El presidente Donald Trump se mostró firme en su apoyo a Arabia Saudita.

Pese a la condena internacional y los llamados a sanciones que han caído sobre el reino del golfo por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en su consulado en Estambul, el mandatario de Estados Unidos optó este martes por tender un ramo de olivo hacia su aliado en el Oriente Medio.

En un comunicado "de apoyo", Trump consideró que Riad era un "socio firme" que acordó invertir "una cantidad récord de dinero" en su país y que, cualquier medida en su contra, sería aprovechada por Rusia o China.

Fue más allá: admitió que el príncipe heredero Mohammed bin Salman "podría muy bien o no" sobre el asesinato de Khashoggi, pero que, "en cualquier caso", su relación era con el reino.

De acuerdo con Anthony Zurcher, analista de Estados Unidos de la BBC, el anuncio de Trump busca dejar clara la posición de su país previo a la publicación de un informe de la CIA que, según reportan medios estadounidenses, concluye que Bin Salman tenía conocimiento del asesinato del periodista.

"La acción de Trump podría verse como un intento de anticiparse a ese hallazgo e indicar claramente que la alianza fuerte entre EE.UU. y Arabia Saudita continuará sin interferencias", señala Zurcher.

El comunicado, que comienza afirmando categóricamente que el "mundo es un lugar muy peligroso" y sigue en otros siete párrafos defendiendo la relación de Washington con Riad para hacer frente a Irán, provocó indignación entre políticos, analistas y activistas de Estados Unidos.

Algunos, de hecho, lo vieron como la constatación de un cambio notable en la política exterior y en los valores que tradicionalmente ha defendido esa nación en la arena internacional.

Rechazo

El comunicado generó cuestionamientos desde las dos bandas del espectro político de Estados Unidos.

El senador republicano Lindsey Graham consideró que el asesinato de Khashoggi había sido un "acto barbárico" y pronosticó un fuerte apoyo bipartidista en el Congreso a sanciones contra Arabia Saudita, "incluidos miembros de la familia real".

Pero en la tarde del martes, el secretario de Estado Mike Pompeo reiteró su apoyo al comunicado del mandatario y consideró que vivimos"un mundo sucio" y que Trump estaba "obligado a adoptar políticas que promuevan la seguridad nacional de Estados Unidos".

Entre los seguidores de Trump el anuncio fue visto como una constatación de que el presidente prioriza los intereses nacionales frente a los problemas del resto del mundo.

La senadora demócrata Dianne Feinstein, por su parte, afirmó que estaba sorprendida por el hecho de que el presidente no fuera a castigar a Bin Salman por el "asesinato premeditado" del periodista.

Mientras, Fred Ryan, editor del diario The Washington Post, calificó la declaración del presidente como "una traición a los valores estadounidenses de larga data", como el respeto por los derechos humanos y "la expectativa de confianza y honestidad" en las relaciones estratégicas del país.

En opinión del periodista, el país que por años abanderó la lucha internacional por los derechos humanos, comienza someterse a intereses de naciones extranjeras y a un nuevo enfoque transaccional de las relaciones exteriores.

¿Cambio de paradigma?

De acuerdo con Anthony Zurcher, el comunicado de Trump es coherente con su política de "Estados Unidos primero" en la que basó su campaña y que se orienta a poner en un lugar prioritario los intereses de su país frente a los del resto del planeta.

"Contrasta la supremacía de los intereses estadounidenses con una visión sombría del resto del mundo, donde las cosas malas a menudo pasan más allá del control de Washington", señala.

Zurcher considera que el comunicado busca desviar la atención del asesinato para enfocarse en otros temas.

"El presidente rápidamente trata de cambiar el tema a Irán. Rechaza los informes de que Mohammed bin Salman ordenó el asesinato y cita el impacto económico de los US$450.000 millones en inversiones y ventas de armas a los saudíes", opina Zurcher.

Sin embargo, según Jonathan Marcus, corresponsal diplomático de la BBC, más allá de la polémica, una de las cuestiones a tener en cuesta es qué implicará esta declaración para las relaciones internacionales.

"La política de EE.UU. en Medio Oriente está tan alineada con la de dos personas clave (Mohammed bin Salman en Arabia Saudita y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu) que es cada vez más difícil ver cómo Washington pueden desempeñar un papel como árbitro independiente", opina.

Con esta declaración, en criterio Anthony Zurcher, Trump "ha destilado su visión de ´Estados Unidos primero´ hasta su esencia".

"La moral y el liderazgo mundial toman un asiento trasero ante la percepción de seguridad económica y militar de Estados Unidos".

Publicidad