2020 está siendo un año importante para Emiratos Árabes Unidos, este pequeño país del Golfo pero a la vez super rico y mega ambicioso.

Ha enviado una misión a Marte; llegó a un histórico acuerdo de paz con Israel; y logró adelantarse lo suficiente a la curva de la Covid-19 para que este antiguo protectorado británico haya podido redirigir sus fábricas y enviar Equipo de Protección Individual (EPI) a Reino Unido por avión.

También se ha visto envuelto en una costosa pelea estratégica con Turquía por ganar influencia, mientras extiende sus tentáculos hasta lugares tan lejanos como Libia, Yemen y Somalia.

Con el 50 aniversario de su independencia el próximo año, ¿cuál es exactamente el juego en el tablero global de los EAU y quién lo impulsa?

Encuentro fortuito

Es mayo de 1999 y la guerra de Kosovo lleva más de un año rugiendo. Estoy de pie junto a un lavabo dentro de una cabaña improvisada en un campamento bien defendido en la frontera entre Albania y Kosovo, un lugar lleno de refugiados kosovares.

El campamento ha sido establecido por la Sociedad de la Media Luna Roja de los Emiratos y los emiratíes han llegado con un círculo completo de cocineros, carniceros halal, ingenieros de telecomunicaciones, un imán y un contingente de tropas que patrullan el perímetro en vehículos Humvees de camuflaje, montados con ametralladoras pesadas.

El día anterior habíamos volado desde Tirana en helicópteros Puma conducidos por pilotos de la Fuerza Aérea de los Emiratos Árabes Unidos, a través de los serpenteantes y escarpados barrancos del noreste de Albania.

El hombre que ahora se cepilla los dientes en el lavabo junto a mí es alto, barbudo y con gafas. Lo reconozco como Mohammed bin Zayed, un graduado de la Real Academia Militar de Sandhurst de Gran Bretaña y la fuerza impulsora detrás del creciente papel militar de los EAU.

¿Podríamos hacer una entrevista para la televisión, pregunto? No está muy interesado, pero al final acepta.

Los EAU, explica, han entrado en una asociación estratégica con Francia. Como parte de un acuerdo para comprar 400 tanques Leclerc franceses, los franceses están tomando bajo su protección a una brigada de tropas emiratíes, entrenándolos en Francia para desplegarse junto a ellos en Kosovo.

Para un país que había obtenido su independencia menos de 30 años antes, era un movimiento audaz. Allí, en ese rincón remoto de los Balcanes, estábamos a más de 3.200 km de Abu Dhabi, pero los EAU claramente tenían ambiciones mucho más allá de las costas del Golfo.

Se había convertido en el primer estado árabe moderno en desplegar sus fuerzas armadas en Europa, en apoyo de la OTAN.

"La pequeña Esparta"

Luego vino Afganistán. Sin conocimiento de la mayoría de la población de los Emiratos Árabes Unidos, las fuerzas emiratíes comenzaron a operar silenciosamente junto a la OTAN allí, poco después de la caída de los talibanes, en una medida aprobada por el ahora príncipe heredero de Abu Dhabi, Mohammed Bin Zayed.

En 2008, visité un contingente de sus fuerzas especiales en la base aérea de Bagram y vi cómo operaban.

Viajando en vehículos blindados brasileños y sudafricanos, se dirigían a una aldea afgana remota y empobrecida, distribuían libros del Corán y cajas de dulces gratis y luego se sentaban con los ancianos.

"¿Que necesitan?" preguntaban. "¿Una mezquita, una escuela, que se perforen pozos para conseguir agua potable?" Los EAU aportaban el dinero y los contratos salían a licitación local.

La huella de los emiratíes era pequeña, pero dondequiera que iban usaban el dinero y la religión para tratar de reducir la sospechas locales generalizadas hacia las fuerzas de la OTAN, las cuales utilizaban con frecuencia la mano dura.

En la provincia de Helmand también lucharon junto a las fuerzas británicas.

El exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, apodó a los Emiratos Árabes Unidos como "Pequeña Esparta", al tratarse de un país relativamente poco conocido, con una población de menos de 10 millones, pero que estaba peleando en una categoría superior.

Yemen: una reputación dañada

Luego vino Yemen y una campaña militar que ha estado plagada de dificultades.

