-¿Hay opciones de una salida diplomática?

-Cada día se hace más estrecha la salida al conflicto. La reunión que van a tener los jefes de RREE de EEUU, Antony Blinken y de Rusia, Sergey Lavrov, este jueves es probable que detenga hasta entonces cualquier otra opción militar para Moscú. Existe la promesa de una cumbre entre Biden y Putin que podría ayudar, pero la decisión  que acaba de tomar el canciller alemán Scholz de detener el proceso de aprobación del gasoducto ruso alemán muestra que tanto Europa como EEUU no están en una postura blanda frente al asunto.

– Josep Borrel, secretario para asuntos exteriores de la Unión Europea, dijo que Rusia y China “intentan poner otro relato. Estamos ante una lucha de narrativas por redefinir el orden mundial”.

-Me impresionó lo que dijo. Aquí no solamente hay  un problema de protección de las fronteras y de la integridad de Ucrania, sino también un relato sobre el tipo de gobierno. La democracia occidental versus el régimen autoritario que representan Rusia y China. La UE no tiene más remedio que enfrentar este debate, porque no puede ser pasiva y entonces aquí hay un conflicto vivo y complejo.

-China declaró que la soberanía de todos los países debe ser respetada. ¿Eso qué significa?

-Desde el punto de vista de la alianza ruso-china, no se ha aclarado. Y eso es muy serio, porque Rusia necesita el apoyo chino en un cuadro de sanciones duras como las que piensa aplicar la UE. Pero por otro lado, y he aquí lo que le da la mayor dificultad al problema, no cabe la menor duda de que el alegato de Putin acerca de la pérdida completa de seguridad de Rusia en un cuadro en el cual Ucrania se suma a la OTAN es muy comprensible desde el punto de vista de las opiniones públicas mundiales. Por lo tanto un paso en falso del mundo occidental podría encontrarse con que no tengan el respaldo popular.

-¿Ha sido eficaz el discurso de Putin?

-El argumento de Putin es que si a México le instalan cohetes contra EEUU, Washington no podría sino reaccionar. No es un mal argumento. Y aquí hay un problema de derecho internacional muy complejo. Es verdad que Rusia está violando el derecho internacional cuando reconoce a las dos provincias rupturistas de Ucrania. Sin embargo también es cierto que desde un punto de vista histórico y político hay una relación entre Ucrania y Rusia. La idea de que las tropas norteamericanas lleguen a estar instaladas en Ucrania, genera para Rusia una situación muy delicada.

-¿EEUU no ha logrado evitar que escale el conflicto?

-Que los occidentales no hayan podido llegar antes a acuerdo con prudencia y mesura es una demostración de la falta de prestigio internacional al que cayó EEUU bajo Trump.

-¿Cómo evalúa el papel de Biden?

-Pienso que Biden podría haber generado un cuadro de mayor diálogo. EUU ha sido visto simplemente como el anunciador de la invasión rusa durante las últimas semanas, y no ha hecho algún tipo de propuesta que permita durante un plazo de años, que la neutralidad ucraniana sea asegurada.

-¿Francia ha mostrado mayor liderazgo?

-Destaco la iniciativa del presidente francés de buscar una salida diplomática y de jugarse personalmente en este proceso. Macron entiende las preocupaciones rusas sobre el tema de la seguridad. Lo que ha planteado es que se detenga el fuego en las dos provincias separatistas en Donbass y mientras se detiene el fuego, se examinan las preocupaciones que tiene Rusia sobre su seguridad. Hay un camino que Putin pareció aceptar, pero no fue seguido por los otros países occidentales. Ya parece ser muy tarde en la medida que Rusia reconoce la existencia de estas dos provincias e incluso parece estar dispuesta a entrar tropas en ellas.

-¿Qué consecuencias tendrá este conflicto?

-Este es un conflicto catastrófico. La pandemia ha interrumpido todos los canales de comercialización, las cadenas productivas, ha generado una situación de  parálisis de la economía mundial. Y justo cuando visualizamos una especie de status quo de la pandemia, nos encontramos con que va a aumentar el precio del gas, se van a producir bloqueos en los transportes marítimos,  va a haber inflación y crisis financiera.

