"¡Vámonos Quiñones, que jueguen los viejos!".

Esa fue la frase de David Arellano que motivó las primeras iniciativas por parte de un grupo pequeño del Club Magallanes que, descontentos con el manejo del club, decidieron fundar uno propio.

El grupo, liderado por David Arellano, reclamaba oportunidades para los jugadores jóvenes y una mayor profesionalización del club. Pedían, entre otras cosas, un pago regular hacia los jugadores y también mayor criterio a la hora de elegir a los jugadores titulares, pues muchos de ellos aparecían en el once simplemente por el nombre que los precedía y no por sus méritos.

Entonces, cansados de ser pasados a llevar, David Arellano puso, un día como hoy, pero hace 94 años, el grito en el cielo.

Después de la polémica reunión, el grupo abandonó el Club Magallanes y entre sus integrantes comenzaron a planificar el proyecto para formar el nuevo equipo. Durante esos días fueron varios los nombres que se barajaron para bautizar a la institución emergente, entre ellos Arturo Prat o Independiente.

Finalmente fue Luis Contreras quien, pensando en la imagen de un araucano, sugirió el nombre de Colo-Colo.

Así, el 19 de abril de 1925, se fundó en Macul el Club Social y Deportivo Colo-Colo, uno de los equipos con mayor tradición y popularidad en Chile. Algo que no podría haber sido posible sin la frase: "¡Vámonos Quiñones, que jueguen los viejos!".  

Quiñones, por cierto, era Juan Quiñones, el compañero de Arellano que eligió los colores del club.

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