Cuando el príncipe Mohammed bin Salman, de Arabia Saudita, introdujo a su país en la desastrosa guerra civil de Yemen, en 2015, los Emiratos Árabes Unidos se unieron y enviaron sus cazas F-16 para realizar ataques aéreos contra los rebeldes hutíes, y también enviaron sus tropas al sur.

En el verano de 2018 transportaron tropas a la estratégica isla yemení de Socotra y juntaron una fuerza de asalto en una base en Assab, Eritrea, echándose atrás en el último minuto en los planes de enviarlos a través del Mar Rojo para recuperar el puerto de Hudaydah, en manos de los hutíes.

La guerra en Yemen se ha prolongado durante casi seis años, no hay ganadores claros y los hutíes siguen firmemente atrincherados en la capital, Sanaa, y en gran parte del país.

Las fuerzas de los EAU han sufrido bajas, incluidas más de 50 en un solo ataque con misiles que provocó la declaración de tres días de duelo nacional.

La reputación de los Emiratos Árabes Unidos también se ha visto dañada por su asociación con algunas milicias locales de mala fama vinculadas a al-Qaeda, y los informes de activistas de derechos humanos de que socios de los Emiratos Árabes Unidos encerraron a decenas de prisioneros dentro de un contenedor de transporte marítimo, donde murieron asfixiados por el calor.

Israel: una nueva alianza

Desde entonces, Emiratos Árabes Unidos ha reducido su participación en el conflicto destructivo de Yemen, pero continúa extendiendo sus tentáculos militares en un controvertido intento de hacer retroceder la creciente influencia de Turquía en la región.

Mientras que Turquía tiene una presencia sustancial en la capital de Somalia, Mogadiscio, Emiratos Árabes Unidos está apoyando el territorio separatista de Somalilandia y ha construido una base en Berbera, en el Golfo de Adén.

En Libia se han unido a Rusia y Egipto para apoyar a las fuerzas de Jalifa Haftar en el este, contra las de Occidente que son apoyadas por Turquía, Qatar y otros.

Este septiembre, los Emiratos Árabes Unidos enviaron barcos y aviones de combate a la isla de Creta para realizar ejercicios conjuntos con Grecia, mientras ese país se preparaba para una posible confrontación con Turquía por los derechos de perforación en el Mediterráneo oriental.

Y ahora, tras el anuncio repentino de la Casa Blanca, hay una alianza de gran alcance entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel, la cual pone un sello oficial a años de cooperación encubierta. (Al igual que Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos han estado adquiriendo silenciosamente un software de vigilancia intrusiva hecho en Israel para vigilar a sus ciudadanos).

Si bien la alianza abarca un amplio espectro de iniciativas de salud, biotecnología, culturales y comerciales, también tiene el potencial de crear una formidable relación estratégica militar y de seguridad, aprovechando la tecnología de vanguardia de Israel y grandes bolsillos y las aspiraciones globales de los EAU.

El enemigo común de los dos países, Irán, ha condenado el acuerdo, al igual que Turquía y los palestinos, acusando a los Emiratos Árabes Unidos de traicionar las aspiraciones palestinas de un Estado independiente.

Con la vista en las estrellas

Las ambiciones de Abu Dhabi no terminan ahí. Con la ayuda de Estados Unidos, se ha convertido en la primera nación árabe en enviar una misión a Marte.

En un programa con un presupuesto de 200 millones de dólares denominado "Hope", su sonda ya está viajando por el espacio a 126.000 km/hora después de despegar de una remota isla japonesa.

Está previsto que llegue a su destino, a 495 millones de kilómetros, en febrero. Una vez allí, mapeará los gases atmosféricos que rodean al Planeta Rojo, enviando los datos de regreso a la Tierra.

"Queremos ser un actor global", dice el Ministro de Estado de Relaciones Exteriores de los EAU, Anwar Gargash. "Queremos romper barreras y necesitamos tomar algunos riesgos estratégicos para romper estas barreras".

Sin embargo, existe la preocupación de que al moverse tan rápido y a distancias tan grandes, los Emiratos Árabes Unidos corren el riesgo de estar yendo demasiado lejos.

"No hay duda de que los EAU son la potencia militar más eficaz de la región [árabe]", dice el analista del Golfo Michael Stephens.

"Son capaces de desplegar fuerzas en el extranjero de formas que otros estados árabes simplemente no pueden. Pero también están limitados por el tamaño y la capacidad, y asumir tantos problemas a la vez es arriesgado y, a largo plazo, podría terminar volviéndose en su contra".

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