Cuando al presidente de Estados Unidos le sirven en su gira por Asia una salsa de soja más antigua que su propio país cabe preguntarse si hay detrás de ese gesto algún mensaje diplomático encubierto de los líderes de la región a los que visita.

La BBC repasó lo que comió Donald Trump en su último viaje oficial, con quién estaba sentado a la mesa y qué quiso decir.


ENTRADAS

Buddy Burger en Tokio: El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha dejado muy claro que no tiene ningún reparo en convertirse en el mejor amigo de Trump en la región.

La imagen de ambos compartiendo un típico almuerzo estadounidense, con una hamburguesa hecha con carne de ternera importada de EE.UU. y acompañada de ketchup y mostaza Heinz, lanzaba un nítido mensaje.

Bistec tradicional y helado sundae: Se dice del comandante en jefe que adora la carne muy hecha y detesta el pescado crudo, así que cuando llegó a un restaurante de teppanyaki de Tokio, lo que tomó fue un filete y un helado sundae de chocolate.

El menú elegido escandalizó a los amantes de la gastronomía fina, que recordaban el contraste con la elección de Barack Obama cuando visitó Japón en 2014.

Obama se decantó entonces por el famoso restaurante Sukiyabashi Jiro, en el que cenó con su anfitrión, Shinzo Abe.

Pollo teriyaki y huevos al vapor: Un bistec, pero uno al estilo japonés, fue parte del menú en la cena de estado en la que Trump participó en Tokio.

No se sabe si fueron de su agrado o no, pero el presidente pudo saborear algunos toques de la cultura culinaria local con los chawanmushi (huevos al vapor al estilo japonés) y las setas matsutake.

También comió pollo teriyaki en un restaurante tradicional japonés.

A pesar de algunas discrepancias sobre política comercial -uno de los pocos asuntos en los que Washington y Tokio mantienen algunas diferencias-, Trump y Abe compartieron amistosamente mesa y mantel.


PLATOS PRINCIPALES

Una gamba muy política en Corea del Sur: A la llegada de Trump a Seúl, capital de Corea del Sur, la política definitivamente formó parte del menú.

Una gamba capturada en las aguas cercanas a las islas Dokdo, cuya soberanía se disputan Corea del Sur y Japón, le recordó el conflicto a la delegación estadounidense y al resto de comensales.

No está claro si Trump llegó a hincarle el diente al marisco de la discordia, pero a los japoneses no les hizo ni pizca de gracia, como se encargó de expresar después un portavoz oficial.

Citado por la agencia AFP, el portavoz reprochó el gesto a Corea del Sur al considerar que ahora es momento de mostrar unidad con Japón para hacer frente a las tensiones con Corea del Norte.

Japón llama a las Dokdo islas Takeshima, que puede traducirse al español como islas Bambú.

No fue este el único punto delicado de la cena.

Entre los invitados estuvo una anciana, Lee Yong-su, una de las mujeres a las que las tropas japonesas convirtieron en esclavas sexuales durante la Segunda Guerra Mundial.

Un asunto que sigue levantando ampollas en las relaciones entre ambos vecinos.

Una salsa de soja centenaria: Uno de los ingredientes estrella de la cena de Corea del Sur fue una salsa de soja que ha estado presente en las cocinas surcoreanas desde hace 360 años.

Esos son más años de los que han pasado desde que nacieron los Estados Unidos de América.

¿Quiso el anfitrión recordarle a su poderoso invitado la antigüedad de la historia y las tradiciones de Corea del Sur?

Quizá sea una interpretación forzada.

Aunque hay rumores que indican que Trump no tiene tan buena sintonía con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, como con el líder japonés.

Tex-Mex tacos con los chicos de uniforme: Sea como fuere, también Trump lanzó algún mensaje con sus decisiones a la hora de sentarse a comer durante su estancia en Corea del Sur.

El presidente reservó espacio en su agenda para un "martes de tacos" en Camp Humphreys, la mayor base militar de Estados Unidos en el exterior.

Allí cenó con tropas estadounidenses y surcoreanas, a las que en medio de tacos, burritos y papas fritas -"buena comida" según él-, dijo que se había librado de "una bella cena" de etiqueta para poder estar esa noche con ellos.

Pollo kung pao y pescado al pimentón: Pekín podría haber dado al presidente una suntuosa bienvenida, pero prefirió rebajar el tono y optó por un plato local muy bien conocido en Estados Unidos, como es el pollokung pao, que fue lo que se sirvió cuando llegó el momento de la cena de estado.

Los pedazos de pollo bien frito iban acompañados de pescado guisado en aceite al pimentón procedente de la provincia de Sichuan, conocida por sus platos picantes.

Eso llevó a algunos internautas chinos a especular con la posibilidad de que la elección fuese un guiño sutil a "chuanpu", uno de los muchos apodos con los que se conoce a Trump en China.

La palabra "chuanpu" comparte en la grafía china un carácter con la palabra "Sichuan", lo que desde hace tiempo ha alimentado una teoría conspirativa sobre unos supuestos orígenes chinos del presidente estadounidense.

"¿Como Chuanpu está aquí, es el momento de servir platos de Sichuan?", se preguntó un usuario de la red social Weibo, similar a Twitter.

El menú suscitó opiniones encontradas. Para algunos supuso una amable introducción a la gastronomía china, pero otros mostraron su descontento porque no era lo bastante sofisticado.


POSTRES

Arabella Kushner en la sobremesa de la cena: Fue en los postres cuando el presidente estadounidense conmovió a sus anfitriones chinos con un video de su nieta, Arabella Kushner, cantando una canción tradicional en mandarín.

La niña de cinco años se ha convertido en un fenómeno en las redes sociales del país asiático por sus apariciones en las que entona canciones y recita poemas chinos.

¿Hola al halo-halo?: La siguiente etapa del viaje de Trump sería Vietnam, donde participaría en la reunión de cooperación económica Asia-Pacífico.

De allí tenía previsto volar a Filipinas para encontrarse con el presidente del país, Rodrigo Duterte. Como él, un líder muy dado a las declaraciones controvertidas.

Filipinas es la tierra del halo-halo, un postre local hecho con hielo raspado.

Bol de Taco para la partida: Si Trump ya ha tenido bastante comida exótica para el final de su gira, tiene la opción de aliviarse con uno de sus adorados tacos.

El familiar sabor del hogar está siempre presente en el Air Force One, el avión presidencial.

En el menú a bordo, se sirve un bol de taco como el de la imagen. Es uno de los platos favoritos del mandatario.

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