En principio, solo deberían quedar poco más de dos semanas para que Reino Unido deje de pertenecer a la Unión Europea.

Pero cada vez parece más difícil que el Brexit pueda consumarse el próximo 29 de marzo, tal y como estaba previsto bajo los términos del Artículo 50 del Tratado de la UE que rige el proceso.

De hecho, después de los acontecimientos de esta semana, hay quienes creen incluso que el Brexit podría nunca producirse.

Aunque, por el momento, esa sigue pareciendo una posibilidad bastante remota.

Por lo pronto, este martes fue el día que el parlamento británico decidió rechazar -por segunda vez- el acuerdo de salida negociado por la primera ministra Theresa May y Bruselas.

Un día después, los diputados respaldaron el rechazo a que Reino Unido salga de la UE sin un acuerdo previo (opción conocida como "Brexit duro"), no solo hasta el 29 de marzo sino en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.

No obstante, la votación no es vinculante legalmente y no impide la salida abrupta de Reino Unido, tal y como recordó la primera ministra británica, Theresa May.

Tras el respaldo a esta iniciativa para evitar un "Brexit duro", los parlamentarios tendrán la posibilidad este jueves de votar si quieren que Reino Unido pida aplazar su salida de la UE y extienden así elplazo contemplado en el Artículo 50.

CALENDARIO

Pero ¿significa eso realmente que se aplazará el Brexit, aunque sea temporalmente?

Aplazamiento probable, pero...

La respuesta sencilla es que un aplazamiento del Brexit parece bastante probable, pero no está -ni mucho menos- garantizado.

Para empezar, cualquier solicitud de ampliación del Artículo 50 tiene que ser aprobada de forma unánime por los otros 27 estados miembros del bloque europeo.

Y por el momento no hay claridad sobre la posible duración -o el propósito- de una prórroga, factores que la Unión Europea ya ha dicho incidirán sobre su decisión al respecto.

May ha dicho que cree que la prórroga no debería exceder los tres meses, y muchos creen que su objetivo es utilizar ese plazo para tratar de conseguir nuevas concesiones y así lograr la aprobación de su acuerdo, una estrategia que no parece convencer a Bruselas.

Otros, sin embargo, piden un plazo de casi dos años, suficiente para contemplar otras alternativas incluidas unas nuevas elecciones o un segundo referendo. Pero no está claro que cuenten con los votos para conseguirlo.

Y aquellos que apuestan por una ruptura radical con la Unión Europea creen que la falta de consenso entre los que se oponen al llamado "Brexit duro" podría terminar por hacer que Reino Unido sí termine saliendo del bloque el 29 de marzo, tal y como estaba previsto originalmente.

"Como destacó la primera ministra, la posición legal por defecto, es que saldremos (de la UE) el 29 de marzo. Eso no ha cambiado", le dijo a la BBC Jacob Rees-Mogg, coordinador de la facción del partido Conservador más favorable al Brexit.

"La única forma de cambiar la fecha es con una extensión aprobada por la UE. Pero ¿qué propósito tendría esa extensión? ¿Para qué vamos a pedir una extensión?", dijo el diputado conservador, dando a entender que esperaba una negativa por parte de Bruselas.

Y preguntas muy parecidas hizo este miércoles Michel Barnier, el jefe negociador de la UE, quien en una comparecencia ante el Parlamento Europeo insistió en que el único acuerdo posible era el ya negociado con May.

"¿Prolongar las negociaciones? ¿Para qué? Tenemos un acuerdo de salida. Está ahí", dijo Barnier, para quien la solución al impasse solamente puede venir de Reino Unido.

Temor

El jefe negociador europeo, sin embargo, también advirtió que el riesgo de una salida desordenada de Reino Unido de la UE "nunca ha sido tan alto".

Y es precisamente el temor a esa salida desordenada lo que hace creer a muchos que la UE sí aprobará una extensión del Artículo 50, aunque está claro que una extensión por sí sola no solucionaría el problema.

Efectivamente, para evitarlo, Londres y Bruselas tendrían que aprovechar el plazo para lograr lo que no han sido capaces de conseguir durante los últimos dos años: un acuerdo aceptable para el parlamento británico.

Pero, para entonces, el parlamento podría haberle arrebatado el control del proceso a May, lo que permitiría contemplar opciones descartadas por la primera ministra.

Y esas opciones incluyen un posible segundo referendo que les de a los votantes la posibilidad de decidir permanecer en la UE.

El referendo, sin embargo, sigue sin ser la opción favorita del opositor Partido Laborista, que ha dicho que primero intentará que se negocie un acuerdo de salida que contemple una relación con la UE mucho más estrecha que la propuesta por May.

Y a la formación laborista también le resulta mucho más atractiva la posibilidad de forzar nuevas elecciones.

Pero en febrero Jeremy Corbyn, líder de los laboristas, se comprometió a apoyar "un voto popular para evitar un desastroso Brexit conservador o un resultado sin acuerdo".

Y con todas las opciones de nuevo en la mesa, esta posibilidad ha vuelto a recuperar fuerza.

¿Segundo referendo?

Para devolver la decisión al mismo electorado que en junio de 2016 decidió la salida de Reino Unido de la UE, sin embargo, sus defensores todavía tienen mucho trabajo por hacer.

Y es que incluso si la Cámara de los Comunes se pronuncia a favor, una nueva votación popular -incluso una consultiva y legalmente no vinculante, como la de 2016- tampoco tendría lugar automáticamente.

Entre otras cosas, la Comisión Electoral necesitaría tiempo para considerar y hacer recomendaciones sobre la pregunta que se sometería a consulta de los ciudadanos.

Y la misma, seguramente, sería objeto de encendidos debates con algunos insistiendo en que la decisión tendría que ser entre el acuerdo de May o una salida sin acuerdo, y otros insistiendo en que una de las opciones debería ser la permanencia en la UE.

Además, una vez solucionado esto, se tiene que dejar tiempo para hacer campaña a favor o en contra de las opciones en la boleta.

Según expertos de la Unidad Constitucional del University College London, el período mínimo requerido para todo esto es de aproximadamente 22 semanas.

Y a todo eso también habría que sumar el tiempo necesario para que una mayoría de parlamentarios se convenza de que una segunda votación es la mejor -o la única- opción disponible.

Muchos han advertido que un segundo referendo podría tener consecuencias desastrosas para la democracia británica, pues podría ser vista como un intento de desconocer la voluntad popular que alienaría a los más de 17 millones de ciudadanos que en su momento votaron a favor del Brexit.

Otros, sin embargo, argumentan que es los más democrático que se puede hacer, especialmente si el parlamento no logra ponerse de acuerdo.

Por lo pronto, las últimas encuestas sugieren que, de producirse un segundo referendo, una pequeña mayoría votaría por la permanencia de Reino Unido en la UE.

Pero un resultado en ese sentido tampoco está garantizado.

Y, por el momento, en Westminster tampoco parecen existir los votos para un segundo referendo.

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