Aumenta rápidamente el número de afganos que busca refugio fuera de su país. Tras los sirios, son el grupo más numeroso de refugiados en Alemania: han llegado unos 67.000 en lo que va de año. Ahora el Gobierno alemán quiere cerrarles la puerta.

Los partidos que forman la gran coalición, los demócratas de la CDU y sus hermanos bávaros, la CSU, junto con los socialdemócratas del SPD, acordaron el pasado jueves (05.11.2015), entre otras cosas, “acelerar la creación de vuelos domésticos alternativos” en Afganistán.

Muchos afganos no son deportados porque las leyes alemanas no permiten su repatriación a zonas de su país consideradas inseguras. Ahora el Gobierno quiere volver a delimitar qué son zonas seguras e inseguras en Afganistán.

La Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF, por sus siglas en alemán) es el organismo responsable de otorgar asilo. Sus agentes comprueban si una determinada persona sufre persecución. Como no disponen de una visión completa de los conflictos políticos, étnicos y religiosos de Afganistán, suelen acudir a un organismo asociado, el Centro de Información sobre Asilo y Migración (IZAM, por sus siglas en alemán). Allí se valoran los informes del Ministerio de Exteriores, de instituciones internacionales y de organizaciones no gubernamentales. Además, el BAMF tiene personas de contacto en varios países.

Diferencias regionales

El politólogo de origen afgano Matin Baraki cree que en la decisión de deportar afganos juega un papel importante la región de origen. “Si vienen de zonas de Afganistán controladas total o parcialmente por los talibanes, es posible que obtengan el permiso de residencia en Alemania“, dice Baraki, que da clase en la Universidad de Marburg. Las personas que proceden de otras regiones tienen difícil hacer creer que no pueden estar seguras en otro lugar de su país.

"Quienes deciden sobre asilos dicen que si una persona es perseguida en el oeste de Afganistán, bien puede vivir en Kabul", dice Baraki, que a menudo traduce para los solicitantes de asilo.

Un tribunal alemán consideró que las mujeres afganas occidentalizadas sufren riesgo de padecer violencia en su país.

Sin embargo, hay organizaciones internacionales que señalan que la situación en muchos lugares del Hindukusch es problemática. Además, hay ataques con bomba y atentados de talibanes en muchas regiones. La misión de Naciones Unidas para Afganistán (UNAMA) reporta casi 1.600 civiles muertos en la primera mitad del año. Los talibanes invadieron el pasado mes de septiembre por breve tiempo la relativamente segura capital de la provincia de Kunduz.

Se quedaron más de dos tercios

Según la organización de ayuda al refugiado Pro Asyl, durante la primera mitad de año se permitió quedarse en Alemania al 76.4 por ciento de los solicitantes de asilo afganos. Hay juicios que muestran lo que puede servir de ayuda en casos aislados. Por ejemplo, el Tribunal Administrativo Superior de Baja Sajonia consideró que las mujeres afganas occidentalizadas podían sufrir ataques y violaciones de derechos humanos en su país. También está el caso de un juez de Hamburgo que autorizó el derecho de asilo a un afgano que abrazó el cristianismo en Alemania.

Hasta ahora, era raro deportar afganos. “Solo se repatriaba a la gente relacionada con delitos criminales”, dice Baraki. “Muchos otros pudieron quedarse en Alemania porque no han dependido de ayudas sociales, y han llegado incluso a obtener permisos de residencia indefinidos”. Ahora la situación puede cambiar, pues Alemania negocia con Kabul un nuevo acuerdo de repatriación.

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