Alemania rinde homenaje este sábado a los autores del atentado fallido contra Hitler hace 75 años y a su polémico líder, Claus von Stauffenberg, en un momento en el que la extrema derecha intenta apropiarse de su legado.

La operación "Valquiria", un golpe de Estado que implicó a varios miles de militares y civiles, es el acto más conocido de resistencia contra el régimen de Hitler.

El 20 de julio de 1944, el oficial aristócrata Von Stauffenber colocó un explosivo con temporizador oculto en su maletín durante una reunión en el cuartel general del Führer "la Guarida del Lobo", cerca de Rastenburg, actualmente Ketrzyn, en Polonia.

El intento de asesinato fracasó y el golpe fue detenido. Hitler resultó con heridas leves. El coronel, que participó en la campaña africana del mariscal Rommel, y otros tres conspiradores fueron fusilados la misma noche.

"Los que actuaron el 20 de julio son un ejemplo para nosotros", alabó recientemente Angela Merkel. La canciller hablará de nuevo el sábado en el Monumento a la Resistencia Alemana en Berlín.

- "Traidor" -

Si bien en el extranjero es considerado un héroe indiscutible, como en una película con Tom Cruise en 2008, el personaje continúa alimentando el debate en Alemania.

Sus detractores le recriminan una reconversión, juzgada tardía, de simpatizante nazi a organizador de atentado.

Durante mucho tiempo fue considerado como un "traidor" en una sociedad aún impregnada por los años del nazismo, subraya Johannes Tuchel, director del Monumento, en una tribuna en el diario berlinés TAZ.

En la zona de ocupación soviética en el este, eran su elitismo y su "revolución de palacio", según la expresión del gran resistente Anton Ackermann, los que no encajaban con los ideales populares comunistas.

"Para nosotros, Stauffenberg era un cobarde, que no utilizó una pistola sino un explosivo con temporizador para salir indemne", recuerda Kurt Salterberg, un soldado presente el día del ataque, en una entrevista para Frankfurter Allgemeine Zeitung. Pero en aquel entonces, "un simple soldado no sabía nada de las atrocidades de los nazis", admite.

Hubo que esperar a los años 1980 para que la resistencia al nazismo fuese realmente reconocida. 

El atentado del 20 de julio, así como el destino de los estudiantes del grupo "la rosa blanca", decapitados por haber distribuido octavillas contra el régimen, se convirtieron en  símbolos.

- No demócratas -

Para la canciller alemana, la Constitución que fundó el Estado de derecho alemán "quizás no hubiera podido nacer tal como es" sin el acto de Stauffenberg.

Los historiadores, no obstante, se muestran cautos. "Aparte de algunas excepciones, no eran demócratas convencidos", recordó el historiador Herfried Münkler en una tribuna para la radio regional NDR.

Más bien defendían una visión elitista, antipluralista, "una imagen muy alejada de una sociedad abierta y democrática", resume su homólogo Gerd Ueberschär, en un libro publicado recientemente.

Suficiente para seducir a la extrema derecha. Hace un año, el partido Alternativa para Alemania (AfD) se mostró con un retrato del coronel que recuerda que "la desobediencia civil y la reflexión crítica son deberes del ciudadano".

El objetivo de la extrema derecha es claro: presentarse como víctima de la "dictadura de Merkel", según la retórica de los dirigentes del AfD, y forjar a través de esta referencia a la resistencia contra el nazismo una propia legitimidad para sus actividades políticas, señala Tuchel.

"El ejemplo de las pocas personas que resistieron a la dictadura pertenece a la tradición liberal de la historia alemana", escribe, "y no a extremistas de derecha o revisionistas".

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