En 2008 Gilad Wolf, un granjero de Israel, se rompió la cadera durante un accidente doméstico. Una vez rehabilitado, se dio cuenta que las muletas eran un enorme obstáculo a la hora de trabajar en la cosecha, por lo que decidió subirse a una silla de ruedas; ¿el primer obstáculo? Las silla de ruedas no están hechas para todo tipo de terrenos, no al menos hasta que Wolf decidió “reinventar la rueda”.
Empezó con implementos agrícolas sacados desde su propia granja, pero con el tiempo logró desarrollar un prototipo de rueda que no transfiere la energía extra que implica toparse con un hoyo u otro tipo de obstáculo. Bosquejos en mano, fue a Rad-BioMed Technology Accelerator, en Tel Aviv, donde recibió la ayuda para transformar su prototipo de rueda –llamado SoftWheel-, en una realidad, aunque aún espera la patente para lograr comercializarla.
En las sillas de ruedas tradicionales, hasta un 30% de la energía emitida por el usuario se pierde, debido a la ausencia de suspensión: finalmente, entre un 70-80% de la energía llega a los ejes, lo que produce un sobre agotamiento del individuo. La idea se SoftWheel es basarse en el principio de la tecnología selectiva y simétrica, por lo que Wolf utiliza tres cilindros de compresión que absorbe los golpes antes de ser transferidos a quien está sobre la silla. ¿Qué significa esto? Que un usuario de silla de ruedas que utiliza SoftWheel puede, prácticamente, bajar y subir escaleras y tomar curvas con la misma facilidad que al utilizar una rampa.
El invento ya ha atraído el interés de diferentes inversionistas, debido a que además puede llegar a ser realmente útil para ciclistas urbanos.
Revisa cómo funciona este invento en el siguiente video:
