Con 159.000 kilómetros cuadrados ricos en recursos naturales, el Esequibo es objeto de una histórica disputa territorial.

Esta rica zona mineral y forestal, es administrada por Guyana, pero Venezuela la reclama como suya y la considera un área por delimitar.

Para Guyana, el Esequibo significa dos tercios de su ya pequeño territorio: 214.000 kilómetros cuadrados.

Aquí te explicamos por qué este territorio es tan importante y de dónde viene la disputa que esta semana llegó a Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Un conflicto histórico

El Esequibo fue controlado por el imperio español, el holandés y más tarde el británico, que en 1897 se comprometió con Venezuela, que reclamaba el territorio, a resolver la disputa en tribunales internacionales.

En 1899, la zona fue adjudicada al Imperio británico por medio de un laudo arbitral en una corte en París.

Pero en 1962, Venezuela presentó ante Naciones Unidas una demanda alegando que el laudo fue resuelto de manera fraudulenta, ya que supuestamente hubo complicidad entre los delegados británicos y el juez ruso que determinó el fallo.

Mientras tanto, Guyana obtuvo su independencia en 1966.

Ese año, y tras la denuncia venezolana, se firmó el Acuerdo de Ginebra, según el cual la zona es controlada por Guyana aunque su soberanía es disputada por Venezuela.

El acuerdo, que era de carácter transitorio, estableció un plazo de 4 años para solucionar el diferendo. Pero sus pautas siguen vigentes.

Entre 1982 y 1999, ambos países intentaron resolver el asunto a través del mecanismo de buenos oficios de la ONU ?un sistema de arreglo pacífico de controversias, para mediar en la disputa territorial?, que nunca arrojó resultados concretos.

Después, durante el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) el diferendo se archivó, en parte debido a las buenas relaciones entre el fallecido presidente venezolano y Georgetown.

La explotación petrolera

El conflicto se avivó en 2015, cuando la petrolera Exxon Mobil anunció el descubrimiento de un importante yacimiento en el océano Atlántico, justo en la zona que entra en el histórico diferendo territorial.

Las exploraciones fueron realizadas con el aval de Georgetown y eso provocó la protesta del presidente venezolano, Nicolás Maduro.

Tras un revuelo diplomático, finalmente se decidió resolver el conflicto a través de los mecanismos de buenos oficios de la ONU, pero, de nuevo, no se llegó a una solución.

Sin embargo, el gigante petrolero siguió en la zona haciendo prospecciones, que Venezuela considera ilegales y halló más yacimientos.

El desarrollo del sector petrolero podría ser vital para Guyana, el segundo país más pobre del hemisferio occidental, después de Haití.

Por eso, Guyana decidió introducir este jueves ante la Corte de La Haya una solicitud para que se resuelva el conflicto territorial.

"Nadie de habla española ha ejercido soberanía sobre el territorio"

El gobierno guyanés, por su parte, considera que la disputa fue resuelta en 1899.

Califica el reclamo venezolano de "absurdo" con el argumento de que en la zona nunca se ha hablado español ni fue parte de la Capitanía General de Venezuela durante la colonia.

En una entrevista concedida a BBC Mundo en 2017, el ministro de Relaciones Exteriores de Guyana, Carl B. Greenidge, dijo que el área pasó a manos holandesas cuando las Provincias Unidas de los Países Bajos se separaron de España en 1648.

Después el territorio le fue transferido a Gran Bretaña en 1814.

"Nunca nadie de habla española ha ejercido soberanía sobre el territorio. De hecho en la Guyana se pueden encontrar lugares hasta con nombres en francés, como resultado de incursiones de piratas franceses, pero no hay ningún lugar con nombres en español, ni en la costa de Guyana ni en Esequibo", dijo Greenidge en esa entrevista.

En Venezuela, sin embargo, defienden que durante la colonia el límite de su capitanía general venía establecido por el río Esequibo y que si cayó en manos de Holanda fue precisamente por la debilidad del Imperio español.

Para Caracas, el Esequibo es tierra venezolana por derecho histórico.

Encontrar una solución está ahora en manos de los jueces en La Haya.

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