Qué observar. Dos episodios, ambos protagonizados por Camilo Escalona, revelan los vaivenes de las conversaciones de los senadores y el equipo encargado de negociar del nuevo proceso constitucional, cuya principal dificultad ha sido el temor de los partidos de la centroizquierda de explicitar su apoyo a que el órgano redactor sea designado por el Congreso (su resultado sería ratificado en un plebiscito ciudadano).

  • El último ocurrió el viernes pasado, cuando el secretario general del PS intervino en duros términos ante el equipo negociador constitucional.

Tensa reunión. Para entonces habían existido múltiples conversaciones entre buena parte de los senadores. La gran mayoría de ellos, en privado, estaban de acuerdo en desechar una elección popular para elegir una nueva Convención, como ha propuesto Boric hasta ahora, y preferían que el Parlamento fuera el encargado de elegir a un consejo redactor.

  • El problema fue que Escalona acudió ese viernes en reemplazo de la timonel socialista Paulina Vodanovic y tomó la palabra. De acuerdo a varios presentes consultados por Ex-Ante lo que vino a continuación fue lo siguiente. El ex hombre fuerte del PS dijo que era políticamente inviable cualquier fórmula que no considerara una elección popular. Y que, de lo contrario, sugirió que la directiva a la que él pertenece podía caer o quebrarse (el partido está tensionado entre quienes aún apuestan por un órgano electo o mixto).

 

  • Escalona habló de un cercano de Elizalde que adhería a la misma tesis. Existen 2 versiones de lo que ocurrió después. Una, que el presidente del Senado intervino y lo rebatió, señalando que la persona aludida no era de su sector en el PS y que había sido un duro en la época de Allende, pero cuando llegaron los militares al poder fue uno de los primeros en asilarse. La otra, que Elizalde solo hizo una broma que molestó a Escalona y que nunca ha mostrado sus cartas respecto a su opción, ya que solo quiere sacar adelante un acuerdo.

 

  • Lo claro es que, de acuerdo a varios consultados, el ex diputado sostuvo que él también había vivo el golpe de Estado y que no criticaba a nadie que haya tenido miedo, porque él también lo tuvo.

 

  • Al retomar la conversación, en medio de la división de la izquierda, muchos de los negociadores presentes estaban conscientes de que era muy difícil seguir avanzando en la confección de un órgano redactor elegido por el Congreso, lo que de alguna manera acomodaba a buena parte de la centroizquierda y la centroderecha en el Senado. No solo por las divisiones internas en sus partidos.

 

  • Distintos consultados señalan que nadie quiere correr muchos riesgos electorales en una nueva elección de convencionales. Chile Vamos, porque puede ser sobrepasado por la derecha por el Partido Republicado y el PDG, que han impugnado el proceso, y el Socialismo Democrático, por desafío que tiene desde el centro, donde se han allegado varias fuerzas políticas tras el 4 de septiembre.
  • Incluso se habla de que todos los sectores políticos han hecho encuestas propias. Y que muchas de ellas muestran una profunda caída de la izquierda, tras la derrota en el plebiscito.

Las negociaciones paralelas. Otro factor que ha cruzado las conversaciones en el nuevo proceso constituyente: el transitar por dos cuerdas, una instalada en el Senado, y la otra, en el grupo de negociadores institucionales de los partidos. Las tratativas, si bien en ocasiones son paralelas, se han cruzado en múltiples reuniones bilaterales que han existido entre los representantes de la derecha y la izquierda.

  • Un ejemplo nítido de aquello fue la discusión que protagonizó el propio Escalona el lunes 17 de octubre. Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social, el partido de Boric, llegó ese día con una propuesta que irritó a la derecha. El diputado, que ha liderado las posiciones más duras desde la izquierda y que se le define como un político que se inclina por la tesis de “avanzar sin transar”, propuso que la nueva Constitución fuera redactada por 99 personas. Vale decir, una menos de la que propusieron al inicio de las tratativas.

 

  • Sus interlocutores de derecha le respondieron en duros términos y amenazaron con retirarse. “Me están proponiendo lo mismo que la Convención que fracasó y no vamos a hacer parte de eso”, dijo uno de ellos. Y cuando se estaba parando, dice un presente, Escalona tomó la palabra. “Olvídense de esa propuesta”, habría dicho. “Pero Camilo, esto hay que conversarlo”, le habría respondido Ibáñez, sosteniendo que el nuevo proceso constitucional debía tener legitimidad.

 

  • Escalona le respondió. “Le dijo “ustedes no me vienen a hablar de legitimidad, sugirió los privilegios del Frente Amplio y que él estaba para el golpe, que a un amigo suyo lo tiraron al mar”, cuenta un presente.

 

  • El secretario general del PS logró imponer su posición ante el resto. Y a la salida, parafraseando a Deng Xiao Ping, dijo lo siguiente: “No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”.

 

  • Para entonces, y al igual que en toda la negociación, el PC guardó silencio. Para muchos se trata de una táctica que obedece a la posibilidad de salirse en un cualquier momento de la negociación, presionado por sus bases.

La decisiva posición de Boric. Mucho se ha especulado en la mesa de negociación respecto a si Ibáñez es el enviado del Presidente, al militar en el mismo partido. Para esa pregunta no existe respuesta. Lo que está claro es que la posición de Boric es clave si se quiere seguir avanzando en una fórmula en que el Congreso designe al órgano redactor de la nueva Constitución, ya que él ha dicho lo contrario, o para cualquier otra alternativa.

  • Para algunos, el Presidente podría enfrentar un escenario muy cuesta arriba en el caso de que exista una elección para el nuevo órgano constituyente y sufra una nueva derrota en las urnas. Para otros, no está claro el costo que tendría ante Apruebo Dignidad si da un giro de gran calado a la tesis que él ha defendido desde la derrota del plebiscito (un órgano 100% electo).

El retiro obligado de Ana Lya. Más allá de que la posición del Mandatario, la oposición ha puesto un dique de contención a la posibilidad de que La Moneda intervenga en las negociaciones.

  • Demás está decir que el gobierno tiene su opinión y lleva agua a su molina hacia ella, pero la ministra Ana Lya Uriarte experimentó una ingrata experiencia en una de las primeras reuniones a las que asistió del equipo negociador.

 

  • Al comenzar el encuentro el diputado Diego Schalper (RN) habría esbozado que los ministros no tenían nada que hacer en esas reuniones. “Ya pues Diego, no te pongas así”, habría respondido Uriarte, tratando de tomárselo a la broma. Pero Schalper insistió. Y habría dicho que si ella no se iba él abandonaría la reunión. El diputado entonces se paró y tomó sus cosas para salir, lo que dejaba una mesa coja, al no tener un representante de RN. La ministra se le adelantó, se paró de su asiento y se fue del lugar, sin volver.

Lo que viene. Este martes se reunió el equipo negociador y, en el marco de una conversación trabada, designaron a 4 representantes de todos los colores políticos para avanzar en un pre acuerdo.

  • Hoy, buena parte de los consultados apuestan a que el órgano redactor de la nueva Constitución será mixto, con un porcentaje electo en las urnas (de entre 50 y 78 representes) y un consejo de expertos electo por el Congreso, que realizaría un anteproyecto y se sumaría a los bordes que logró instalar la derecha en la accidentada negociación del proceso constitucional.
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