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"Chile tiene una de las cifras más bajas": ¿Se puede comparar letalidad por COVID-19 entre países?

"Chile tiene una de las cifras más bajas": ¿Se puede comparar letalidad por COVID-19 entre países?
Pablo Cádiz
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El viernes el ministro de Salud, Jaime Mañalich, destacó el índice de letalidad de nuestro país en medio de la pandemia. Una afirmación que abrió un debate entre especialistas sobre si existen mecanismos certeros para hacer este tipo de paralelos.

Como un "reflejo del esfuerzo que ha desplegado nuestra nación". Así calificó el ministro de Salud, Jaime Mañalich, las cifras de letalidad producto del coronavirus.

A la fecha se registran 25.972 contagios y un total de 294 fallecidos desde la llegada del virus a Chile el pasado 3 de marzo. 

Mañalich dedicó parte de su vocería diaria del pasado viernes para destacar que "dentro de los países de la OCDE, Chile tiene una de las cifras de letalidad más bajas de esta organización, solo levemente superior a la de Islandia, que es el país que tiene la menor letalidad".

Acto seguido, explicó que la tasa de letalidad da cuenta que de cada 100 personas que se infectan de coronavirus, "cuál es el riesgo de que fallezcan. Y en el caso nuestro, en este informe de la OCDE, era de 1,3%. O sea, de cada 100 personas 1,3 ha fallecido". 

"Como se ve, gracias a los esfuerzos que hemos hecho todos como país, tuvimos una letalidad que llegó a ser de 1,4% y ahora está regresando y está en 1,1%, que refleja el esfuerzo que se ha desplegado en nuestra nación", dijo. 

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La mirada optimista de Mañalich, sin embargo, es vista con preocupación entre los expertos consultados por T13.cl para analizar las cifras.

Cristóbal Cuadrado, académico de la Universidad de Chile y secretario técnico del departamento de políticas de salud del Colegio Médico, advierte que "lo que hace el ministro de comparar tasas de letalidad que no están ajustadas por distintos factores no es correcto en términos metodológicos, y por eso ningún epidemiólogo hace esas comparaciones tan superficiales porque llevan efectivamente a una confusión". "Está presentando datos de una manera mañosa", subraya el magíster en Salud Pública.  

"Me parece especialmente preocupante que sea el ministro en cadena nacional el que haga este tipo de comparaciones porque el ministro tiene entrenamiento en epidemiología, o sea, no es que el no sepa que esto es incorrecto desde el punto de vista técnico", añade.

"Entonces hay una decisión de que pese a que se sabe que esa comparación y las conclusiones a las que se llega -que Chile lo está haciendo mucho mejor que otros países- la verdad es que eso no es algo que se pueda concluir con esos datos", advierte. 

Una advertencia a la que se suma Jaime Sapag, director del Magíster en Salud Pública de la Universidad Católica: "Hay que ser cuidadosos a la hora de comparar datos entre países, por varias razones: los sistemas de registro no siempre utilizan los mismos estándares en las definiciones. O si lo hacen, no tienen la misma calidad o el mismo nivel de actualización". 

"Los números también pueden verse influídos por la cobertura de exámenes, lo que va a influir en el numero de personas contagiadas detectadas. Por otra parte es importante considerar quiénes se han contagiado hasta ahora. En Chile, en una primera etapa han sido personas más bien jóvenes o menores de 60 años, lo que puede cambiar. Igualmente la difusión del virus puede ir variando", indica. 

 

¿Cómo podríamos comparar las cifras con otros países?

Cuadrado plantea que hay dos formas de abordar el tema. Una rápida, que implicaría corregir considerando aspectos como la estructura de la población del país (por ejemplo, un país con una población más envejecida se espera que tenga mayor letalidad) y qué tan distribuido están los factores de riesgo (tasas de obesidad, enfermedades crónicas).

A esto, dice, se debe sumar una tercera corrección: considerar la estrategia de testeo de cada país, que incidirá en el número de casos. Esto, porque si comparamos un país con alto número de testeos -como es el caso de Chile- con uno de bajo testeo -como Argentina- "esto infla artificialmente la letalidad de Argentina y disminuye artificialmente nuestra letalidad, cuando uno compara solamente con los casos".

"Si uno mira la tabla de la OCDE con menor letalidad uno identifica de inmediato que los países que están más abajo son en su mayoría países que están haciendo testeos más masivos", explica. 

Otro componente que impacta, explica, es el momento de la epidemia, donde en general "las letalidades tienden a ser más bajas en países que todavía no alcanzan el peak", como es el caso de Chile. 

En este sentido, Cuadrado recomienda optar por "indicadores mas prudentes", entre ellos compararnos "con nosotros mismos en el tiempo", o revisar la variación de la letalidad entre regiones y siempre utilizando letalidades ajustadas.

Jaime Sapag, en tanto, hace ver que "viene el invierno, se juntan otros virus circulantes, la contaminación ambiental", lo que podría influir en las cifras. 

Por otro lado, dice, "la pandemia se inició en Chile con más fuerza en el nivel socioeconómico alto. Ahora se extendido". 

"El comportamiento del virus es dinámico y la letalidad debe evaluarse cuidadaosamente en el tiempo. lo que si es esencial es tomar todas las medidas para que esa cifra sea lo más baja posible. También se debe considerar la capacidad de respuesta del sistema de salud, las UCI, su capacidad de acceso, la presencia de ventiladores, la competencia del personal y la congestión del sistema en su conjunto", advierte.