El líder del partido de izquierda radical Syriza, Alexis Tsipras, ganó las elecciones generales del domingo. Deberá gobernar en coalición, pero prometió acabar "con cinco años de humillación y dolor" en Grecia, golpeada por la crisis económica y las medidas de austeridad. "Hoy los griegos escribieron historia", dijo.

Y hoy el partido de centroderecha Griegos Independientes confirmó que respaldará a Syriza, siendo su compañero de coalición.

Fútbol, escuelas y alcaldías

La historia de Tsipras se empezó a hacer visible cuando en 2006 fue candidato a la alcaldía de Atenas, quedando tercero con un 10% de la votación total. Pero todo comenzó mucho antes. Tsipras, licenciado en ingeniería de 40 años, nació en Atenas tres días después de la caída de la junta militar griega, en 1974.

Sus primeros años fueron dominados más por el fútbol que por la política, aunque su primera oportunidad de probar sus habilidades en este campo se le presentó relativamente temprano. Cuando un nuevo gobierno de centroderecha amenazó con implementar una reforma educativa impopular en 1991, los estudiantes respondieron tomando las escuelas.

El joven Tsipras, por entonces de 17 años, lideró la ocupación de su colegio secundario. El y sus compañeros vivieron, comieron y durmieron en sus salones de clases por varios meses. Matthew Tsimitakis, quien estudiaba en otra escuela ateniense, recuerda un encuentro con el joven Alexis en los momentos más álgidos de la acción estudiantil.

"Me pareció muy inteligente, calmado, apasionado, pero también consciente (...) Estaba bien informado acerca de lo que estaba pasando en el sistema educativo. Estaba preparado para negociar con el ministro, y creo que era el único que podía manejar a la prensa", dice.

Admirador del "Che" Guevara

Eran días agitados para Tsipras, quien probó muy pronto el sabor del éxito político, ya que la ocupación estudiantil ganó concesiones del gobierno. También conoció entonces a su pareja, la también activista estudiantil Peristera Baziana, con quien tiene dos hijos.

Uno de sus hijos se llama Ernesto, en honor a uno de los personajes que más admira: Ernesto "Che" Guevara. Al terminar la secundaria, tomó un curso en la Universidad Nacional Técnica de Atenas para estudiar ingeniería civil, pero la política siguió llamándolo.

Este hijo de otro ingeniero de clase media, educado en la escuela pública, se incorporó prontamente a las filas del Partido Comunista de Grecia (KKE), y luego, en 1999 fue elegido director de las juventudes de Synaspismos, una coalición los movimientos de izquierda y ecologistas, que en 2004 evolucionó en Syriza.

Syriza obtuvo en 2006 el tercer lugar en las elecciones para la alcaldía de la capital griega con Tsipras como candidato. "Recorrió vencindarios en Atenas y trató de hacer contacto directo con los votantes potenciales. Como en los viejos tiempos, cuando las personas conocían a los políticos por su nombre", dice Elpida Ziouva, una funcionaria que trabajaba en la Asamblea de la ciudad.

Por los últimos cinco años condenó repetidamente el apoyo del gobierno al plan de recuperación financiera propuesto por la llamada troika, que integran la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

El "Harry Potter" comunista

De estilo relajado, Tsipras cruza Atenas en moto, en vez de las limusinas que usan otros políticos griegos, y prefiere las camisas con el cuello desabotonado en vez de la corbata.

"Me voy a poner una corbata cuando logremos un buen corte de pelo", en alusión a la reducción de la deuda pública, bromeó el propio Tsipras con los periodistas justo antes de la votación.

"A pesar de que a veces queda atrapado en su propia retórica, que es muy bueno para desviar las críticas y, a menudo, utilizarlas a su favor", comenta Eleni Panagiotarea, investigadora de Eliamep, principal centro de estudios de Grecia, citada en el diario británico The Guardian, "su campaña electoral fue pulida y muy conocedora de los medios de comunicación".

Pero su estilo también le ha ganado detractores. Sus críticos –que no son pocos– aseguran que el rápido ascenso de Tspiras está basado en promesas populistas que, según ellos, será incapaz de concretar.

"Tsipras promete el paraíso en la Tierra sin ningún sacrificio, una vuelta a la prosperidad de alguna forma mágica, como si fuera Harry Potter", aseguró el primer ministro Evangelos Venizelos.

Producto de una crisis

Pero el éxito en las urnas de Tsipras tiene que ver con su carisma, su capacidad de oratoria pero también con el contexto económico y político de la Grecia actual. Grecia enfrenta una profunda crisis económica desde hace más de cinco años, que hoy se ve materializada en un desempleo del 25%.

Mientras el gobierno conservador de Antonis Samaras aceptaba la trokia e imponía contundentes medidas de austeridad, tras los disturbios de 2008 en Grecia, muchos jóvenes comenzaron a identificarse con el discurso simple y directo de Tsipras.

En ese grupo entraron también los trabajadores del sector público y los propietarios de pequeñas empresas, azotados por la crisis. La promesa de poner fin a las dolorosas medidas de austeridad y de aumentar el gasto público fueron claves en la victoria del domingo.

Más allá de lo económico, Tsipras enfrenta un desafío mayor: el social. "El desafío de Tsipras es volver la insurgencia un partido capaz de gobernar", aseguró Denis MacShane, exministro para Europa de Reino Unido, citado por The Guardian. Syriza hizo campaña bajo el lema "La esperanza está en camino". Ahora sus votantes querrán que la esperanza del mensaje de Tsipras se haga realidad.

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