La particular muestra de cariño que no le gusta a la mayoría de los perros, según estudio

Un reciente estudio publicado en la revista científica Applied Animal Behaviour Science ha revelado un hallazgo que podría cambiar la manera en que muchos tutores demuestran afecto a sus mascotas: la mayoría de los perros no disfrutan ser abrazados. Aunque este gesto es sinónimo de cariño entre los humanos, puede generar incomodidad, ansiedad e incluso estrés severo en nuestros amigos de cuatro patas.

Los abrazos no son bien recibidos por los perros, según la ciencia

Para llegar a esta conclusión, un grupo de investigadores analizó cientos de fotografías y videos de perros siendo abrazados por sus dueños. Los resultados fueron contundentes:más del 80% de los animales mostraban signos evidentes de incomodidad. Entre las señales más comunes observadas estaban:

• Orejas hacia atrás
• Mirada evasiva
• Parpadeo excesivo
• Jadeo constante
• Lamido repetitivo de labios
• Intentos de morder para escapar (en casos más extremos)

Estas manifestaciones son indicativos claros de que el abrazo, lejos de ser una caricia reconfortante, representa para muchos perros una experiencia negativa.

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El comportamiento canino tiene raíces evolutivas profundas. Los perros, como descendientes de los lobos, han desarrollado un instinto de huida frente a situaciones de amenaza o peligro. Cuando un perro es abrazado, se ve físicamente limitado, sin posibilidad de moverse con libertad. Esta sensación de encierro puede ser interpretada como una amenaza directa, activando su mecanismo defensivo y provocando una respuesta de estrés.

¿Cómo demostrarles afecto de forma respetuosa?

Ante esta revelación, los expertos en etología animal hacen un llamado a los tutores caninos a reconsiderar cómo expresan cariño hacia sus mascotas. En lugar de abrazos, los especialistas recomiendan:

• Caricias suaves en el pecho o lomo
• Rascarlos detrás de las orejas
• Juegos interactivos
• Paseos frecuentes
• Tiempo de calidad en calma y compañía

Estas alternativas permiten establecer un vínculo afectivo positivo sin invadir el espacio físico del animal, promoviendo una relación sana y basada en el respeto hacia su naturaleza.