Bienvenidos a "las puertas del infierno".

Así es como se conoce al cráter de Darvaza, ubicado en el norte de la antigua república soviética de Turkmenistán.

"Cuando pude verlo por primera vez y caminar hasta el borde, y el viento desértico y caliente procedente del cráter me golpeó en la cara, sentí que aquel era el tipo de lugar del que podría salir el propio Satanás, con tridente y todo", le dice a la BBC el explorador canadiense George Kourounis.

Con 69 metros de ancho y 30 de profundidad, de su interior emana el gas natural que ha estado ardiendo durante décadas.

En una expedición que realizó al lugar 2013 para el canal de National Geographic, Kourounis intentó averiguar cómo se originó este "fuego eterno".

Pero salió de sus investigaciones con más dudas que respuestas.

Origen misterioso

La historia más difundida dice que en 1971, varios geólogos soviéticos estaban perforando el desierto de Karakum con el objetivo de hallar petróleo.

En ello, se encontraron con una bolsa de gas natural que hizo que la tierra se derrumbara, formando tres grandes sumideros.

Para evitar que el metano se liberara a la atmósfera, una teoría apunta a que los geólogos prendieron fuego a uno de los sumideros, pensando que se quemaría en cuestión de semanas.

Pero Kourounis dice que no hay documentos que respalden esa versión.

Realizó una primera expedición a la zona en 2013 y tras una investigación local, se encontró con que nadie sabe realmente cómo se originó.

"Una de las cosas más llamativas y frustrantes sobre este cráter es que realmente no hay mucha información sobre él. (No se puede conseguir) ni siquiera visitando el país", dice el explorador.

"Hice todo lo posible para encontrar algún informe oficial o registro, algún papel que mencionara el incidente. Pero, nada".

Según geólogos turcomanos, el enorme cráter en realidad se formó en la década de 1960 y empezó a arder en la década de 1980.

"Incluso hay controversia sobre si se prendió de forma accidental, como por la caída de un rayo, o si fue intencional", señala Kourounis.

Otra teoría señala que pudieron haber aplicado la técnica de flaring, común en la extracción de gas natural, en la que los excedentes son quemadosintencionalmente por economía y seguridad.

Si esto fuera así, al ser el de la energía un asunto estratégico para los soviéticos, los informes o registros al respecto habrían sido clasificados como de alto secreto, creen los expertos.

El "secretismo"

El historiador Jeronim Perovic dice que el misterio de "las puertas del infierno" es lógico.

"Es un reflejo de cómo funcionaban las cosas en la época soviética. En esos tiempos solo se reportaban los éxitos, no las fallas. Así que si la gente local hacía algo mal, nadie quería que se supiera", le explica a la BBC.

Al haber surgido el cráter en un desierto remoto, el impacto ocurrido era mínimo.

Y ya que la Unión Soviética no tenía problemas de suministro de gas, pues producía unos 700.000 millones de metros cúbicos al año, es probable que quemarlo hubiera sido la alternativa más práctica, cree el experto.

"Quemar 15.000 o 16.000 metros cúbicos por año, que es cuatro veces lo que usa Suiza al año, para ellos no era nada. Así que en lugar de pensar en qué se podría usar racionalmente o ponerlo en una tubería, que requiere construir infraestructura, simplemente podrían haber decidido quemarlo", señala.

Por otro lado, Stefan Green, un microbiologista que participó en la expedición de Kourounis, explica que "liberar metano de manera incontrolada es una muy mala idea", por lo que tiene cierta lógica quemarlo.

"Es increíblemente peligroso, porque si se está quemando constantemente, no se acumula en un área en particular. De otra forma, tendrás una enorme explosión de vez en cuando", sostiene.

Si bien es dañino generar dióxido de carbono con la quema de gas, es mucho más nocivo liberar el metano a la atmósfera. Es una práctica muy común de países petroleros como Irak, Irán o EE.UU.

Sea como sea, el combustible ha perdurado durante años. "Desafortunadamente es un problema que no ha sido solucionado hasta hoy", dice Perovic.

Una atracción vista por pocos

Turkmenistán sí consideró en un momento dado extinguir el fuego. Pero las autoridades decidieron que era una buena forma de promover el turismo.

El pozo de fuego que eructa metano se ha convertido en una de las atracciones turísticas más populares en un país que solo recibe unos 6.000 visitantes al año.

Su resplandor nocturno fascina a los aventureros que se adentran en zonas inhóspitas como el desierto de Karakum, al que no es sencillo llegar.

En esa línea, George Kourounis describe lo increíble que fue para él.

"Pararse en el fondo con un traje protector, con el que pareces astronauta, rodeado de lo que llamo un coliseo de fuego, es una de las experiencias más cercanas a visitar otro mundo aquí en la Tierra que alguien puede tener".

*Basado en el reportaje de Adrian Hartrick y Dominika Ozynska para BBC Travel.

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