Cyril Ramaphosa fue confirmado este jueves como nuevo presidente de Sudafrica, luego de la renuncia de Jacob Zuma al cargo por presiones del gobernante Congreso Nacional Africano (ANC).

Ramaphosa, de 65 años, fue el único candidato nominado ante el parlamento sudafricano después de la renuncia de Zuma, por lo que una votación no fue necesaria.

En su discurso ante el parlamento, el nuevo mandatario prometió luchar contra la corrupción.

Encarcelado en los años 70 por su lucha contra el régimen de segregación racial del Apartheid, Ramaphosa encabezó el comité que se formó luego de la liberación de Nelson Mandela en 1990 y esperaba sucederlo en la presidencia, pero el cargo fue eventualmente asumido por Thabo Mbeki.

Eso lo llevó a abandonar temporalmente la política, llegando a convertirse en uno de los empresarios más ricos del país, pero fue electo líder del ANC en 2017.

Uno de sus retos será reparar la imagen del partido después de nueve polémicos años de gobierno de Zuma, el presidente más controvertido que ha tenido Sudáfrica desde que se terminó el gobierno de la minoría blanca en 1994.

La caída de Zuma

Zuma renunció a la presidencia el miércoles le pidiera la dimisión y lo amenazara conun voto de desconfianza en el Parlamento.

El exmandatario, de 75 años, estaba en el poder desde mayo de 2009 y en los últimos meses se había enfrentado a numerosas acusaciones de corrupción.

El mandatario hizo el anuncio de su dimisión al final de un largo discurso en el que dijo que no estaba de acuerdo con la forma en que el ANC había actuado en su contra.

Expresó que no tenía temor de una moción de confianza: "He servido a la gente de Sudáfrica lo mejor que he podido".

También hizo público su desacuerdo con los dirigentes del ANC.

"No acepté gobernar para salir con pactos o beneficios de la oficina del presidente", subrayó. "No se debe perder ninguna vida en mi nombre y tampoco se debe dividir el ANC en mi nombre", añadió.

Luego del mensaje de Zuma, el ANC emitió un comunicado en el que asegura que la renuncia del presidente brinda "certeza al pueblo de Sudáfrica".

La habilidad política de Zuma le había permitido sortear una serie de escándalos: la de este año era la novena ocasión en la que enfrentaba un voto de confianza en el Parlamento.

Incluso en el período previo a las elecciones de 2009 en las que resultó electo, Zuma enfrentó acusaciones de abuso sexual y corrupción.

Pero lo que no pudo quitarse de encima fueron las acusaciones de lavado de dinero y crimen organizado derivadas de un controvertido acuerdo de compra de armas por US$5.000 millones firmado en 1999 cuando era vicepresidente.

En 2017, el Tribunal Supremo sudafricano dictaminó que 18 cargos de corrupción por ese caso deberían ser vueltos a investigarse.

Él siempre negó los cargos y dijo que renunciaría si lo declaraban culpable.

En 2016 fue acusado de usar dinero del gobierno para reformar una casa suya en Nkandla, en un caso por el cual reintegró el monto de las obras.

Zuma también sigue la tradición zulú de la poligamia y actualmente tiene cuatro esposas.

Se casó seis veces y tiene 21 hijos.

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