¿Qué tienen en común Guillermo, un plomero de escuelas en Milwaukee (Wisconsin), Paulina, estudiante y residente de una zona pudiente de Miami, y Rogelio, trabajador petrolero en un frío pueblo de Dakota del Norte?
Virtualmente nada, con la excepción de que los tres son jóvenes estadounidenses cuyos padres emigraron de Latinoamérica a Estados Unidos.
Sin embargo, y pese a sus grandes diferencias, los tres se incluyen (no necesariamente de forma voluntaria) dentro del llamado "voto latino", un concepto que agrupa a unos 32 millones de personas.
A medida que se conocían resultados de las elecciones generales de Estados Unidos la noche del martes, hubo quienes se sorprendieron ante el aumento en el apoyo que consiguió el presidente Trump con el electorado hispano en comparación con 2016.
Un presidente que ha hecho de una dura política migratoria uno de los pilares de su gobierno.
El republicano superó con creces la expectativa que había de su rendimiento en Florida y, en cambio, los hispanos que le apoyaron en Miami, un bastión demócrata, son señalados como fundamentales para sedimentar su victoria en un estado que no podía darse el lujo de perder.
Pero eso no fue todo. En Arizona, un estado tradicionalmente republicano, se atribuye a los hispanos una transformación política que está convirtiendo al estado en un campo de batalla. Hasta el momento de publicación Biden lleva ventaja en el conteo.
Y en Texas, que en esta ocasión rompió récords de participación electoral con cientos de miles de nuevos votantes latinos, Trump perdió 3 puntos de la ventaja que había conseguido en 2016.
La narrativa del "voto latino" ha acompañado a los ciclos electorales durante décadas, pero los expertos apuntan que el término engloba unos mitos que en esta elección quedaron claramente desmontados.
Mito 1: es un bloque uniforme y asegurado para los demócratas
"Es risible que, en 2020, a este país todavía hay que recordarle, al estilo de Plaza Sésamo, que los latinos no son un monolito y que el voto latino es un espejismo", escribió en Twitter el martes la periodista salvadoreño-estadounidense del LA Times, Esperanza Bermúdez.
Su reacción fue ampliamente difundida y sirvió de marco para que otros periodistas latinos criticaran el acercamiento de las campañas políticas a los votantes hispanos.
"Hablar del 'voto latino' como uno único implica que es un grupo de personas que comparten los mismos puntos de vista, y aunque hay coincidencias, no todos piensan igual", le dijo a BBC Mundo hace unas semanas Mark López, director de Migración Global e Investigación Demográfica del Centro Pew de Investigación, con sede en Washington.
Entre el total de latinos con derecho a votar en el país, el 59% son mexicanos o mexicano-estadounidenses, el 14% son puertorriqueños, el 5% de origen cubano y el 22% de otros orígenes hispanos, de acuerdo con cifras de Pew de 2016.
Como en los casos de Paulina, Guillermo y Rogelio, las experiencias de los latinos en Estados Unidos son amplísimas y muy diversas en dependencia de factores como el nivel educativo, el estatus socioeconómico y la ubicación geográfica.
Pese a lazos fuertes y comunes como el uso del idioma español, las definiciones identitarias también varían de acuerdo a otros elementos como la religión y la crianza familiar.
Dado que todos esos factores forman opiniones y posturas políticas, es normal que haya latinos que apoyen a candidatos de ambos partidos.
Trump consiguió el 32% del apoyo de este grupo a nivel nacional, de acuerdo a encuestas a boca de urna difundidas el martes. Cuatro puntos porcentuales más que en 2016.
Y merece la pena recordar que, en 2004, el republicano George W. Bush consiguió un 40% de respaldo récord entre los latinos.
"Los latinos republicanos siempre han existido, y la campaña de Trump ha dedicado recursos significativos para ganar más seguidores en la comunidad hispana durante este ciclo electoral", escribió en un artículo reciente en The Atlantic el periodista Christian Paz.
La aproximación del Partido Republicano hacia el rol menos protagónico del Estado en los asuntos de la sociedad y la creencia en valores conservadores y religiosos son algunos elementos que atraen a votantes latinos, apuntan los expertos.
Un ejemplo muy ilustrativo lo da Gabriel Montalvo, un joven estadounidense con familia ecuatoriana que, pese a haber crecido en la liberal ciudad de Nueva York, específicamente en el vecindario de El Bronx, es fiel seguidor de Trump.
"Crecí en el gueto y vi la cultura de ignorancia, de gente que odia al gobierno pero todavía recibe cheques de él. Esa expansión del Estado asistencialista afectó negativamente a muchos hispanos", le dijo a BBC Mundo hace unos meses.
Como cabeza del partido, Trump además señaló a los demócratas como parte de una "izquierda radical" con una agenda socialista, un discurso que ha calado en comunidades con historias de exilio de países con gobiernos socialistas o comunistas.
No sin razón, el presidente obtuvo el 55% del apoyo de los cubanos en Florida, en comparación por ejemplo con el 25% de los puertorriqueños, de acuerdo a un sondeo de la firma Latino Decisions.
