reencuentra a al Festival con la fiesta, perdida entre la abulia de Maroon 5 o el aura melancólico de Pablo Alborán o la discografía descorazonada de Ana Gabriel. Y en esos términos, también entrega su mensaje de esperanza: "A todos los presidentes, necesitamos escuchar al pueblo, necesitamos escuchar a los jóvenes. Todo se puede con la paz y el amor, Chile. Yo estoy con ustedes".

Baja la primera Gaviota y los éxitos siguen. Se suceden "Adicto", "Baila, baila, baila" y "China", con fuego en la Quinta Vergara y el público con las manos arriba. El trofeo dorado no tarda en caer, porque esta noche es de perreo.

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