Donald Trump consiguió dar el primer paso en su propósito de terminar con el Obamacare, la reforma sanitaria impulsada por el expresidente Barack Obama.

El esfuerzo concertado de las últimas semanas entre la Casa Blanca y el liderazgo republicano en el Congreso hizo posible que el jueves la Cámara de Representantes aprobara en primera instancia el proyecto de Ley Estadounidense del Cuidado de la Salud (AHCA).

Así envió al Senado el proyecto con que pretenden reemplazar la Ley de Asistencia de Salud, el Obamacare, que entró en vigor durante el primer periodo del exmandatario.

Es cierto que la aprobación en la cámara baja de la AHCA es solo el primer paso de lo que se prevé sea una larga batalla política.

Pero es innegable que la votación del jueves tendrá consecuencias importantes y de largo alcance.


1. Trump y Ryan borraron una vergonzosa derrota

Hace un mes y medio, los republicanos de la Cámara de Representantes trataron de lograr la aprobación de la versión original de la AHCA y tuvieron que retirarla de la consideración antes del voto que, todo indicaba, iba a perder.

"Pasar de un partido de la oposición a un partido de gobierno implica muchos dolores", declaró ese día Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes.

"Y, bueno, ahora estamos sintiendo esos dolores".

En el Despacho Oval, un humillado presidente Trump habló a los reporteros. "Aprendimos mucho sobre lealtad", dijo. "Aprendimos mucho sobre el proceso de conseguir votos".

Se citó el revés como evidencia de las fisuras dentro del Partido Republicano y como un indicio de que Trump no es el gran negociador que él se imagina ser.

Esto demostró que hay una herida abierta que el partido no ha logrado sanar.

Aunque el presidente señaló que su intención era pasar a concentrarse en la reforma de impuestos y Ryan indicó que "por ahora" el Obamacare seguiría vigente, la Casa Blanca y los líderes del Congreso siguieron buscando la manera de lograr suficiente apoyo contra el Obamacare.

Al final lo encontraron. Primero asegurando a los conservadores del llamado Freedom Caucus (un grupo que reúne a los miembros del ala más derechista del partido Republicano) y después seleccionando a suficientes moderados para ganar el voto. A duras penas.

Pero el jueves en la tarde, todo eran sonrisas en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca después de que Trump y Ryan alcanzaron su primer gran logro legislativo.


2. Todas las miradas en el Senado

Con la aprobación en la Cámara de Representantes, la ley ahora pasa al Senado, donde enfrentará aún mayores desafíos.

Ryan cuenta con una gran mayoría republicana en la cámara baja, pero el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, sólo puede permitirse perder dos votos. Y algunos miembros de su partido ya expresaron reservas.

"No apoyo el proyecto de ley como está redactado actualmente porque sigo teniendo preocupaciones de que no hace lo suficiente para proteger la ampliación del Medicaid a la población de Ohio", declaró el senador Rob Portman.

Bloomberg News informó que varios senadores republicanos clave ya están haciendo planes para ignorar el proyecto aprobado por la Cámara de Representantes y redactar su propia legislación de salud desde cero.

Presentar una solución que satisfaga tanto a los miembros de línea dura como a los moderados será una tarea enorme en el Senado, igual que lo fue en la Cámara de Representantes.

Los senadores demócratas, que tienen poderes considerables incluso siendo la minoría, obstaculizarán todo lo posible el proceso.

Es la receta para un atascamiento político que será difícil de resolver.

"Sé que nuestros amigos en el Senado están deseosos de empezar a trabajar", dijo Ryan en un evento de celebración en la Casa Blanca el jueves.

La multitud de políticos republicanos y miembros del personal se rieron.


3. Más incertidumbre

Si el proyecto que aprobó la Cámara de Representantes se convirtiera en ley, esto causaría una conmoción en todo el sistema de salud estadounidense, forzando a las compañías de seguro, servicios médicos y compañías vinculadas a ajustarse a una nueva realidad pocos años después de que entraron en vigor las reformas de la Obamacare que ya causaron sus propias conmociones.

