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En el primer aniversario de los atentados de París resuenan los llamados a la tolerancia

En el primer aniversario de los atentados de París resuenan los llamados a la tolerancia
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Aunque las heridas aún son muy recientes, Francia intenta no alimentarse del odio y resentimiento por los atentados, conmemorando a sus seres queridos.

AFP

Pese a la "tristeza" y a la dificultad de "pasar página", los parisinos expresaron este domingo la voluntad de seguir viviendo, con llamados a la tolerancia, en el primer aniversario de los atentados del 13 de noviembre de 2015.

Un año después del estruendo de las bombas y los tiros de los fusiles kalashnikov, un silencio casi religioso se impuso en los lugares donde una decena de yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) segaron la vida de 130 personas y dejaron heridas a casi 400

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Delante del estadio nacional de Saint Denis, en las afueras de París, y en la proximidad de los bares y restaurantes de la capital francesa, los rostros mostraban seriedad y en las mejillas de algunos asistentes quedaban una mezcla de lágrimas y gotas de la lluvia, que acompañó a este primer aniversario del atentado. 

"Volver a ver a los heridos, a veces con muletas o en silla de rueda, me lo recordó", contó Thierry, un sobreviviente del Bataclan

"Mi nombre podría haber estado sobre esta placa", dijo suspirando apuntando hacia el memorial, dedicado a las "90 vidas segadas" en el lugar. 

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Un año después del atentado, en la noche del sábado, la sala de conciertos Bataclan abrió después de un año de reformas, con un concierto del cantante británico Sting

Thierry calificó la ceremonia como "sobria, digna y emotiva". 

"Nunca pensé que escuchar los nombres de las víctimas me afectaría tanto", confesó. 

Los líderes políticos evitaron tomar la palabra para no ser acusados de aprovechar las circunstancias. 

Ahora, Thierry espera poder "pasar la página". 

Olivier, un consultor de 28 años, que resultó herido en el bar Le Carrillon, está satisfecho con los homenajes, pero desea que Francia vaya un poco más lejos hacia una instancia de reflexión. 

"Es importante comprender cómo pudimos llegar acá, por qué hay una fractura entre estas dos juventudes", señaló a la AFP.

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Muchos de los autores de los atentados eran jóvenes franceses radicalizados por islamistas, que decidieron atacar a la juventud que se divertía un viernes en la noche en el concierto del Bataclan y en las terrazas de los restaurantes y de los cafés de una zona de fiesta cosmopolita del noreste de París. 

El domingo los residentes del barrio mostraron la firme voluntad de no ceder al miedo y a la intolerancia creciente a la que se enfrenta la sociedad francesa. 

"Sin importar el color de la piel o la religión, todos nos encontramos hoy en la tristeza", opinó Brigitte, de 69 años, que quiso conmemorar el atentado en el bar La Belle Equipe, donde murió una persona que ella conocía. 

Ninguna "amalgama idiota"

Muchos de los viandantes dejan rosas a su paso, velas o pequeños mensajes poéticos. 

"Intentaron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas", rezaba uno de ellos. 

Los atentados "marcaron la vida del barrio", señaló Bruno, de 36 años, que celebró no haber escuchado ninguna "amalgama idiota sobre los musulmanes y los terroristas en ninguno de los bares" que él frecuenta. 

Sin embargo, estos atentados si generaron suspicacia y crispación hacia la comunidad musulmana en Francia, que quedaron en evidencia en los virulentos debates durante el verano boreal por el tema del "burkini" (una contracción de las palabras burka y bikini). 

Muchos municipios intentaron impedir que esta prenda de baño islámica fuera utilizada en las playas, aunque finalmente la justicia invalidó las decisiones de los alcaldes. 

"¿Cómo podemos seguir viviendo después de haber sido golpeados por el terrorismo, cómo hacemos para no alimentarnos del resentimiento, ni del odio", se interrogó Michael Dias, hijo de Manuel, la primera víctima de los atentados, que perdió la vida en las inmediaciones del estado nacional de Saint Denis, cuando uno de los kamikazes que intentaban penetrar en el recinto activó su cinturón. 

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El único orador de la jornada, dijo que ha encontrado sentido en la "historia de la vida" de su padre, que llegó a Francia desde Portugal a los 18 años huyendo de la dictadura. 

"No he dejado de escuchar a mi padre, nos dice que no debemos vivir con miedo. Frente a este miedo de vivir, de salir, debemos seguir avanzando libres (...) sin ceder nunca frente a quienes nos quieren aterrorizar", reflexionó. 

Con respecto al tema del terrorismo, "no es por una orden, sino mediante la cultura y el conocimiento que vamos a poder evitar que los niños de mañana se nieguen a humillarse como carne de cañón", dijo este hombre de 31 años, que llamó a "combatir la estigmatización y la división". 

Delante del presidente francés, François Hollande, que se mantuvo activamente discreto, Dias cerró diciendo: "¡Viva la tolerancia, viva la inteligencia y viva Francia!".

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