Los expertos insisten, sin embargo, en desmarcarse de la creencia de que solo los cubanos apoyan al Partido Republicano entre los votantes latinos.
Su presencia es más notoria en parte porque, por lo general, las firmas que hacen este tipo de sondeos se concentran en votantes de nacionalidad cubana, mexicana y puertorriqueña, y agrupan en sectores más generales a votantes cuyo origen es de Sudamérica, por ejemplo.
Aunque tradicionalmente los demócratas atraen a más votantes latinos que los republicanos, no quiere decir que haya garantías para los primeros.
Pese a una pandemia que ha afectado desproporcionadamente a latinos y negros y una recesión económica que ha dejado a muchos latinos sin empleo, Joe Biden obtuvo un punto menos de apoyo (65%) en este grupo que su antecesora demócrata, Hillary Clinton.
"Algunos políticos asumen que los latinos son demócratas, como si el votante naciera con un ADN fijo", le dijo a este medio Clarissa Martínez de Castro, vicepresidenta adjunta de la organización no partidista UnidosUS.
Mito 2: solo le importan temas de inmigración
Los latinos constituyen el 18% de la población total de Estados Unidos y nueve de cada diez latinos por debajo de los 18 años nacen en Estados Unidos.
Esas estadísticas sirven para ilustrar que, como a todos los estadounidenses, hay una gran variedad de asuntos que les preocupan e importan.
La inmigración, al menos de acuerdo con una encuesta realizada por Pew, no es uno de los principales entre los votantes hispanos.
La economía encabeza la lista de prioridades, seguido de la atención a la salud y la pandemia del coronavirus.
Aunque las políticas de inmigración afectan mayoritariamente a los latinos, no todos tienen una experiencia similar con el tema. Hay estadounidenses de origen mexicano que llevan generaciones en el país, por ejemplo.
"El reto para los demócratas está en no etiquetar automáticamente a los votantes latinos como mexicanos o inmigrantes", le dijo hace unas semanas a este medio la politóloga Melissa Michelson.
Mito 3: solo importan en estados como California y Florida
Los hispanos han estado impulsando una transformación demográfica en las últimas tres décadas en estados donde no era común su presencia.
El sur de Estados Unidos, por ejemplo, es la región con el crecimiento más acelerado de la población hispana, proveniente principalmente de México y Centroamérica.
En alguna medida, el aumento de votantes hispanos de inclinación demócrata en estados como Georgia retan el estatus de bastión republicano que el territorio ha mantenido desde 1996.
Lo reñido de los resultados de esta elección en ese estado muestran que ya no es un terreno seguro de los republicanos.
Es pronto para saberlo, pero también se habla de que los hispanos podrían contribuir a la victoria demócrata en estados sumamente disputados como Pensilvania.
Un caso más claro es el del condado de Maricopa, en Arizona (suroeste de EE.UU.), que hace una década representaba la dominancia conservadora del estado fronterizo con México, y que en esta elección le complicó el camino a Trump con una carrera muy ajustada, que hasta este jueves no se definía.
La implementación de duras medidas que facilitaban la detención de inmigrantes indocumentados impulsó un movimientode activismo hispano que señalan como responsable de promover la participación política y electoral que favorece a los demócratas.
Miami, un caso aparte
(Por Luis Fajardo, desde Miami)
Uno de los hechos políticos notables de esta elección fue el apoyo masivo que los latinos de Miami le dieron a Donald Trump. Algunos estudios preliminares sugieren que los cubano estadounidenses, quienes representan cerca del 30% de la población del condado de Miami, prefirieron al candidato republicano en vez de al demócrata en una proporción de dos a uno. Lo que representa un cambio gigantesco de la tendencia reciente, en la que los demócratas habían logrado seducir a parte importante de este bloque electoral.
Por ejemplo, en los comicios de 2012, cerca del 50% de los cubanos habían votado por el entonces candidato demócrata Barack Obama.
En 2020, el impacto del voto cubano, y en menor escala el de venezolanos, colombianos, nicaragüenses y otros latinos en Miami, fue demoledor.
La ciudad, que era el gran bastión demócrata en el estado de Florida, apenas le dio una ajustada ventaja a Joe Biden, que no pudo compensar con ello el enorme predominio republicano en el norte rural del estado.
Los latinos de Miami fueron los grandes artífices de la victoria de Trump en Florida, que era indispensable para mantener vivas las esperanzas de reelección del presidente.
También quedó claro que el voto latino de Miami es distinto al del resto de la población hispana.
A diferencia de la mayoría mexicana en la comunidad latina del oeste del país, aquí predominan cubanos y sudamericanos, muchos de los cuales huyeron de gobiernos socialistas. Eso ayuda a explicar por qué tienden a ser mas conservadores y por qué fueron también los mas entusiastas en aceptar el mensaje de Trump calificando a los demócratas de izquierdistas radicales y hasta de "castro-chavistas".
Miami es un caso especial, en gran parte, porque los cubanos tienen una influencia política aquí como en ningún otro sitio del país, aunque solo constituyen el 5% del electorado latino a nivel nacional.