-¿Cómo se verá afectada América Latina?

-Las sanciones de Occidente a Rusia van a hacerle daño a terceros, sin duda a América Latina.  Además, la presencia china o rusa en la región va a ser vista de otra manera por EEUU y va a haber una presión fuerte a los países latinoamericanos por abanderarse a un sector. No será lo mismo, pero se va a parecer mucho a lo que fue la guerra fría. Ya hay anuncios  de senadores norteamericanos pidiéndole al gobierno de Washington que establezca medidas de seguridad para la región. Esas medidas van a permitir que países como Colombia lleguen a ser de la OTAN, probablemente. Antes era Brasil un candidato, hasta que Bolsonaro fue a ver a Putin. Entonces hay un cuadro de tensión que va a afectar a América Latina y en vez de ayudar a nuestro desarrollo, a nuestra relación con las grandes potencias, puede producir aislamiento.

-¿Cuál debe ser la postura de Chile?

-Antes que nada, el país respeta completamente la carta de la Naciones Unidas. Por lo tanto para Chile la decisión del presidente Putin de reconocer los territorios del Donbass como independientes es una violación al derecho internacional y así lo debe hacer presente. Ahora bien, tiene que mantenerse en una postura de independencia frente a estos temas. La región tiene que buscar una forma de distancia estratégica con esta guerra y en ningún caso sumarse, como lo han hecho Maduro y Ortega, que están planteando su respaldo al gobierno ruso. Lo mismo que se ha planteado respecto de China: una postura de autonomía, que siempre va a ser relativa, pero concertada entre los países de la región. Más allá de las diferencias ideológicas que podamos tener con gobiernos vecinos tenemos que establecer ciertas bases comunes para relacionarnos con las grandes potencias que están entrando nuevamente en conflicto.

-¿Putin ha sido un elemento desestabilizador?

-Putin está en una reconstrucción progresiva de lo que fue la URSS, y eso trae preocupaciones para los países del Este de Europa. Se pensaba que la OTAN no se iba a expandir hacia Oriente, porque la OTAN dejaba de existir en la práctica cuando se produjo la caída del Muro de Berlín, ya que el enemigo de la OTAN ya había sido derrotado, pero resulta que la OTAN revive y no solo se expande a Polonia, sino también hacia los países bálticos con lo cual todo lo que podría ser una defensa de una expansión rusa se ve frustrada. A eso reacciona Putin.

-¿Hay una disputa histórica entre la Casa Blanca y el Kremlin?

-Claro. Alexis de Tocqueville, que visitó EEUU a mediados del siglo XIX, escribió ya en esa época que la relación entre EEUU y Rusia iba a ser irreconciliable, que había un conflicto predeterminado entre esos dos países, debido a que los conceptos que tenían del mundo eran contradictorios. Fue una profecía. Luego de que se acaba la URSS, Rusia vuelve a resurgir como un poder que mueve el mapa de Asia y de Europa. La corona rusa con las dos águilas que miran a un lado y al otro, está indicando que Rusia va a ser un factor determinante en la política internacional y va a ser muy difícil que se pueda limitar a ser un país “normal”. En ese cuadro la idea de la OTAN de expandirse hacia el este, tenía que ser consciente de que en algún momento iba a llegar un conflicto con Rusia.

-¿Cuánta probabilidad hay de una guerra convencional?

-Una guerra es impensable porque la superioridad rusa es demasiado evidente. Sería un paseo de las tropas rusas hacia Ucrania con muchas pérdidas de vidas humanas y destrucción. Me cuesta creer que Rusia invada al país. Lo que sí creo es que va a recuperar las dos provincias del Donbass y que van a quedar esas repúblicas dentro de la Federación Rusa. Luego va a continuar una guerra interna, las últimas guerras han sido así, son imprevisibles y pueden provocar daños que hoy somos incapaces de imaginar.

 

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