La Operación Overlord -el famoso Desembarco de Normandía que tuvo lugar en el igualmente célebre Día D- no fue la única gran invasión aliada de Francia durante la Segunda Guerra Mundial.

El 15 de agosto de 1944, dos meses después de uno de los momentos más cruciales del conflicto, tuvo lugar otro despliegue de tropas a gran escala en un esfuerzo por expulsar a las tropas alemanas en el país.

Su nombre en clave era Operación Dragón. Y su aniversario acostumbra a celebrarse en Francia en presencia de mandatarios africanos.

Para la ceremonia de este año, por ejemplo, el presidente francés Emmanuel Macron le dio la bienvenida a sus homólogos de Costa de Marfil y Guinea, Alassane Ouattara y Alpha Condé.

Y es que en 1944 los soldados de sus colonias en África constituían dos tercios del ejército francés, que había sufrido grandes pérdidas durante la invasión alemana de 1940.

"Las unidades (francesas) que desembarcaron en el sur de Francia (en la Operación Dragón) provenían principalmente de países del norte de África", le dice a la BBC el historiador francés Raffael Scheck.

En total, se estima que más de un millón de soldados africanos lucharon junto a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Originalmente concebida para ejecutarse al mismo tiempo que los desembarcos del 6 de junio de 1944 en el norte de Francia, la Operación Dragón tuvo que ser cancelada debido a la falta de recursos.

Sin embargo, la operación se volvió a hacer necesaria cuando el esfuerzo aliado para hacer retroceder a las tropas alemanas se estancó debido a problemas de suministro.

Segundo frente

El objetivo de la Operación Dragón era asegurar los puertos en el Mediterráneo francés, lo que también abriría otro frente de batalla aumentando así la presión sobre los alemanes.

"Las fuerzas francesas participaron en la liberación de las ciudades portuarias de Toulon y Marsella", cuenta Scheck.

"Los Aliados tenían un gran problema con las instalaciones portuarias y aeroportuarias, por lo que era muy importante ponerlas en manos de los aliados lo antes posible y lo más intactas posible", explica.

La operación, sin embargo, dividió la opinión de los militares aliados.

Los británicos estaban en contra de otra invasión en Francia, pues preferían concentrar los esfuerzos en las operaciones aliadas en Italia.

Pero la necesidad de abrir más líneas de suministro en Francia se impuso y el desembarco se realizó.

Rápido final

Según registros militares estadounidenses, en la operación participaron más de 500.000 soldados, de los cuales 230.000 eran franceses.

El ataque fue mucho más rápido que los desembarcos del día D, ya que las fuerzas alemanas se habían debilitado mucho.

Así, mientras que la Operación Overlord duró dos meses y tres semanas, Dragón se completó en un mes.

Para las fuerzas aliadas constituyó un éxito: con más puertos, los Aliados podían mover más suministros y más tropas para la lucha contra el Eje en Europa.

Para el historiador de guerra británico Antony Beevor, la operación también aceleró el final de la ocupación alemana de Francia.

Sin embargo, sus críticos dicen que los recursos utilizados en la segunda invasión tuvieron un impacto directo en la Guerra Fría que siguió a la Segunda Guerra Mundial.

Su argumento es que esos recursos deberían haberse usado para evitar que la Unión Soviética ganara demasiado terreno en Europa del Este.

"Deuda de sangre"

La correspondencia entre los líderes británicos y estadounidenses demuestra que el primer ministro británico, Winston Churchill, y el comandante supremo de los aliados, el general Dwight Eisenhower, tenían opiniones diferentes sobre la operación.

Pero George Marshall, jefe de gabinete de los dos presidentes de EE.UU. durante la guerra (Franklin D. Roosevelt y Harry Truman) calificó a la Operación Dragón como "una de las cosas más exitosas que hicimos".

La contribución de los soldados africanos al esfuerzo bélico, sin embargo, fue en buena medida pasada por alto.

El gobierno provisional francés les dio de baja en masa a finales de 1944.

"Básicamente, decidió blanquear su ejército", explica Raffael Scheck.

"Así que les quitó las armas y los uniformes a los soldados negros y se los dio a los combatientes de la resistencia de la Francia continental".

Según el historiador, la medida"dejó un rastro de resentimiento".

Y las autoridades francesas también aumentaron la controversia a partir de 1959, pues, cuando las colonias se independizaron, las pensiones de sus veteranos se congelaron.

Esa situación no fue corregida hasta 2010.

Y en 2017 el entonces presidente francés, Francois Hollande, reconoció públicamente que su país le debía a los veteranos africanos una "deuda de sangre".

"Cuando piensas en la Liberación de Francia, lo primero que viene a la mente son las imágenes de París siendo liberado de los nazis o del soldado estadounidense en su jeep", dice el periodista francés Audrey Pulvar, quien ha participado en campañas para el reconocimiento del papel jugado por los soldados africanos.

"Nunca piensas en el soldado de las fuerzas coloniales de Francia que liberó Marsella", se queja.

"Pero es hora de que coloquemos a este soldado en la memoria colectiva de Francia", concluye Pulvar.

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