La neozelandesa Laurel Hubbard será la primera mujer transgénero en participar en unos Juegos Olímpicos, en la halterofilia de Tokio 2020.

Hubbard, nacida varón pero que se convirtió en mujer tras cumplir la treintena, suscitó un debate tras su selección, después de cumplir con los criterios para la misma.

La levantadora de pesas de 43 años pudo entrar en la selección femenina tras probar que sus niveles de testosterona eran inferiores a los recomendados por el Comité Olímpico Internacional (COI), fijados en 10 nanomoles por litro. Competirá en Tokio en la categoría de los más de 87 kg, siendo la más veterana en la máxima categoría de su disciplina.

Sin embargo, ha habido críticas que argumentan que Hubbard se beneficia de otras ventajas ligadas a su pasado como hombre, lo que hace que su presencia sea injusta de cara a otras competidoras.

La belga Anna Van Bellinghen, por ejemplo, afirmó que “cualquiera que haya entrenado levantamiento de pesas a un alto nivel sabe que esto es cierto. Esta situación en particular es injusta para el deporte y los deportistas. Es una broma de mal gusto”.

A sus dichos se sumó el presidente de la Federación española, Constantino Iglesias, quien señaló a Marca que “sinceramente, no me parece nada justo. Hay que aceptar las normas del COI, pero es un tema que no está resuelto y que debe estudiarse en el futuro. Yo he visto competir a esta persona cuando lo hacía con los chicos. Seguramente no se hubiese clasificado para la prueba masculina y, en cambio, aquí tiene opciones de medalla”.

Destacar que desde el 2015 el COI permite participar a deportistas en transición al género femenino.

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