Ya han pasado más de cuatro años desde que Diego Maradona falleció y todavía se busca responsables de la muerte del exfutbolista. En el marco del juicio que se realiza en Argentina, un testigo clave entregó antecedentes de como llevaban el tratamiento del astro mundial.

Fernando Villarejo, jefe de terapia intensiva de la Clínica Olivos, fue quien estuvo a cargo del excrack tras su operación de cabeza. Y en su declaración responsabilizó al neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov por algunas decisiones que tomaron con el reconocido ícono mundial.

De acuerdo al profesional, Maradona "presentó un síndrome de abstinencia en el postoperatorio" y reveló que solía tener conductas "inmanejables".

"Lo que nos pedían era sedar al paciente, Cosachov y Luque me lo estaban pidiendo. Fue difícil esa reunión porque yo me negué específicamente. Me parecía que no era el lugar e hice constarlo", dijo Villarejo ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro.

En esa línea, explicó que "uno de los motivos por los cuales uno necesita una sedación es para iniciar un proceso de abstinencia o desintoxicación. La forma es sedarlo profundamente e ir reduciendo la dosis por 48, 72, 96 hs para que después de ese tiempo uno le pueda administrar sedantes en pequeñas dosis", detalló.

Pese a que los ambos profesionales antes nombrados conocían los riesgos de esta medida: "Se decidió sedarlo. Hubo que ponerle un catéter venoso que no fue fácil porque no se dejaba. Lo tuvimos sedado 24 horas", advirtió.

Tras esa decisión, se le fueron bajando las dosis hasta llegas a la externación y luego Villarejo recomendó llevar al exfutbolista a un centro de rehabilitación.

Sobre la conducta de Maradona confesó que "era un paciente muy especial y era difícil dominarlo. Se hacía lo que él quería" y que solía estar "excitado, malhumorado y agresivo".

En esta declaración también reconoció que Luque se negó a llevarlo a rehabilitación y "como era él era el médico de cabecera de Diego", ellos tomaron la decisión final.

"No podía estar en una casa, así que qué cosa tuvo que haber tenido es una paradoja. Pero tuvo que haber sido una internación domiciliaria, casi como una internación institucional, con un médico cercano, acompañante terapéutico, un estricto control de que el paciente no haga algo que uno no recomienda, como comer y tomar cualquier cosa, automedicarse. Eso es muy difícil de controlar en un ambiente domiciliario", indicó Villarejo

Publicidad