Un hecho sin precedentes en los últimos años de nuestro fútbol se produjo la mañana de este viernes en la final del fútbol joven sub 21 en nuestro país, que se disputó en Quilín entre la Universidad de Concepción y Cobreloa.

Cuando se jugaban 39 minutos del segundo tiempo y el campanil vencía por 1 a 0 a los mineros, hubo dos cambios en el equipo del norte, y uno de los jugadores reemplazados fue el defensa Brandon Cáceres.

El jugador abandonó la cancha por el lado contrario de donde estaba su banca, por lo que debió cruzar la cancha, por detrás del arco para llegar a descansar.

Cuando estaba precisamente detrás del arco de su equipo, un ataque de la U de Concepción iba a terminar irremediablemente en gol. Sin embargo, él, que ya no estaba entre los once jugadores de cancha, ingresó corriendo al campo de juego y despejó de cabeza la pelota de la línea y evitó el gol del delantero camerunés de los sureños Job Bogmis.

La situación no fue advertida por el árbitro del partido, que el hecho había sido antireglamentario, pero sí por su primer asistente, quien se percató que lo ocurrido no era válido.

En primer término el árbitro expulsó a Cáceres, quien se había ido hacia la banca de su equipo, y sancionó como válido el gol, pero inmediatamente dio pie atrás, invalidó el gol y cobró penal.

Finalmente, Juan Patiño convirtió el penal y le dio el triunfo definitivo a la Universidad de Concepción por 2 a 0, y evitó así también que esta situación se transformara en un escándalo mayor.

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