Los obstáculos. La explicación más habitual sobre la posibilidad de que José Antonio Kast viva en el palacio presidencial, durante su eventual gobierno, es que se basaría en la necesidad de dejar su casa en Buin por los tiempos de traslado a Santiago.
- Sin embargo, existen muchas alternativas más eficientes en Santiago para acortar esos trayectos. Tanto que hasta hace algunos meses su familia estaba buscando casas en la ciudad, según fuentes cercanas al republicano.
- La opción por La Moneda es larga y complicada. Se requerirían reformas de envergadura. El último mandatario que vivió ahí fue Carlos Ibañez del Campo (1952-58), y no existe ninguna infraestructura para albergar a un matrimonio presidencial.
- Además son necesarios trámites, como obtener el permiso del Consejo de Monumentos Nacionales.
- El costo es otro problema de la idea traslado, dado a conocer por The Clinic. Kast estaría obligado a usar sus propios recursos: no hay espacio político para que un presidente con un discurso de recorte de gastos fiscales y austeridad actue de otra manera.
- Todo eso es abordable, pero solo con una ferrea voluntad política.
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La viga maestra. El lema de “gobierno de emergencia” es considerado un acierto por muchos analistas, entre ellos Pepe Auth. Primero, jugó un papel importante en la campaña al reforzar el mensaje de Kast de que la herencia del gobierno de Gabriel Boric será un país con más problemas graves, y de ahí la necesidad de un cambio urgente y drástico.
- También le permitió esquivar temas potencialmente peligrosos, como la agenda valórica, con el argumento que las prioridades son otras ante la emergencia.
- Si bien nació como herramienta de campaña, con el tiempo el lema lo expandieron hasta convertirlo en la viga maestra del programa, una llave eficiente para destrabar problemas.
- Si se trata de una emergencia, señalan, es imprescindible un programa que una a todos los partidos que lo apoyaron en torno a un conjunto de medidas en las áreas clave: seguridad, economía, inmigración, salud, educación y vivienda.
- Lo anterior, además, funciona como antídoto para evitar un virús latente en todas las coaliciones o acuerdos de gobierno entre fuerzas heterógeneas (en este caso un arco desde Amarillos al partido de Kaiser): divisiones y extremismos. Si solo se implemantará esa agenda consensuada, se acota el espacio para temas que generan división.
- La cuenta que sacan Kast y su entorno es que un gobierno requiere fuertes gestos simbólicos para darle credibilidad a su mensaje. Y que un presidente que se traslada a La Moneda podría trasmitir sentido de urgencia, y de fuerte compromiso.