Por más alto que se eleve el deseado muro del presidente Donald Trump en la frontera entre Estados Unidos y México, todo parece indicar que los objetos voladores podrán salvarlo.

Esa al menos parece ser la lógica de las organizaciones criminales que buscan nuevas formas de transportar droga de un país a otro.

La intercepción hace unas semanas de un dron que sobrevoló la valla que separa Tijuana, en México, y San Diego, en EE.UU., le dio a la Patrulla Fronteriza estadounidense aliento para combatir este nuevo método de los narcotraficantes.

Kilos de metanfetaminas

Era una sofocante noche de agosto y un agente de la Patrulla Fronteriza recorría la frontera que separa su país de México cerca del puesto de San Ysidro, en San Diego.

Un sonido le alertó y observó un dron operado a control remoto que sobrevolaba la valla fronteriza.

El agente avisó a otros compañeros en la zona.

Uno de ellos divisó a un hombre que le pareció sospechoso y lo detuvo: portaba un bolso abierto con varios paquetes envueltos en plástico que contenían más de 6 kilogramos de metanfetamina.

Se calcula que el valor de la mercancía en la calle ronda los US$46.000.

Tras el arresto del hombre, identificado como José Edwin Rivera, de 25 años, los agentes rastrearon el área y descubrieron el dron escondido bajo un arbusto.

El dispositivo apenas medía medio metro de altura.

Sistema innovador

"Siempre estamos alerta, es parte de nuestro trabajo", le dice a BBC Mundo Eduardo Olmos, portavoz de la Patrulla Fronteriza.

"Ahora también tenemos que vigilar estos objetos", agrega.

Olmos y sus colegas se felicitan por haber interceptado este cargamento pero saben que no es el primer intento y anticipan que no será el último.

De hecho, el detenido confesó que ha logrado introducir droga procedente de México en drones cinco o seis veces desde marzo, sin haber sido detectado por las fuerzas de seguridad.

A la espera de instrucciones

Las autoridades reconocen que ha habido otras incursiones de drones cargados de droga pero en las ocasiones anteriores, o los agentes perdieron de vista el artefacto o el dron voló de vuelta a México.

El arresto de José Edwin Rivera es el primero que se produce en San Diego, y los investigadores confían en obtener información relevante sobre cómo se organizan estos operativos.

Según figura en la demanda criminal presentada en el tribunal federal de San Diego, Rivera explicó que normalmente le entrega la droga a un hombre en una gasolinera en San Ysidro y cobra US$1.000 por cada reparto.

Rivera precisó que, una vez recoge el dron y las drogas, se comunica con sus contactos en México para recibir instrucciones.

Es lo mismo que esperaba hacer aquella noche antes de ser detenido.

Elaborada en laboratorios mexicanos, la metanfetamina se ha convertido en la droga que más se trafica en esta zona fronteriza.

Según las autoridades, esta sustancia supone un peligro cuádruple: es extremadamente pura, barata, altamente adictiva y está muy disponible.

Cortar la amenaza antes de que crezca

Al hilo de la noticia, la fiscal interina de los condados de San Diego e Imperial, Alana Robinson, habló sobre la realidad de esta forma de contrabando.

"La ventaja para los contrabandistas es que pueden operar los aparatos desde México, fuera del alcance de los fiscales de EE.UU.

"Los inconvenientes es que hacen ruido y tienen una capacidad de transporte limitada", dijo Robinson en un comunicado.

"No obstante, la preocupación radica en que, con las mejoras tecnológicas, los drones serán más silenciosos y tendrán baterías de mayor duración. Eso puede hacer que el problema crezca", añadió Robinson.

En la Patrulla Fronteriza coinciden en calificar el estado actual como de preocupación.

"No lo llamaría una epidemia. Queremos eliminar la amenaza antes de que se convierta en una", sentenció el agente Mark Endicott.

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