Con Kyrie Irving al frente, un grupo de jugadores de la NBA está cuestionando si el plan de terminar la temporada en Disney World (Orlando) tiene sentido en medio de la pandemia del nuevo coronavirus y el clima nacional de protesta contra el racismo.

En una conferencia telefónica la noche del viernes con más de 80 jugadores, Irving se opuso firmemente al regreso de la competición e hizo un llamado a priorizar la lucha por el cambio social desencadenada en Estados Unidos tras el crimen de George Floyd el 25 de mayo.

Otros participantes alertaron de los riesgos de contagio de COVID-19 que tendrían que afrontar y cuestionaron las condiciones de aislamiento que quiere aplicar la NBA en la llamada "burbuja" de Disney World (Orlando), donde permanecerán entre uno y tres meses dependiendo de su trayectoria en el campeonato.

El regreso de la NBA, tras la suspensión forzada por el coronavirus el 12 de marzo, parecía prácticamente asegurado desde que la semana pasada las franquicias y la Asociación de Jugadores (NBPA) aprobaron reanudar la temporada el 30 de julio, con 22 equipos compitiendo a puerta cerrada en el complejo deportivo de Disney World.

La liga, que sigue perfilando con la NBPA algunos detalles del proyecto, no prevé que los cuestionamientos vayan a derivar en un boicot que le obligue a cancelar la temporada, un escenario con grandes repercusiones financieras para todas las partes, pero sigue atenta a la situación.

"Si el diálogo actual entre los jugadores se convierte en un movimiento, sí, el 30 de julio podría estar en peligro", dijo el reputado periodista de ESPN Adrian Wojnarowksi.

"Pero no hay ninguna duda de que los jugadores de élite de los equipos aspirantes (al título) han estado bastante sólidos en que quieren jugar y esto sería suficiente para la NBA", señaló el periodista de ESPN, cadena propiedad de la compañía Walt Disney.

Llamada de 80 jugadores

A mediados de esta semana, un nombre importante dentro de la NBA, Carmelo Anthony, fue de los primeros en expresar públicamente sus dudas.

"Volver a jugar y hacerlo en Orlando, todavía lo tengo un poco en el aire porque realmente no conocemos todos los detalles", afirmó el veterano alero de los Portland Trail Blazers.

Malcolm Brogdon (Indiana Pacers), uno de los siete vicepresidentes de la NBPA, dijo después que había hablado con algunos jugadores que estaban "muy interesados en la posibilidad de quedarse fuera" de Orlando.

En la conferencia telefónica del viernes, Kyrie Irving, otro de los vicepresidentes de la NBPA, fue el primero en tomar la palabra ante compañeros como Kevin Durant y Joel Embiid, según relataron fuentes al medio digital The Athletic.

"No apoyo ir a Orlando. No estoy con el racismo sistemático y la basura. Algo huele un poco mal", habría dicho Irving, quien está lesionado y no podría jugar el final de temporada.

La NBA ha apoyado masivamente las actuales protestas contra la desigualdad racial y la brutalidad policial, con estrellas como Giannis Antetokounmpo uniéndose a las marchas y LeBron James lanzando una iniciativa para fomentar el voto de los afroamericanos en las elecciones presidenciales de noviembre.

LeBron, favorable a jugar

Según The Athletic, la invitación a participar en la llamada fue enviada a todos los jugadores de la NBA y finalmente atendida por alrededor de un 20% de ellos.

LeBron James, excompañero de Kyrie Irving en los Cleveland Cavaliers, optó por no sumarse ya que "cree que jugar en Orlando no afectará a su capacidad de seguir inspirando el cambio", dijeron las fuentes de The Athletic.

"Adoro la pasión de Kyrie por ayudar a este movimiento. Es admirable e inspiradora. Estoy con él... pero de la manera correcta y no a costa de toda la NBA y las carreras de los jugadores. Podemos hacer ambas cosas", escribió la noche del viernes Austin Rivers (Houston Rockets) en Instagram.

La NBA, que esperaba que algunos jugadores no viajaran a Orlando por diversas razones, estableció en el acuerdo con la NBPA que aquellos que tengan condiciones de salud particulares que les pongan en mayor riesgo frente al virus podrán ausentarse, mientras que quienes prefieran no jugar por otras razones no sean sancionados pero no reciban los pagos correspondientes a esos partidos.

La cancelación de la temporada supondría pérdidas salariales de unos 645 millones de dólares, de los cuales los jugadores podrían rescatar 300 millones si aceptan el plan de Orlando.

ESPN advirtió que, si se diera por terminada la campaña, la NBA podría aplicar la cláusula de "fuerza mayor" para extinguir el actual convenio laboral con los jugadores y renegociarlo después a la baja.

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