Crónica: Así es La Fuente, la película sobre la zona cero que retrata de manera cruda el estallido

El estreno. La estrella de la jornada no fue Luis Gnecco ni Evelyn Matthei sino Carlo Siri, el dueño de Antigua Fuente cuya historia de resistencia durante el estallido social inspira la cinta “La Fuente”, dirigida por Daniel Vivanco. Aunque estaban invitados todos los candidatos, a las 19.26 llegó Matthei, quien le dio un gran abrazo a Siri.

• El Teatro Oriente estaba casi lleno el jueves a las 19.30 para el estreno del filme que hace una fuerte crítica a las violentas manifestaciones que comenzaron el 18 de octubre de 2019. Matthias Klotz, Javiera Parada, Jaime Bellolio y Luciano Cruz Coke son algunos de los presentes.

Lecciones. Este último señala: “Tengo una gran amistad con Lucho. Lo llevé a la campaña de Piñera en 2009. Era una persona de la concertación y ese año votó por Piñera”.

• Sobre el estallido, comenta: “Se van a cumplir 6 años. Carlo es una persona que se resistió a la violencia. Yo también viví esa experiencia porque tenía el teatro Lastarria 90. Se quemaron hoteles, todos los viernes era un desastre. Siri era una persona de izquierda, pero se opuso al estallido porque terminó siendo un asunto de vándalos.
• El senador de Evópoli advierte: “Nunca más la violencia como método de acción política. Esa es la lección para todos los sectores. Esta película es un recordatorio. Nosotros hemos hecho un mea culpa con la dictadura. Espero que el gobierno haya aprendido. Y que no romantice la violencia, porque causó estragos”.
• Arriba del escenario aparece Luis Gnecco, quien se ha radicado principalmente en Madrid. “La pregunta que muchos se hacen es: ¿estamos dispuestos a que la cosa se descuajeringue como estuvo a punto de descuajeringarse? Esperemos que no”. Agrega: “No es una película que pretenda dar cuenta de lo que pasó, porque cada uno tendrá su propia visión, pero es una película valiente. La haría cien veces de nuevo porque me representa totalmente”.
• La película tendrá su estreno comercial el 4 de diciembre, pero antes habrá exhibiciones especiales.

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La película. Daniel Vivanco se propuso una tarea difícil. Captar un momento histórico del país y a la vez construir personajes que sostengan el filme. Es una ecuación compleja, que también intentó Andrés Wood con Machuca (2004), donde se retrataban los tiempos de la Unidad Popular y la amistad de dos niños (con una notable Aline Kuppenheim como la mamá de uno de ellos).

• En este caso, La Fuente se sitúa en pleno estallido. Hay excelentes tomas de las protestas que Vivanco filmó in situ. Estas escenas le dan un logrado tono de registro a la película. El espectador recuerda esos tiempos de manera vívida porque parece que estuviesen pasando frente a sus ojos. Vivanco arma el montaje de tal modo que esas secuencias se elevan como una pesadilla que se repite una y otra vez.
• Aunque parezca extraño, la médula de La Fuente transcurre puertas adentro, no en las barricadas ni en las protestas que se salen de control.
• Luis Gnecco interpreta a Luca Barella, dueño de la famosa sanguchería La Fuente. Luca, de quien observamos varios planos en que parece estar dentro de un mal viaje onírico, decide resistir a las protestas cada vez más violentas.
• Todos -su hermana, sus empleadas- le aconsejan vender el restaurante y abrir un local en otro barrio. Sería un buen negocio y podría pagar las indemnizaciones a los empleados que se van.

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Sin máscaras. El director toma la decisión de no filmar a los que protestan, a los delincuentes, salvo los registros reales grabados en 2019 y 2020, con la excepción del personaje de Roberto Farías, líder de la primera línea, un tipo nefasto, oportunista, vil y miserable, que se transforma en antagonista de Luca.

• La familia de Luca va ganando presencia: la esposa que le es infiel, la hija vegana que compone un tema en violín contra los que matan animales (y su padre vive de sánguches carnívoros). Curiosamente, aunque la película se llama La Fuente el restaurante no es protagonista.
• La importancia de este filme radica en que se instala como un contra relato a la romantización del período. El estallido aparece sin máscaras. Tal como cuando el personaje de Farías se saca el pasamontañas y se muestra en toda su ruindad.