El mayor fabricante de aviones del mundo logra despegar de su propio descrédito.

Boeing, que desde marzo pasado se vio obligado a solicitar la suspensión temporal de las operaciones de toda su flota mundial del modelo 737 MAX tras un accidente en Etiopía, reconoció este domingo que otros aviones de la serie 737 también pueden sufrir un desperfecto.

Según un comunicado de la compañía, el nuevo problema no está asociado al accidente de marzo de Ethiopian Airlines, que dejó 157 muertos.

Ahora, Boeing, junto a la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos decidieron recomendar a las aerolíneas que revisen también unos dispositivos de las alas de los modelos 737 Max y 737 NG (que incluye los 737-600, -700, -800 y -900) que pueden resultar defectuosos.

Se trata de un problema en los ensamblajes de rieles de los listones de borde delantero, una superficie de control aerodinámico que se extiende desde la parte frontal del ala.

Según la FAA, es posible que algunos aviones no cumplan con los estándares de fabricación y deban reemplazarse antes de que las aerolíneas vuelvan a utilizarlos.

El informe detalla que las partes defectuosas pueden fallar prematuramente o agrietarse, lo que, según la FAA, no derribaría un avión, pero podría dañar la aeronave durante el vuelo.

El fabricante indicó que descubrió el problema el pasado viernes, durante una reunión con un proveedor en la que los empleados de Boeing notaron que algunas de las piezas no fueron tratadas térmicamente, lo que los llevó a creer que podría haber un problema de seguridad.

Tanto el fabricante como la autoridad de aviación de Estados Unidos dieron un plazo de 10 días a las aerolíneas para revisar y reparar el dispositivo en los aviones de sus flotas.

El defecto hallado ahora, según Boeing, podría haber afectado a 20 aviones 737 Max y 21 de la serie 737 NG.

La FAA, sin embargo, recomendó a las aerolíneas que revisen 179 aviones Max y 133 NG adicionales para determinar si tienen partes defectuosas.

Un nuevo escándalo

El anuncio de Boeing tiene lugar cuando la compañía batalla por volver a llevar a los aires su modelo más popular, el 737 MAX, que se vio obligada a poner en tierra tras el accidente en Etiopía.

Otro avión de la misma serie y perteneciente a la compañía Lion Air se estrelló en Indonesia en octubre.

El de Ethiopian Airlines cayó solo seis minutos después de iniciar el vuelo, mientras el de Indonesia solo cinco minutos más tarde.

Flightradar24, un servicio de monitoreo de tráfico aéreo, estimó que los aviones registraron problemas en su velocidad y la capacidad para mantener la altitud.

Los documentos revelan que los pilotos de la aerolínea indonesia informaron que el piloto automático se había activado solo para facilitar que el avión se inclinara hacia abajo, lo que provocó que el sistema de advertencia alertara sobre una potencial caída.

Otros dos pilotos de EE.UU. informaron sobre incidentes relacionados con este sensor de "ángulo de ataque" (que hace que la nariz del avión se incline para aumentar la velocidad) y el software conectado al mismo denominado MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System).

Esa característica, que es nueva en la familia 737 MAX, evita que la aeronave apunte con ángulo demasiado inclinado hacia arriba durante el despegue, lo que podría hacerle perder su sustentación.

Recientemente, Boeing anunció que había actualizado el software que permitiría poner a los aviones nuevamente en los cielos, pero por el momento, la FAA no lo ha certificado.

 

 

 

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