La noticia la recogieron los principales medios de comunicación de Estados Unidos: un avión de vigilancia ruso sobrevolaba las sedes del Pentágono, el Capitolio, la Base de la Fuerza Aérea Andrews... todas ubicadas en zonas de exclusión aérea.

Pero no pasó nada.

El avión espía no fue interceptado por cazas del Ejército de Estados Unidos.

Al contrario, se le permitió seguir su ruta, tomar fotos y recopilar datos en áreas que otras aeronaves tienen estrictamente prohibido sobrevolar desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.

No quedó ahí.

Según informó una fuente del gobierno a la cadena CNN, el avión sobrevoló también la residencia de descanso presidencial de Camp David, el campo de golf de Donald Trump en Virginia, bunkers secretos y el área de Bedminster, en Nueva Jersey, donde vacaciona actualmente el mandatario de Estados Unidos.

De acuerdo con CNN, el avión tenía incluso permiso para volar por otra zona altamente prohibida: la Casa Blanca.

Un avión ruso en zona área restringida de EE.UU.

La Policía del Capitolio había alertado desde la mañana del miércoles que un "avión autorizado de baja altitud" entraría al espacio aéreo restringido.

Explicaron, además, que la aeronave sería "grande" y volaría directamente sobre la sede del Congreso, un espacio por el que no existe tráfico aéreo desde 2001.

La nota concluía que el vuelo sería "monitoreado" por la Policía del Capitolio y otras agencias del gobierno federal.

No fue hasta la tarde del miércoles cuando CNN y el diario The Washington Post informaron que se trataba de un avión del tipo Tupolev Tu-154 y que fue utilizado para tareas de vigilancia por la Fuerza Área de Rusia.

El avión ruso, según CNN, tiene la capacidad de realizar una variedad de trabajos de espionaje, como la toma de fotografías aéreas e imágenes térmicas, y la captación de señales de inteligencia.

Pero ¿por qué el Pentágono permitió que un avión espía ruso sobrevolara edificios emblemáticos del poder de Estados Unidos?

Tratado de cielos abiertos

Las fuentes del gobierno consultadas en condición de anonimato por CNN y The Washington Post confirmaron que el vuelo fue posible porque ambos países son signatarios del Tratado de Cielos abiertos, un acuerdo que permite los vuelos de observación sin armas sobre el suelo de los otros Estados miembros.

De acuerdo con la página del Pentágono, el pacto, firmado por 34 naciones, constituye "un esfuerzo por promover la transparencia y los esfuerzos internacionales para el control de armamentos".

"El tratado está diseñado para mejorar la comprensión mutua y la confianza, dando a todos los participantes, independientemente de su tamaño, un papel directo en la recopilación de información a través de imágenes aéreas sobre las fuerzas militares y las actividades de interés para ellos", según el Departamento de Estado.

De su entrada en vigor en 2002, se han realizado más de 1.200 vuelos de vigilancia de este tipo, según la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de Estados Unidos, principalmente para verificar que el tipo de armamento utilizado por los países signatarios cumpla con los acuerdos y convenios internacionales.

Esta institución explicó que los vuelos del Tratado de Cielos Abiertos reciben prioridad por parte de las unidades de control del tráfico aéreo en Estados Unidos y son coordinados por la Administración Federal de Aviación.

Pero según The Washington Post, la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA, por sus siglas en inglés) teme que Rusia pueda estar aprovechándose del Tratado.

Durante una comparecencia ante el subcomité del Comité de Servicios Armados de la Congreso el año pasado, el director de la DIA, el general Vincent Stewart, aseguró que "amaría" negar futuros vuelos rusos sobre Estados Unidos por potenciales "amenazas".

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