El ídolo y ahora exjugador de Universidad Católica, Milovan Mirosevic, puso este lunes fin a su carrera profesional luego de 20 años como futbolista, debido a las molestias física que le impiden seguir rindiendo a su máximo nivel.

El jugador de 37 años hizo el anuncio en San Carlos de Apoquindo, leyendo una emotiva carta donde explicó su decisión y envió un mensaje a los hinchas.

Lee a continuación todo lo que dijo el "Milo" en su despedida como miembro del primer equipo de los cruzados.


LA DESPEDIDA DE MILOVAN MIROSEVIC

Volví al club hace poco más de un año, con las expectativas elevadas, con la seguridad de que este, mi último periodo como jugador, sería en casa, lo que nos llenó de felicidad con mi familia. Me encontraba en la fase final de recuperación de una operación de ligamentos. Y durante este proceso tuve una recaída de la misma, lo que me implicó 4 meses más de recuperación.

Ya a fin del año pasado e inicios de este 2017 empecé a sentirme jugador de nuevo. Si bien sabía que corría ciertos riesgos -el cuerpo médico me lo dejó bien en claro- y que las sensaciones no siempre eran buenas, entendí que debía empezar a manejar las cargas y que ya había cosas del entrenamiento que definitivamente debía evitar.

Pude sentirme parte del equipo, incluso jugando, cosa que meses atrás parecía imposible. Así terminó el semestre, vinieron las vacaciones y luego a conversar mucho con mi familia y amigos.

A pesar de las dudas que tenía, de si iba a poder lograr mantener una regularidad en el entrenamiento, decidí seguir jugando hasta diciembre por las ganas y la motivación de vestir esta camiseta, y jugar en este estadio que tanto me genera. Todo esto, estando al tanto de los riesgos que esta decisión implicaba.

Hoy me encuentro en una situación un poco menos agradable. Las molestias persisten, lo que no me permite entrenarme bien para alcanzar el estado de forma que me he exigido siempre como profesional de esta actividad. Esto, además del daño y deterioro que mi rodilla va sufriendo en el intento.

Dicho esto, y pensando en el futuro de mi familia y en el mío personal también, quiero comunicar hoy que dejaré de ser futbolista profesional para dedicarle el tiempo necesario a mi recuperación, que probablemente incluya una cirugía.

Si bien mi intención era terminar mi contrato en diciembre, en vista de que entiendo que no podré entrenarme para competir, considero justo salir del lugar de privilegio que implica ser jugador de Universidad Católica, tomando en cuenta que no podré cumplir lo que mi contrato establece, que es jugar. Mis disculpas al club y a la hinchada por no poder responder en esta etapa a sus expectativas.

Entiendo que a partir de hoy tengo que vivir un pequeño duelo. Fueron 20 años de carrera profesional, literalmente toda mi vida adulta he sido futbolista y sé que no será fácil, ilógico sería lo contrario.

Igual me voy tranquilo y contento, fui un afortunado. Cumplí mi sueño de ser futbolista profesional en este club y juagar por la selección nacional de mi país en todas sus categorías. Orgullosos de formarme en un club donde no sólo aprendí de fútbol, sino que también reforcé los valores que mi papá y mi mamá me inculcaron. Hoy seguiría el mismo camino con mis hijos en esa situación.

Confío que a partir de ahora, en esta nueva etapa, encontraré nuevos caminos y desafíos que me obligarán a sacar lo mejor de mí para adaptarme a esta nueva parte de mi vida que aún no conozco.

Gracias al club por darme la posibilidad de formarme acá como deportista y de convertirme en jugador de fútbol profesional a muy temprana edad.

Juan (Tagle), Tati (José María Buljubasich), Jorge (Garcés); gracias por el apoyo en esta última etapa. Sé que no fue fácil para mí. Es verdad que yo y el club tuvimos momentos difíciles, pero ¿qué familia no los tuvo? Y acá estamos.

A partir de hoy -de más está decir- tengo toda la disposición de ayudar en lo que la institución requiera, porque al igual que todos los que estamos acá, quiero y siempre quise lo mejor para este club.

No puedo dejar de lado a Mario Salas y su cuerpo técnico, de quienes sentí compañía y apoyo siempre en esta última etapa, que para mí tuvo más frustraciones que alegrías. A todos los técnicos que tuve en mi carrera, todos dejaron algo en mí. Muchas gracias.

A Unión  Española, gracias por la experiencia vivida y por abrirme las puertas a jugar en otro club en Chile. También a Racing Club -del que me considerado fiel y simpatizante-, Argentinos Juniors, Beitar Jerusalén y Columbus Crew.

A todos los compañeros de profesión de todos los clubes donde jugué, muchos de ellos hoy son mis amigos con los que compartí en las buenas y en las malas de este hermoso deporte.

A los medios, que quizás no soy o no fui su favorito, muchas veces fui difícil de ubicar y les pido disculpas por eso. Sin embargo, creo que pude tener una relación de respeto con la mayoría de ellos.

A mis amigos y mi señora, mi familia, sin ellos hubiese sido imposible. Gracias por acompañarme en este camino y por anteponer muchas veces mis intereses deportivos por sobre los demás. La vida del deportista requiere sacrificios, muchas veces difíciles de entender. No todos tuvieron mi suerte de tenerlos a mi lado.

A nuestra gente, gracias por siempre, por lo aplausos y también por los silbidos. Siempre dije que volví al club en gran medida por ustedes, así que me declaro en deuda para siempre. Los quiero mucho, muchas gracias.

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