Los viernes por la noche no estudia, pero tampoco se va de fiesta: se junta con amigos como ella, "locos" que están preocupados por el devenir del mundo.

Tiene 16 años, se llama Sofía Bianchi, vive en Buenos Aires, Argentina, y es una de los miles de jóvenes que participarán en Viernes por el Futuro (Fridays for Future), una jornada de protestas en más de mil ciudades del mundo, incluidas varias de América Latina, en busca de que se proteja el medio ambiente y se combata el cambio climático.

Bianchi participa en una radio comunitaria, hace danza clásica y dirige un taller de Naciones Unidas con jóvenes dos años menores que ella.

"También me gusta meterme en UNBISnet (la librería de las Naciones Unidas) para buscar documentos y discursos digitalizados", dice.

"¿Eso es lo que haces en tus ratos libres?", le pregunto. Y se ríe: "¿Es triste?"

Sigue más la política mundial que la argentina; ningún político local le "representa", dice; solo lee medios de comunicación internacionales y cree más en las causas globales que afectan a todos que en la política partidista.

Como Greta Thunberg, una sueca de 16 años que se hizo famosa al liderar un movimiento juvenil en Europa en contra del calentamiento global, Bianchi forma parte de una generación que cree que los jóvenes deben impulsar un cambio estructural en el sistema productivo mundial para proteger el planeta que les queda.

"La empatía es nuestra bandera", le dice Bianchi a BBC Mundo en una cafetería porteña horas antes de la histórica protesta en el mundo y América Latina.


¿Cuándo empezó tu preocupación por el medio ambiente?

De chica me ponía remal cuando hablaba con mi mamá. Le preguntaba si se iba a acabar el agua. Me ponía muy mal que me dijera que sí, que puede ser, si no se hace nada.

Desde ahí me empecé a bañar con un cronómetro al lado para durar tres minutos. Y lograba bañarme toda. Siempre cierro una canilla prendida. Y me enojo cuando veo a los conserjes de los edificios limpiando la vereda con la manguera abierta en lugar de usar un balde. Riegan el cemento. En realidad, el agua fue lo que me hizo concientizar.

Luego pensé en la capa de ozono, y los animales. Día a día veo en internet que se extingue una nueva especie. Cuando se extinguió el rinoceronte blanco dije no, cómo no podemos frenarlo. Pero yo desde mi casa no podía hacer nada.

Entonces cuando mis amigos de la escuela (un año mayores) me dijeron que querían iniciar Jóvenes Por El Clima Argentina, me dijeron que si quería ayudar, sabían cómo soy, y dije sí, obvio.

"Sabían cómo soy", dices. ¿Cómo eres?

Cuando me pongo un objetivo en la vida, lo logro. Necesito ponerme objetivos cada día, porque si no empiezo a procrastinar. Y un objetivo que tengo hace mucho tiempo es que la gente se empiece a concientizar sobre el impacto que estamos generando en el medio ambiente.

Y haber llegado a tantos lugares, que nos hayan hecho entrevistas, que gente importante, influencers en las redes, hayan compartido nuestras historias, fue como? Se ve que estamos haciendo algo bien.

Desde hace décadas muchos están luchando contra el cambio climático y no es tanto lo que se ha logrado: en muchas cosas, incluso, se ha retrocedido. ¿Por qué crees que lo que tú hagas va a cambiar algo?

Porque no soy yo sola. Tengo la ayuda de un montón de amigos, y hay un montón de gente que opina lo mismo que yo en muchas ciudades del mundo. Y eso me hace pensar que no es una locura lo que digo y que podemos pedir que se concientice más y se respete el planeta.

Dices que es normal estar a favor del medio ambiente. Pero, en realidad, es la excepción que la gente proteste por esto como tú. Solo en Argentina, por ejemplo, se ven muchas más protestas por las jubilaciones que por el planeta.

No creo que nadie esté en contra de proteger el medio ambiente. De hecho, hoy estuve preguntándoles a mis compañeros de la escuela, y todos me apoyaban. Y no sabían, por ejemplo, que en el 2030 va a desaparecer un 8% de las plantas que hay en todo el mundo. O que para 2050 van a desaparecer el 16% de los insectos.

Eso no lo sabían, porque no se dice. No sé si esconde, creería que sí.

Pero este no es un tema polémico, es un tema al que no se le presta atención.

Bueno, pero muchos están en contra de proteger el medio ambiente. Empezando por el presidente de Estados Unidos. ¿O crees que sabe el problema y no lo admite?

Yo creo que tiene que ver con que la gente se acostumbró al mundo como está. Y que tienen ambiciones personales y ningún sentimiento de empatía con los demás y con las próximas generaciones.

Y sí, no me lo había planteado. Mis compañeros en la escuela es una estadística reducida. Yo solo hablé con jóvenes.

¿Qué pasa si no les prestan atención?

Si no nos prestan atención nos van a dejar un mundo hecho mierda a los jóvenes; si no nos dan la palabra, porque creen que los jóvenes no tienen la capacidad de entender.

Porque no nos estamos basando en un delirio, sino en investigaciones científicas.

¿Qué es lo que deberían hacer los gobiernos?

Primero, concientizar. Explicarle a la gente cómo proteger el medio ambiente. Hoy un compañero me dijo "mirá, estoy reciclando", y quiso tirar un tetrabrik (envase de cartón) sucio en el tacho de reciclar. Yo le dije que no, que vaya a lavarlo porque si no, no sirve, contaminás todo lo que hay en el tacho. Luego abrí el tacho y había chicles, paquetes de caramelos sucios.

Y segundo, que los protocolos para proteger el medio ambiente dejen de ser secundarios, que se ratifiquen. Hay que prestarle más atención al marco jurídico internacional. Me agarra impotencia decir que en los años 70, 80, 90 se hayan firmado decenas de tratados y ninguno se respete. Sabíamos lo que estaba pasando y aún así no hicimos nada. ¿Pensábamos que se iba a arreglar todo solo?

¿Eres optimista o crees que el mundo del futuro será más caliente, más peligroso, más hostil?

Si nos dan al micrófono a los jóvenes, creo que podemos vivir en un mundo mejor. Porque nuestra bandera es la empatía.

Y creo que hay dos caminos: actuar y hacer un cambio radical a nuestro sistema socio productivo. O hacemos oídos sordos y somos cómplices del Estado que defiende a las empresas contaminantes.

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