"No tengo miedo de expresar que soy hispano y que hablo español", dice Omar Sepeda, un joven de 22 años que todas las mañanas y desde hace tres meses pone flores frescas en el monumento conmemorativo a las víctimas del tiroteo de El Paso, en Estados Unidos.

El ataque, perpetrado en agosto por un joven que se propuso disparar "contra mexicanos", dejó 22 víctimas fatales, la mayoría de origen latino.

Desde entonces, jóvenes como Sepeda han adoptado una actitud de resistencia frente a lo que consideran un tiempo amenazante contra su cultura e idioma.

"Nada me puede cambiar, voy a ser un hispano hasta el día en que muera", sostiene el joven nacido en Estados Unidos, que se ofreció como voluntario para mantener un monumento donde ondean las banderas de México y EE.UU. como símbolo bicultural de la ciudad.

La actitud de Sepeda se extiende por todo el país.

En ciudades como Los Ángeles y Nueva York, de población mayoritariamente hispana, muchos jóvenes que nacieron en EE.UU. y son nativos angloparlantes están retomando el español, así sean expresiones, como símbolo de identidad e incluso de protesta.

"Los jóvenes están tomando consciencia sobre el hecho de que hay personas siendo perseguidas por hablar español en público", ejemplifica Ed Morales, profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) y autor de "Latinx: la nueva fuerza en la política y la cultura de Estados Unidos".

"Esta administración ha creado un discurso de falta de tolerancia, sintiéndose libres de insultar y denigrar y eso es dañino para la sociedad en general", añade Morales.

Los latinos e hispanos a menudo ocupan el centro de ese discurso. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha dicho anteriormente que "hay que hablar inglés" en EE.UU. y que algunos inmigrantes provenientes de Latinoamérica son "criminales y violadores".

La retórica coincide además con un aumento en el número de incidentes de odio contra latinos en Estados Unidos.

"Échale ganas"

El panorama es sombrío para muchos, pero pese a ello, se ha convertido en una especie de combustible que moviliza a los jóvenes en diferentes ámbitos.

Como a Patty Delgado, una mexicano-estadounidense de 28 años que no habla español pero que atrae a jóvenes como ella con productos que llevan mensajes en nuestro idioma.

"Si no fuese por ese sentir antiinmigrante, anti gente de color, anti Centroamérica y México, una empresa como la mía probablemente no existiría", dice.

En las camisetas y libretas de su marca, "Hija de tu Madre", hay expresiones impresas como "jefa", "yo quiero dinero" o "échale ganas" y sus chaquetas de jean con la Virgen de Guadalupe y diferentes banderas de países de Latinoamérica se han convertido en éxitos de venta.

Delgado empezó su empresa durante la campaña presidencial de Trump hace tres años.

"Quería crear un sentido de poder y audacia de exaltar la latinidad pese a lo que el presidente diga", añade.

La joven forma parte de una oleada de diseñadores y artistas de padres inmigrantes que han ganado presencia en redes sociales y cuyos productos, casi siempre con mensajes en español, atraen a una audiencia joven.

"Hay una tendencia en aumento, especialmente entre los más jóvenes, de volver a esos símbolos e imágenes con los que crecimos y que nos recuerdan a nuestro hogar o a la patria de origen. Y creo que mucho tiene que ver con haber crecido como personas multiculturales, teniendo que escoger entre un mundo y el otro", describe.

"La única latina"

Doris Muñoz tenía solo 21 años cuando fundó en 2016 su compañía de manejo de músicos y artistas, Mija Management.

El catálogo de músicos que representa incluye a "artistas de primera generación (estadounidense) que cantan en español e inglés y no tienen miedo de representar su cultura en su música", describe Muñoz.

Su emprendimiento surgió a partir de la frustración de ser "la única latina" en las disqueras grandes en las que trabajó y luego de ver a un adolescente y músico llamado Cuco hace tres años mientras daba un concierto para un público aún más joven -los llamados Generación Z, nacidos a partir de 1998- en el patio de una casa.

"Ver a Cuco cantando en español y a un grupo de niños, la mayoría nacidos aquí, coreando felices fue algo no había visto antes, al menos no cuando yo tenía su edad. Y ahí pensé que esto es exactamente lo que debería estar pasando ahora, este grupo de chicos preparándose para los siguientes cuatro años de Trump en el poder", describió.

En poco tiempo, Cuco pasó de presentarse en casas de Los Ángeles a hacer parte del listado de artistas del popular festival Coachella en 2018 y a convertirse en un fenómeno adorado por los adolescentes latinos.

En la intersección

Como Muñoz y Delgado, los latinos e hispanos nacidos en EE.UU. han sido los responsables del crecimiento poblacional de ese grupo demográfico en el país.

Del total de la población latina en EE.UU. (casi 59 millones en 2017), el 67% nació allí mientras el 33% era extranjero, según datos de 2017 del Centro Pew de Investigaciones, con sede en Washington.

Además, los latinos componen la minoría más joven de EE.UU. "Con una edad promedio de 20 años en 2016, los hispanos nacidos en EE.UU. todavía no llegaban a la adultez", indica un reporte del Centro Pew.

Estos jóvenes representan una generación diferente a la de sus padres en aspectos clave: acceso a la educación universitaria en números récord, bilingüismo y mayor poder económico.

"Todo esto denota una generación emergente que está mejor preparada que sus padres para el futuro. Sin embargo, están conscientes de su identidad y de sus orígenes", señala Mark López, del Centro Pew.

Se asocia a esta población latina como opositora a las políticas del presidente Trump, pero el profesor Ed Morales advierte que no es del todo así.

"Hay jóvenes latinos a los que les atrae el discurso de Trump y lo manifiestan ampliamente en redes sociales", apunta.

La próxima elección presidencial en 2020 será el escenario que refleje si esta resistencia juvenil también habla a través de los votos.

Serán más de 11 millones de latinos nacidos en EE.UU. que ya tendrán edad para votar el año que viene.

Pese a que se expresan con más facilidad en inglés, Doris Muñoz y Patty Delgado reconocen que viven en ese estado de no sentirse enteramente estadounidenses ni mexicanas.

"Pero es lo que somos y vale la pena imprimirle un mensaje positivo", dice Muñoz.

"¿Qué significa ser latino en nuestro país?: hablar español, inglés, mezclarlo, es algo diferente", finaliza.

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