Con 43 puntos y 10 rebotes de un titánico Stephen Curry, los Golden State Warriors vencieron el viernes 107-97 en la cancha de los Boston Celtics y empataron 2-2 en las Finales de la NBA.

Curry, 48 horas después de acabar lesionado el tercer partido, se puso sobre las espaldas a unos Warriors que estuvieron cerca de encajar una desventaja de 3-1, que solo se ha remontado una vez en la historia de las Finales.

"Sabíamos lo importante que era este partido. Personalmente, solo doy gracias a Dios por haber evitado una lesión importante y poder jugar", declaró Curry después del más tenso y trepidante choque de la serie hasta ahora.

A sus 34 años, el base protagonizó una de las mejores actuaciones de una excepcional carrera en la que ha disputado otras cinco Finales y conquistado tres anillos, en los que nunca fue reconocido con el premio MVP (Jugador Más Valioso).

Pero en estas Finales nadie puede hacer sombra a Curry, que promedia 34,3 puntos por juego, y este viernes se encargó de que los Warriors recuperaran la ventaja de campo antes de hospedar el quinto partido del lunes.

La figura local, Jayson Tatum, anotó 23 puntos, y el escolta Jaylen Brown otros 21 para unos Celtics que llegaron en ventaja a los últimos cuatro minutos con el apoyo de sus 19.000 apasionados seguidores del TD Garden.

El talento excepcional de Curry, que levantó una y otra vez a su equipo con 7 triples decisivos, y varias acciones clave de Draymond Green, que le redimieron de otra decepcionante actuación, frenaron el camino de los Celtics hacia su ansiado 18º anillo, que los convertiría en la franquicia más ganadora de la historia.

"Es una locura porque todavía siento que podemos jugar un poco mejor. Pero conseguir una victoria fuera de casa y recuperar la ventaja de cancha es algo muy grande para este grupo", se felicitó Curry, que estuvo secundado por el canadiense Andrew Wiggins (17 puntos y 16 rebotes).

"Impresionante"

La exhibición de Curry lo convirtió también en el primer jugador en anotar al menos cinco triples en cuatro partidos consecutivos en las Finales. 

El miércoles, los Warriors habían entrado en pánico al ver cómo el dominicano Al Horford se desplomaba sobre la pierna izquierda de su estrella, quien se retorció de dolor en la pista.

El base trató de restar importancia a la lesión desde el primer momento y este viernes fue capaz de relanzar a Golden State con su séptimo partido con al menos 40 puntos en playoffs y el segundo en unas Finales.

"Es simplemente impresionante", le reconoció su técnico, Steve Kerr. "El juego físico es bastante dramático. Boston tiene obviamente la mejor defensa de la liga. Enorme y poderoso en cada posición, y para Steph asumir ese tipo de presión durante todo el partido y seguir siendo capaz de defender en el otro extremo te demuestra que es el momento en que está más fuerte en su carrera".

Alta tensión

En busca de un revulsivo tras la derrota del miércoles, Steve Kerr dejó de inicio en el banco a su único pívot puro, Kevon Looney, por el alero tirador Otto Porter Jr.

La maniobra trataba de que el coloso Robert Williams III (7 puntos, 12 rebotes y 2 tapones) tuviera que salir de la pintura verde y facilitar así un ataque más equilibrado de los Warriors, que en los últimos partidos habían abusado del tiro exterior.

El TD Garden presionó al máximo a los jugadores de los Warriors y era especialmente hostil con Draymond Green.

El temperamental ala-pívot, que sostiene una guerra psicológica con jugadores y aficionados de los Celtics desde el inicio de la serie, volvió a naufragar en ataque con una cuenta de 2 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias pero en la recta final logró un rebote ofensivo y una asistencia que resultaron claves.

A la vuelta del vestuario, Golden State neutralizó rápidamente los cinco puntos de ventaja de los Celtics y se perfilaban para el acelerón que inevitablemente protagonizan en el tercer cuarto pero el único que respondió esta vez a la llamada fue Curry.

El base llevó a cabo un titánico ejercicio de resistencia en el tercer periodo con 14 puntos y 4 espectaculares triples que colocaban a su equipo en cabeza 79-78 para el asalto final.

Los Warriors arrancaron el cuarto con acciones precipitadas y pérdidas de balón y Boston pasó a liderar 94-90 con poco menos de cinco minutos para el final.

Una canasta de Wiggins y un triple de Klay Thompson pusieron a Golden State por delante 95-94 y Curry impulsó a los Warriors a una ventaja ya inalcanzable de 100-94 con un último y decisivo triple a 1 minuto y 42 segundos del final.

Ambos equipos tienen ahora 72 horas de descanso antes del quinto juego en el Chase Center de San Francisco cuyo ganador se situará a solo una victoria del anillo.

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