-¿Qué piensas del test de drogas que se está haciendo a parlamentarios?

-Cuando fui presidente de la Cámara se planteó el tema, yo me opuse siempre, porque me parecía una maniobra política. En 1995 una parte de la derecha, usando este tema, trató de dañar a otro sector de Renovación Nacional. Y ahora se repite la historia. Creo que es un triste espectáculo el que está dando el Parlamento.

-¿Cuál es tu postura personal: estás de acuerdo con legalizarlas?

-Realmente no estoy de acuerdo con la legalización de las drogas duras, porque creo que al final son muy nefastas y pueden conducir a males peores. Obviamente en Chile el uso privado no está penalizado y eso me parece muy bien.

Pero aquí hay una especie de destrucción de la presunción de inocencia, con una serie de consecuencias. Si tú te niegas a hacerte el test hoy día, te van a llevar a la Comisión de Ética, lo que por lo demás es completamente inconstitucional. No te pueden llevar a Comisión de Ética por negarte a hacer algo a lo cual legalmente no estás obligado. ¿Y ahí qué? ¿Te van a aplicar una multa?

-¿Esta propuesta forma parte de un proceso de farandulización de la política, como dijo el diputado Gonzalo Winter?

-Esto forma parte de la decadencia y el desprestigio del Congreso, que obviamente es causado por los propios parlamentarios, que se involucran en este tipo de espectáculos. En EEUU a nadie se le ocurriría hacer tests de drogas a los parlamentarios. Porque hay una presunción de inocencia: que uno no está haciendo algo que es ilegal.

El verdadero impulsor de este test es la demagogia. Se produce el efecto manada, nadie quiere ser puesto en duda. Cobra vigencia esta frase absurda: el que nada hace, nada teme. ¿No te quisiste hacer el test? Simple: ¡estás usando droga!

-La idea es evitar, supuestamente, la influencia del narco en la política.

-Mira, el único caso que conocemos de un político que haya tenido contacto con el narcotráfico y que ha sido sancionado es el alcalde de San Ramón. Que nunca se ha hecho un test de drogas en su vida. La histeria viene de ahí: esta idea de que el narcotráfico va a penetrar la política. A un parlamentario que fuma marihuana, si saliera positivo, le van a abrir las cuentas bancarias, para ver si hay una transacción por sobre 25 millones de pesos, y ver si puede estar vinculada con el narcotráfico. Eso es absolutamente violatorio de todas las garantías constitucionales. Es patético que los parlamentarios se presten para este show y no tengan dignidad para resistirse. Porque esto es un show.

-¿El consumo es parte de los derechos individuales de los parlamentarios?

-Lo que creo es que a nadie se le puede estar imputando un delito a priori. Y obligándolo a demostrar que no lo está cometiendo. Porque nuestro sistema jurídico funciona al revés: uno no tiene que probar que es inocente, es el Estado el que tiene que probar que uno es culpable.

-Llama la atención que, aparte del UDI Juan Antonio Coloma, haya gente de izquierda como Pamela Jiles impulsando la medida. Algunos diputados del FA y el PC agregaron levantar el secreto bancario.

-Sí, se da una coincidencia extraña, el Frente Amplio llegó al Congreso desprestigiándolo. Y esto forma parte de esta campaña. En el tema de las dietas parlamentarias, por ejemplo, se dijo que los parlamentarios ganaban demasiado. Esto va de la mano con lo de las drogas. Al final se pinta un cuadro de un parlamento corrupto, que se está enriqueciendo a costa de la ciudadanía, que no hace nada, y que además podría tener contactos con el narco. Para mí, ese es un enfoque bastante fascista. Son campañas de desprestigio contra las instituciones democráticas que tiene un tufo a trumpismo. Como Trump.

-En la campaña presidencial fue tema, hasta Boric se hizo un test.

-Porque se produce una sicosis, la gente cree que todos los políticos son más o menos corruptos. Puede que eso rinda electoralmente. Además, se trabaja sobre los temores de las personas, porque la gente está muy asustada con la delincuencia. En otros países latinoamericanos el narcotráfico se ha metido efectivamente con la política, en Colombia, en Venezuela, en Ecuador.

Entonces empieza la sicosis de que acá va a empezar exactamente lo mismo. Ahora, si el narcotráfico se quiere meter con los políticos, los políticos no tienen por qué ser consumidores de drogas para que eso ocurra. Es ridículo el argumento. El sobornado por los narcos en el Congreso va a hacer su test y saldrá negativo. Son otras las cosas que circulan, es plata lo que realmente pesa.

-¿Un ambiente conservador ronda el hemiciclo?

-La derecha conservadora y la extrema izquierda se parecen mucho. Lo que predomina es la demagogia. Esto se ha expresado en muchos aspectos de caráter político en el Congreso. Durante los retiros de la AFP también se produjo una estampida demagógica. El otro día el Presidente Boric decía que se equivocó. No se equivocó, sino que se sumó deliberadamente a una ola demagógica y populista. Y esto es lo mismo.

-¿En otros países se ha visto esta experiencia?

-Te puedo garantizar que en EEUU no existe. Y no existe porque en un estado de derecho para que alguien sea obligado a hacerse un test de droga, por ejemplo, tiene que haber una presunción de que las está usando. Además tiene que ser delito, y el uso de droga para consumo personal en Chile no lo es.

-¿Por qué estás en contra de legalización?

-Hay que distinguir. No estoy en contra de la legalización del uso de la marihuana, pero de las drogas duras, sí. Absolutamente. Porque destruyen las vida de las personas. Pensar que van a destruir al negocio del narcotráfico eso no es real.

-¿No le afectaría?

-Un poco, pero el negocio es tan vasto y tan mundial, que van a encontrar otros mercados. De hecho en EEUU la marihuana ya está legalizada en muchos estados y las redes de narcotraficantes siguen operando igual. Esa no es una buena razón para legalizar las drogas duras.

Por lo demás, legalizar el uso recreacional de la marihuana no necesita este argumento tan dramático de que vas a terminar con el narcotrafico. Es reconocer un hecho: que la gente la usa y es mejor que la pueda comprar legalmente. Y no es una droga con efectos tan nocivos como las drogas duras.

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