Medicaid, el programa de seguros de salud para las personas con menos recursos, tendría cortes significativos.

Los mandatos del gobierno sobre seguros serían derogados. Los impuestos de los ricos que pagan los subsidios de seguros para los grupos de bajos ingresos serían rescindidos.

Los estados tendrían mayor discreción para elegir sus propios niveles de cobertura de seguros.

Según la Oficina de Presupuestos del Congreso, que analizó una versión anterior de la legislación, más de 24 millones de estadounidenses quedarían sin seguro médico bajo la nueva AHCA.

Las primas eventualmente se reducirían 10%. El déficit del presupuesto federal bajaría US$150.000 millones en 10 años (aunque este número seguramente cambiará con la nueva versión).

La incertidumbre ya está teniendo efectos. La última compañía que participó en el mercado individual de seguros de Iowa podría retirarse pronto.

Otro importante proveedor se está retirando de Virginia. En varios estados, el sistema de salud para los que no tienen seguros de empleadores públicos o privados está bajo gran presión.

Durante una época parecía que el actual sistema Obamacare iba a continuar operando intacto, lo cual daría a la industria de salud un ápice de continuidad.

En lugar de ello, continúa amenazando en el horizonte la perspectiva de grandes cambios.

Dado que es posible que el Senado tenga pronto su propia y marcadamente diferente versión de reformas, es probable que esa incertidumbre siga creciendo.


4. Los demócratas lo usarán en las elecciones de medio término en 2018

Después del éxito de la AHCA en la Cámara de Representantes, los congresistas demócratas dijeron adiós con la mano a sus colegas republicanos y les cantaron "Oye, oye, oye, adiós".

La escena recordó una similar cuando los legisladores republicanos en 1993, se burlaron de los demócratas por haber apoyado un extenso incremento de impuestos en los primeros días de la administración de Bill Clinton.

El Partido Demócrata sufrió una estridente derrota en las elecciones de medio término de 1994. Los demócratas creen que este voto tendrá un efecto igualmente devastador en sus adversarios en las elecciones de noviembre de 2018.

Lo cierto es que los candidatos demócratas van a hacer todo lo posible para presentar el proyecto como una importante reducción de impuestos para los ricos, pagada con reducidos beneficios para la clase media y los trabajadores pobres.

Un demócrata que se está presentando para gobernador en Virginia ya lanzó un anuncio de televisión condenado el proyecto. Éste presenta a una ambulancia que está siendo lentamente pulverizada por un compactador.

La naturaleza del proyecto de la Cámara de Representantes, que le da a los estados discreción considerable para revertir el Obamacare, también podría centrar la atención en las 38 elecciones para gobernador que se llevarán a cabo en los próximos dos años y en las batallas para controlar las legislaturas estatales.

Los republicanos actualmente tienen la delantera en gran parte de Estados Unidos, pero sus mayorías podrían estar en riesgo si surge una ola electoral democrática.


5. El legado de Obama está en riesgo

Obamacare fue la joya en la corona de los logros legislativos del presidente Obama.

Los demócratas pagaron un alto precio en las urnas por haber puesto en vigor las reformas, pero fue un objetivo de décadas del partido y muchos consideraron que valía la pena el sacrificio.

"Este es un acuerdo malditamente enorme", susurró el vicepresidente Joe Biden a Obama durante la ceremonia de firma de la Ley en la Casa Blanca.

Ahora ese enorme acuerdo está a un paso de convertirse en una reliquia del pasado.

Al mismo tiempo en que el proyecto para revocar la Obamacare se presenta al Senado, un comité de la Cámara aprobó una legislación para revocar las reformas financieras de Wall Street de Obama.

Paso a paso, el Congreso controlado por los republicanos podría destruir cada uno de los logros demócratas durante los ocho años de Obama en la Casa Blanca.

Sus regulaciones medioambientales están en la mira, igual que gran parte de los compromisos políticos fiscales y de presupuesto que demócratas y republicanos acordaron en 2013.

Las elecciones, como suele decirse, tienen consecuencias.

Publicidad