La lucha de una bailarina chilena en Europa: "No puedo decir todas las veces que me han dicho que no"
Bárbara Hernández Krumm - Instagram personal
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Fuera de norma, Bárbara Hernández Krumm ingresó al mundo de la danza ya siendo una quinceañera. “Eso es muy grande para ser una bailarina. Normalmente la gente que son bailarines empiezan a bailar a los cuatro o cinco años” afirma, pero agrega que eso no la detuvo para comenzar a cumplir sus sueños. Fue así como entró a estudiar la carrera de Intérprete en Danza en la Escuela Moderna de Música y Danza, disciplina que le permitió participar en grandes eventos, como el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, programas estelares como Vértigo y de competencia como Rojo, El Color del Talento, pero ella quería más.
Bárbara critica el camino que deben recorrer los artistas en esta parte del mundo, donde asegura que “yo me sacrificaba un montón y aún así no me daba. No tenía tiempos libres, no tenía vida, apenas veía a mis amigos y yo quería poder vivir de la danza” y agrega que “tenemos el mismo derecho que todas las personas a poder vivir una vida vivida, no sobrevivir, que es lo que muchas veces tenemos que hacer los artistas”, lamenta Bárbara, aludiendo al duro presente de bailarines y artistas en general.
De ahí al mundo. El “fuego interno” del que asegura ser portadora la llevó a buscar su lugar lejos de su tierra. En 2021 decidió perseguir sus sueños, aunque darle la vuelta al mundo y dejar atrás su círculo fuera el costo. Lamenta que “en mi caso me quedé sin opciones en mi país, porque ser artista en Chile es demasiado difícil”.
El hecho de vivir en el viejo continente no aseguró su éxito. Recuerda que “en Europa no puedo decir todas las veces que me han dicho que no. Porque yo no soy ‘la bailarina europea’, super alta, super larga y un montón de cualidades que yo no tengo. Pero yo siempre he creído en mí y la mayoría de las veces termino trabajando porque yo no me quité nunca. Fui a todos los ensayos, fui a todas las pruebas, porque yo fui, fui y fui”. Ese trabajo incesante y su amor por su arte la obligaron a no rendirse. Un amor que aflora porque encontró en la danza un lugar “en donde yo puedo poner toda mi emoción y desarrollarla para poder entender lo que me está pasando. Por eso elegí bailar, porque es un lugar en donde yo sano”.
“Hijos de las Dictaduras”: Ecos del autoritarismo en Latinoamérica
Hoy se encuentra montando ‘Hijos de las Dictaduras’, una obra cargada de emoción, asegura, que busca plasmar el dolor y las secuelas de los regímenes autoritarios en Latinoamérica, víctimas que encuentran en la migración un camino para alcanzar sus sueños, dejando atrás historias de vida y lazos familiares. Las primeras funciones que presentó fueron en “Italia, en varios festivales y en Bruselas (Bélgica), pero esta vez es diferente porque esta vez cuento con el apoyo de la embajada de Chile, con el financiamiento de la embajada de Chile en República Checa y con el apoyo de la ONG de Derechos Humanos”.
La obra pretende abordar las heridas abiertas de la migración forzada, la lucha por la justicia y una búsqueda de identidad. “Se van de Latinoamérica, no es porque no les gusten sus playas cristalinas, o sus bosques maravillosos, sino que es porque se quedaron sin opciones en su país”, asegura.
Recuerda que cada vez que presentó su montaje, extranjeros que empatizaron con su interpretación se lo han hecho saber. “Cada vez que me dicen ‘gracias’, lloro. Que esa gente me diga gracias es muy hermoso porque ellos también están lejos de su país. Hay gente que vive lejos de su tierra que extraña su tierra y el hecho de que les recuerden que que estamos aquí, que habemos latinos en todas partes del mundo y que vamos a seguir luchando”.

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Una artista sin límites
Con una disciplina inquebrantable y una visión clara, Bárbara Hernández se proyecta como una artista que anhela trascender la danza contemporánea y colaborar con grandes artistas en escenarios de renombre. Sobre metas, no sabe de techos, asegura que “ahora mi sueño es trabajar con Bad Bunny, Karol G, en los Billboard, Grammy”.
Asegura que su motivación nace de la profunda necesidad de alcanzar a más personas con su arte, inspirarlas y demostrar que nunca es tarde para perseguir los sueños, especialmente en la danza. “Ser bailarina es una carrera muy hermosa, es muy linda y que me gustaría que cada día hubiese más personas que se atrevan a ser artistas porque creo que al mundo les faltan más artistas”, dice Hernández. Para ella la danza es un canal en el que “podemos transmitir emociones y creo que a todos los humanos nos falta sentir más”.
