Qué observar. Los principales economistas de bancos de inversión han asegurado que el precio del cobre vive un nuevo ciclo alcista que ya no responde solo a un rebote cíclico, sino a una combinación más compleja de factores estructurales de demanda, restricciones persistentes de oferta y distorsiones comerciales.
- Para Chile, el principal productor mundial, este escenario abre una ventana de ingresos fiscales relevante, pero también instala una presión política directa sobre el próximo gobierno, que deberá administrar estos recursos bajo una regla fiscal que obliga a ahorrar los excedentes.
- El precio del mineral alcanzó US$12.306 por tonelada (US$5,58 la libra) en la Bolsa de Metales de Londres, prolongando un repunte que ha impulsado los precios en un 36% en lo que va de este año, según Cochilco.
- Con ello el promedio en lo que va del año alcanza a US$4,50 por libra.
- Hace dos semanas, el Banco Central subió la proyección del precio del cobre. El valor del mineral, que desde noviembre supera los US$5 por libra, fue elevado en 40 centavos por libra para 2026 pasando desde los US$4,30 a US$4,70.
Un viento a favor para las cuentas fiscales. El alza del cobre tiene un impacto directo en las finanzas públicas de Chile. De acuerdo con la Dirección de Presupuestos, cada centavo de dólar adicional en el precio promedio del cobre implica ingresos efectivos extra para el Fisco por US$17 millones a través de Codelco y US$10 millones por parte de las grandes mineras privadas. Pero en el mercado se habla de estudios que indican que por cada centavo de dólar adicional, el fisco recibe entre US$30 millones y US$60 millones adicionales.
- Bajo el escenario actual, con precios muy por sobre el valor de referencia de largo plazo, el próximo gobierno podría enfrentar ingresos extraordinarios del orden de US$2.500 a US$4.000 millones.
- La economista de LyD, Macarena García, asegura que “actualmente la proyección de la Dipres para el precio del cobre efectivo del 2026 es de US$4,35 (Informe de Finanzas Públicas del tercer trimestre), por lo que de mantenerse elevado y alcanzar un promedio de US$5 en el 2026 le generaría en torno a US$2.300 millones de ingresos adicionales. Si alcanzara un promedio de US$5,5, entonces obtendría en torno a US$4.000 millones de ingresos adicionales”.
- No obstante, advierte que “hay que recordar que la regla que rige nuestra política fiscal establece que el gasto no depende del ingreso que genere el precio del cobre efectivo, sino que el de largo plazo, el cual ya está estimado en US$4,38, es decir, muy similar al precio efectivo que la Dipres ya proyectó para el próximo año”.
- Por tanto, “todo ingreso adicional que se genere con el mayor precio efectivo del cobre servirá para financiar el gasto que ya está aprobado y que es coherente con el precio de largo plazo, el cual no se modifica a lo largo de todo el año, generando menos requerimientos de deuda”.
- La señal es políticamente exigente: habrá más recursos, pero con un margen muy acotado para usarlos.
- Según el economista Juan Andrés Fontaine, “sería un error garrafal destinar esos recursos a más gasto público. El gasto debe frenarse según lo comprometido. Esos fondos nos vienen “como anillo al dedo” para reponer el Fondo de Estabilización Económica y Social (FESS). Contar con esa caja es vital para realizar una política fiscal anticíclica: es decir, tener ahorros para poder gastar cuando las condiciones empeoren sin tener que recurrir a endeudamiento costoso o autorizaciones políticas complejas”.
Demanda. El fuerte desempeño del cobre combina factores de largo plazo con tensiones coyunturales. Por el lado de la demanda, el soporte es estructural. La electromovilidad, la expansión de las energías renovables, la modernización de redes eléctricas y la electrificación de la economía global han elevado de manera persistente el consumo del metal rojo.
- A ello se suma el crecimiento acelerado de la infraestructura digital, incluyendo data centers, inteligencia artificial y redes de transmisión, todos intensivos en cobre. Este conjunto de tendencias ha desacoplado parcialmente al precio del metal del ciclo económico tradicional, permitiendo que se mantenga elevado incluso en un escenario de crecimiento global moderado.
- Del lado de la oferta, la industria enfrenta menores leyes minerales en yacimientos maduros, retrasos regulatorios y sociales en nuevos proyectos, mayores costos de producción y problemas operativos en minas relevantes.
- Un informe del Bank of America sostiene que los problemas operativos en las tres minas más grandes del mundo -Escondida en Chile, Grasberg en Indonesia y Kamoa Kakula en la República Democrática del Congo- limitarán la producción del próximo año.
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Aranceles y flujos comerciales. Un factor clave en el último tramo del rally ha sido la posibilidad de que Estados Unidos imponga aranceles al cobre. La sola amenaza ha generado una reacción inmediata: comerciantes y fabricantes se han apresurado a enviar cobre al mercado estadounidense anticipando eventuales gravámenes.
- Esta “carga adelantada” de envíos ha reducido la disponibilidad en otros mercados, obligando a compradores de distintas regiones a ofrecer precios más altos para asegurar suministro.
- El resultado ha sido una distorsión significativa de los flujos comerciales globales, con precios en alza incluso cuando el uso de cobre se ha debilitado en China, que representa cerca del 50% del consumo mundial.