Liverpool triunfó por 2-0 ante Tottenham en la final de la UEFA Champions League 2018/2019 disputada en el Wanda Metropolitano de Madrid; donde bajó su sexta "orejona".

La jornada fue adornada, en principio, por la impecable presentación de Imagine Dragons; banda estadounidense que se encargó de encender al público ya entusiasmado por la gran final animada por los clubes ingleses.

De igual manera, antes de comenzar el compromiso, el estadio, tanto a nivel de hinchas, jugadores y directivos, rindieron un minuto de silencio para el fallecido futbolista español José Antonio "La Perla" Reyes, quien murió en un accidente de tránsito durante este sábado.

Ya con el pitazo inicial, arrancaron las emociones.... y las alegrías.

Y es que ambos equipos no terminaban de acomodarse en la cancha, cuando las cosas iniciaron inclinándose para los dirigidos de Jürgen Klopp; pues a los 25 segundos, Sadio Mané recibió un balón dentro del área y la pinchó con la intención de dar un pase a un jugador mejor ubicado; sin embargo, el balón dio en el brazo de Moussa Sissoko.

Esto provocó el pitazo del esloveno Damir Skomina, quien marcó el punto del penal. Sin embargo, la jugada requirió, brevemente una pequeña consulta por audio al VAR, para verificar que la falta existió; cosa que fue así.

Al 2', Mohamed Salah fue el encargado de patear el tiro penal, en un clima de tensión por la falta anteriormente descrita.

El egipcio tomó carrera y disparó con potencia al medio del arco defendido por Hugo Lloris, quien se lanzó hacia su izquierda y nada pudo hacer para impedir la apertura de la cuenta.

El balón, tras besar la red, provocó una explosión en las gradas del Wanda Metropolitano; un grito contendio por parte de la parcialidad del Liverpool que el año pasado sufrió con la derrota -en la misma instancia- frente al Real Madrid.

El optimismo, tras la anotación de Salah, se posó sobre los "reds".

Al 17', y tras un disparo de media distancia que se fue muy cerca del arco defendido por el portero de los Spurs, por parte de Trent Alexander-Arnold, una aficionada ingresó al campo de juego para realizar una manifestación y fue rápidamente detenida por personal de seguridad.

Poco más de una quincena de juego donde el Liverpool se mostró sólido en materia defensiva y generó diversas aproximaciones al arco rival.

Mientras que los dirigidos por Mauricio Pochettino intentaban hacer buen pie tras la temprana anotación de Salah y, por lo mismo, apelaban a sorprender con balonazos a la espalda de los laterales, pero sin mucho éxito.

Ya con media hora de juego, el planteamiento del Liverpool seguía anulando los intentos del Tottenham por acercarse al pórtico de Alisson Becker; quien a esa altura del compromiso era un mero espectador del juego.

Producto de lo anterior, además, el duelo entró en una fase de poca claridad y de mucho más juego en la mitad de la cancha.

Sin embargo, Liverpool comenzó a aflojar en cuanto a la posesión del balón y los Spurs comenzaron a hacer circular la pelota por la cancha, aunque faltó precisión.

Al 38', el marcador de punta del Liverpool, Andrew Robertson, encontró cancha libre para proyectarse y acercarse al área rival.

Ya cuando iba llegando al área, el lateral izquierdo sacó un zurdazo que iba con mucha potencia, pero bastante centralizado al arco; algo que permitió que Lloris desviara el balón al tiro de esquina; convirtiéndose, así, en la segunda gran ocasión de peligro del compromiso.

A la larga, el marcador -que rápidamente se agitó en el inicio del cotejo- no se movería hasta el final de la primera fracción.

Un 1-0 con el que los dirigidos por Klopp podían marcharse tranquilos al entretiempo; mientras que el resultado, para los pupilos de Pochettino, invitaría a un llamado de atención por la baja presentación, pues no registraron disparos al arco.

Tottenham saltó al segundo tiempo sin modificaciones en su oncena, lo mismo que el Liverpool. Pitazo de Damir Skomina y a jugar los 45 minutos restantes.

Los primeros pasajes tuvieron a los Spurs proyectándose en ataque y poblando las cercanías del área rival con variantes, pero sin ninguna ocasión clara de gol.

Al 53', el Liverpool, mediante Robertson, inquietaría la zaga del Tottenham. Un centro desde la izquierda exigiría a Lloris a lanzarse sobre el balón en el punto del penal y, así, evitar que fuera conectado por Salah o Mané.

Jugada siguiente, los Spurs se proyectarían en ataque y la jugada se diluiría con una falta no cobrada en contra de Danny Rose, quien requirió assitencia médica y provocó un a breve interrupción del juego.

De igual manera, el juego para los londinenses se manifestó al alza, pues los jugadores se mostraron mucho más incisivos y apretaron constantemente la salida del rival.

Con tres cambios entre el 57' y el 66', ambos técnicos buscaron incrementar su calidad de juego. Por una parte, al 57' y al 61', Jürgen Klopp envió a Divock Origi y a James Milner para reemplazar a Roberto Firmino y a Georgino Wijnaldum, respectivamente.

Mientras que Pochettino buscó más volumen ofensivo con el ingreso, al 66', de Lucas Moura en lugar del mediocampista Harry Winks.

Sin embargo, el primero de los cambios en avisar de manera concreta fue Milner, quien en la entrada del área sacó un derechazo rasante que pasó a escasos centímetros del poste de la mano derecha del portero Lloris. Era el segundo, pues el guardameta solo atinó a seguirla con la mirada.

Ya a partir del 75', el Tottenham volvería a tomar el dominio del balón y su circulación. Pero no lograría encontrar los espacios necesarios, pese a que sorprendió con unos centros que no pudieron ser rechazados por Matip y van Dijk.

Al 79', Alisson Becker respondería con gran solidez ante un remate de Heung-Mn Son, quien exigiría al portero brasileño; que dejó el balón picando dentro de la cancha.

Esto fue aprovechado por los Spurs, pues la pelota quedaría en pies de Lucas Moura, quien intentó apurán el balón con la punta de su zapato, pero se encontraría con las manos enguantadas de Alisson.

Al 83', la gran esperanza del Tottenham sería un tiro libre muy cerca del vértice derecho del área; en los pies de Christian Eriksen estarían depositadas las esperanzas del empate.

En los guantes de Alisson, la solidez para mantener la ventaja. Y es que el balón fue esquinado al segundo palo, cosa que el portero logró desviar con ambas manos y enviar al tiro de esquina.

Jugada siguiente, tras una serie de rebotes en el área, Son se encontraría de frente con la pelota pero desviaría de manera increíble. De todas formas, estaba en posición de adelanto.

Al 87', las acciones comenzarían a cerrarse tras un mal despeje por parte de la zaga del Tottenham. Matip que cede para Divock Origi, quien metió un zurdazo cruzado y que se coló por el segundo palo de Lloris.

Golazo con el que la afición del Liverpool desataría una fiesta en las gradas; mientras que Klopp retiraría de la cancha a Sadio Mané -para los aplausos- e ingresaría Joe Gomez para reforzar la materia defensiva.

Ya con el triunfo prácticamente en el bolsillo, los aficionados del Liverpool comenzarían a entonar su clásico "You'll never walk alone" hasta que el juez esloveno pitó el final.

Triunfo para el Liverpool que se tomó revancha de lo ocurrido el 2018, cuando cayó de manera estrepitosa ante el Real Madrid. 14 años tuvieron que pasar para consagrar otra noche mágica en terreno continental, pues el 2005 fue la última "orejona" que sumó a sus vitrinas; en el mítico milagro de Estambul.

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