Alemania y Holanda igualaron 2-2 el lunes en Gelsenkirchen por la Liga de las Naciones de la UEFA, un encuentro que el árbitro rumano Ovidiu Hategan jamás olvidará.

Al terminar el compromiso, el capitán “naranja”, Virgil van Dijk, autor del segundo tanto de su equipo, tuvo un gesto poco común al abrazar al juez, quien se conmovió y le dijo algo al oído. La imagen se debió a que el réferi atravesaba por un difícil momento que pocos conocían.

“Estaba llorando porque su madre acaba de morir. Se rompió y se fue con lágrimas en los ojos. Le deseé fuerza y le dije que había hecho un buen trabajo. Es un pequeño detalle, que espero que le ayude”, dijo el holandés a los medios.

Más tarde se supo que Hategan, de 38 años, recibió la noticia en el entretiempo del partido, por lo que la organización realizó un operativo para que pudiera salir pronto del estadio rumbo al aeropuerto y así viajar a su hogar.

En lo futbolístico, con el empate Holanda se clasificó al Final Four del certamen, instancia en la que se encuentra junto a Inglaterra, Portugal y Suiza.

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