La fotógrafa Thandiwe Muriu quiere que sus modelos se camuflen y destaquen al mismo tiempo.

En las imágenes que componen su serie Camo -abreviatura de camuflaje- crea ilusiones ópticas, de forma que las protagonistas de las fotografías casi desaparecen, aunque a su vez es imposible ignorarlas.

En cuanto a la estética, sus fotos se parecen a las de una revista moda, pero tienen también un significado profundo.

"Me encanta la fotografía de moda, podría dedicarme a ello todo el día, pero me di cuenta de que tenía que ser una fotografía de moda que reflejara quién soy y mis antecedentes", le dice a la BBC. "Así es como surgió la serie Camo".


Las originales telas que visten las modelos, sus elaborados peinados y las gafas que lucen son una celebración de la cultura de los 30 años.

Pero también guardan una crítica.

La serie es "una pequeña reflexión personal sobre cómo sentí que podía desaparecer en el trasfondo de mi cultura", explica.

"Como fotógrafa comercial me di cuenta cuán rápido, debido al contexto cultural, puedo ser descartada y desaparecer".


Muriu es autodidacta, educada, en sus propias palabras, en "la universidad de YouTube", pero su padre le dio el impulso inicial.

Al criar a cuatro hijas, estaba dispuesto a ir "contra las suposiciones patriarcales", dice Muriu.

Así, les enseñó habilidades prácticas como cómo cambiar el neumático de un automóvil, cómo hacer una barbacoa y, lo que en su caso fue más importante, cómo usar una cámara.

Y a la hora de elegir una carrera, ella se animó a seguir su pasión por la fotografía. Para la joven, era la "combinación perfecta de ciencia y arte".


Inspirada por las imágenes que vio en la colección de revistas Vogue de su hermana, Muriu se dedicó a la fotografía comercial, que en Kenia está dominada por hombres.

"Soy pequeña, parezco muy joven y muchas veces lo más que conseguía era que la gente me desestimara. Alguna vez entré al set y la gente le habló a mi asistente, que es un hombre, asumiendo que era el fotógrafo y no yo".

"Tuve que aprender a ser valiente y audaz y decir: 'Hola, yo estoy a cargo'".


Mientras desarrollaba su oficio, Muriu recibió la ayuda de un grupo de fotógrafos que estaban abriendo nuevos caminos en el país.

Uno de ellos, Osborne Macharia, la animó a buscar un proyecto creativo más allá del trabajo comercial.

Esto llevó al nacimiento de Camo en 2015.


"Inicialmente me estaba explorando a mí misma como creativa", dice.

Pero incluso ese trabajo incipiente tenía lo que ella llama la "marca registrada Thandiwe". "Ya todo era muy audaz, casi estrafalario".

"Trataba de celebrar estas hermosas telas y esta cultura vibrante en la que vivo y que veo todos los días".

Además, eligió deliberadamente una modelo de piel oscura para desafiar lo que denomina la "cultura de blanqueamiento" en Kenia, donde algunos ven la tez más clara como más hermosa.

La primera modelo que usó también tenía diastema, un hueco entre los dientes, lo que en su cultura Kikuyu, dice, "es un símbolo de belleza". Y tenía el cabello natural.


Muriu quería que una niña keniana de 10 años que viera las fotos pudiera decir: "Esa soy yo".

Si se observa las imágenes con atención, se hace obvio que construirlas es un proceso meticuloso.

La joven comienza eligiendo la tela, lo que ella misma describe como una de las partes más difíciles y más agradables.


Para ello, pasa horas en las tiendas de Nairobi y revisa pilas de telas importadas de todo el continente.

Busca "telas que sean realmente llamativas, con estampados casi psicodélicos, que parezcan que están vivas, que se mueven y que confundan a quien las mira".

La estética es reconociblemente africana, pero los diseños no necesariamente son los tradicionales.

"Estamos en esta nueva África, esta nueva generación, y amamos nuestros estampados pero no los vamos a usar de la manera tradicional".


Otra etapa clave en la creación de las imágenes es la que tiene que ver con el cabello.

A medida que se iba desarrollando el proyecto, Muriu se volvió más deliberada en su exploración de la belleza africana.

Empezó a investigar sobre peinados históricos y tradicionales. Y basándose en ellos, y con la ayuda de una estilista, crear para sus imágenes estilismos "modernos y funky".

"Se convirtió en algo más que mirar la belleza. Se trataba de preguntar: '¿Cuáles son los símbolos de la belleza que hemos perdido?'"

Las gafas, hechas de latas de refrescos, coladores de té de plástico, pinzas para la ropa, cepillos para botellas y otros objetos representan la forma innovadora en los objetos cotidianos son reutilizados en su país, explica Muriu.


Esto, además, suma humor a sus fotografías de por sí estimulantes y agradables visualmente, pero que a su vez tratan temas muy profundos.

Y la serie no ha terminado, dice.

"Haré más. Un desafío de por vida sería intentar catalogarlos todos y crear así el primer archivo moderno de nuestro cabello y nuestra tela. ¿Por qué no?".

La serie Camo se expone en la Galería 193 de París hasta julio.

Todas las imágenes son de Thandiwe Muriu.

Publicidad