El brasileño Alison Dos Santos hizo historia en los Juegos Olimpicos Tokio 2020. En la cita de los cinco anillos conquistó la medalla de bronce en los 400 metros con vallas, estableciendo un nuevo récord para Sudamérica.
Con solo 21 años, el atleta se encarama como una de las grandes promesas de cara a Paris 2024, sin embargo, esconde una durísima historia de superación.
Cuando Alison Dos Santos tenía solo 10 meses, una cacerola con aceite caliente cayó sobre él, algo que le provocó quemaduras de tercer grado.
Durante años, y por las cicatrices que quedaron en su cabeza, usó gorra, con el fin de ocultar las marcas que quedaron en su piel, las cuales son más visibles en la parte superior de su cabeza y parte de su frente.
Debido a los daños, perdió el cabello y, además, la parte derecha de su rostro es un poco más oscura debido a la quemadura.
Según relató Folha, cuando tenía 14 años, una visita de profesores del proyecto social del Instituto Edson Luciano Ribeiro a escuelas de Sao Paulo lo descubrió y lo invitaron a practicar atletismo debido a sus condiciones físicas: Medía 1,85 metros y actualmente ya mide 2 metros de altura.
Ana Fidélis, la primera entrenadora del deportista, relató que "hicieron la invitación, pero él no se presentó" y meses después se repitió la invitación y se apuntó que la había rechazado previamente porque "estaba tan tímido por la quemadura que solo usaba una gorra. Se estaba muriendo de vergüenza".
Tras iniciar los entrenamientos, en su primera competencia, Alison Dos Santos compitió con una gorra amarilla, la cual le fue prestada por un compañero.
Años después, logró meterse en los podios del Panamericanos de Lima y del Sudamericano de 2019. Pero fue en Tokio 2020 donde obtuvo su mejor resultado hasta ahora. Conquistó la medalla de bronce en los 400 metros con vallas y registró un tiempo de 46,72 segundos.
El podio, además, se completó con la medalla de plata del estadounidense Rai Benjamin, con 46,17 segundos; y el oro del noruego Karsten Warholm, récord mundial con 45,94 segundos.