La compra de productos chinos para el combate al nuevo coronavirus se ha convertido en un dolor de cabeza para varios países de Europa.

A medida que la pandemia se iba expandiendo por el viejo continente, algunos gobiernos han recurrido a China para conseguir productos sanitarios básicos que luego han tenido que desechar o devolver entre denuncias de problemas de fiabilidad.

España, Turquía y República Checa recibieron decenas de miles de kits de diagnóstico rápido que desecharon por inservibles, mientras que Holanda tuvo que retirar rápidamente miles de mascarillas que distribuyó entre personal de sanidad porque no protegían contra el virus.

El gobierno de China asegura que investiga el origen de los productos, mientras que una de las firmas señaladas en el caso de las pruebas rápidas dicen que sus clientes no han sabido usar el producto.

Y la situación también ha escalado a la esfera política.

En un blog la semana pasada, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo que hay "un componente geopolítico que incluye una lucha por la influencia a través del manejo de la información y la 'política de generosidad'".

"China está presionando agresivamente con el mensaje de que, a diferencia de Estados Unidos, es un socio responsable y confiable", escribió.

Esto mientras Europa se ha convertido en uno de los grandes focos de la pandemia de covid-19.

Este 1 de abril, Italia reportaba 13.000 muertes y 110.000 contagios) y España (9.000 muertos y 102.000 contagios) como los países más afectados y que incluso superan a los números de China (82.300/3.300) donde surgió el brote.

Pruebas defectuosas en España

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social español ya había distribuido a finales de marzo unos 8.000 kits de diagnóstico rápido del SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus causante del covid-19, de un paquete de 58.000 recibido cuando detectó que carecían de fiabilidad.

Los test solo tenían una sensibilidad de 30%, cuando los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud indican que deben tener 80%.

"En cuanto se detectó una escasa sensibilidad, se dio orden inmediata de retirada; y se contactó con el proveedor que lo va a sustituir por otro tipo de test", dijo el Ministerio de Sanidad en un comunicado.

El gobierno español hizo la compra de 640.000 kits a un proveedor certificado local que a su vez adquirió los productos a la empresa china Shenzhen Bioeasy Biotechnology, ubicada en la provincia de Cantón.

Sin embargo, Shenzhen Bioeasy Biotechnology indicó que los problemas denunciados en realidad pueden deberse a la recolección incorrecta de muestras o al uso incorrecto del producto.

Una fuente del gobierno chino dijo a EFE que "no han detectado irregularidades por el momento" en esos kits, pero la investigación sigue en marcha.

Sin embargo, la embajada china en España indicó en un mensaje en Twitter que la fábrica señalada no tenía una licencia oficial de las autoridades médicas chinas para vender sus productos.

Aseguró que material de combate al covid-19 donado por el gobierno chino en otros envíos separados, así como la ayuda del grupo tecnológico y minorista Alibaba, no incluía productos de Shenzhen Bioeasy.

Los kits devueltos por Turquía

Turquía también informó que algunos kits de prueba rápida, fabricados por la misma compañía china del caso de España, no eran lo suficientemente precisos para el diagnostico de la enfermedad.

El lote ordenado era de unos 350.000, pero el gobierno turco señaló que primero les realizó pruebas antes de enviarlos a los servicios médicos.

"Los hemos probado y no funcionan. España cometió un gran error al usarlas", dijo Ates Kara, del equipo de respuesta al coronavirus en el Ministerio de Salud turco, a CNN Turk.

Kara explicó que Turquía es uno de los pocos países del mundo que produce sus propias pruebas de covid-19 las cuales pueden arrojar resultados confiables en seis horas. Las pruebas rápidas lo hacen en unos 15 minutos.

Pero el país tuvo que adquirir miles de kits luego de que la semana pasada envió a Estados Unidos medio millón de su propia producción, por lo que a medida que el virus se propagó, requirieron más.

"Nuestros números de prueba son bajos. Ciertamente no estábamos preparados. Los países que están listos deben tener altos números de prueba", dijo Sinan Adiyaman, presidente de la Asociación de Médicos de Turquía (TTB) a la agencia Reuters.

Mascarillas defectuosas en Holanda

El pasado sábado, el Ministerio de Salud de Países Bajos anunció el retiro de 600.000 máscaras llegadas de un fabricante chino el 21 de marzo.

El producto ya se había distribuido a personal sanitario en primera línea del combate a la pandemia.

Sin embargo, funcionarios dijeron que las máscaras no encajaban en la cara y que sus filtros no funcionaban como deberían hacerlo, a pesar de que tenían un certificado de calidad N95.

 

"El resto del envío quedó inmediatamente en pausa y no se ha distribuido", decía un comunicado del Ministerio de Salud. "Ahora se ha decidido no utilizar ninguno de estos productos recibidos".

"Debido a la escasez, podemos encontrarnos en una situación en la que solo hay equipos de protección disponibles que no cumplen con los más altos estándares. Este es un problema en todos los países", advirtió la institución.

En este caso no fue señalado cuál fue el fabricante chino que hizo el envío.

Alarma en República Checa

Una alarma entre la población en República Checa inició luego de que medios de comunicación locales reportaron que hasta 80% de los kits de diagnóstico rápido enviados desde China tenían problemas.

Sin embargo, el viceministro de Salud, Roman Prymula, rechazó que ese porcentaje fuera real. El gobierno había recibido alrededor de 150.000 kits.

El vice primer ministro y ministro del Interior, Jan Hamacek, minimizó los señalamientos de defectos a los que atribuyó a una posible metodología incorrecta de uso.

La embajada de China en el país citó el viernes la declaración de un funcionario checo afirmando que parte del personal no siguió estrictamente las instrucciones al realizar las pruebas.

Aun así, el país decidió continuar empleando solo pruebas de laboratorio convencionales, unas 900 por día, para determinar los casos con mayor certeza.

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