Estamos en Holanda, en una universidad: los estudiantes se sacan las chaquetas y las bufandas mientras el profesor abre una presentación en Power Point sobre "emprendimientos innovadores" y se prepara para dar su charla, que será en inglés.

El idioma es elección del centro académico, apunta Frank van Rijnsoever de la Universidad de Utrecht.

El uso del inglés en las educación superior holandesa es tan extenso que un grupo de profesores predijo que habrá un "lingüicidio" inminente y exigió que el gobierno de La Haya imponga una moratoria que prohíba a las universidades crear nuevos cursos en inglés hasta que se realice un análisis de impacto oficial.

El 60% de los programas de maestría ofrecidos en la Universidad de Utrecht son en inglés. En el nivel educativo más alto prácticamente no se imparten cursos en holandés.

"A mí no me importa. La mayoría de los textos están en inglés", dice el profesor Van Rijnsoever.

"Así que para mí, como docente, no es un gran problema porque también investigamos en inglés. Pero para los estudiantes, ves que tienen que cruzar una cierta barrera para expresarse adecuadamente".

Países Bajos tiene uno de los niveles más altos del mundo de dominio del inglés como segunda lengua, superado solo por Suecia, según el último Índice EF de Dominio del Inglés.

"Es algo que aprendí a lo largo de los años, principalmente mientras hacía mi doctorado en inglés académico", explica el profesor.

Para Oskar van Megen, quien se graduó con un título en desarrollo sustentable, realizar una maestría en inglés con orientación internacional tenía sentido ya que el tema era más amplio que en los Países Bajos.

Sin embargo, reconoce que tuvo su costo: "Me puso un poco en desventaja porque me tomó mucho tiempo entender y concentrarme en lo que decían los profesores, y entender los artículos y escribir mis propios artículos".

Sin embargo, aunque siente que está calificado para tener una carrera internacional, desde entonces ha luchado por encontrar trabajo en su país.

'Úsalo o piérdelo'

Utrecht no es la única. Algunas universidades del país han borrado completamente el idioma holandés de su currículo. En Eindhoven, incluso los sándwich en las cafeterías dicen "cheese" al queso en lugar de la palabra holandesa "kaas".

Y no todos están contentos con la creciente anglicanización de las universidades.

"El holandés es nuestra identidad", se queja Annette de Groot, profesora de lingüística en la Universidad de Ámsterdam.

"¿Qué sucede con la identidad de un pueblo en un país en el que el idioma nativo ya no es el principal de la educación superior?".

"Los holandeses no son tan buenos con el inglés como ellos creen. No deberías utilizar un lenguaje más débil en la educación", advierte la experta.

"Si usas el inglés en la educación superior, el holandés eventualmente empeorará. Es 'úsalo o piérdelo'. El holandés se deteriorará y la vitalidad del idioma desaparecerá. Se llama bilingüismo desequilibrado. Agregas un poco de inglés y pierdes un poco de holandés".

Mientras que el inglés puede ayudar a los estudiantes a ingresar al mercado global, otros sienten que su prevalencia los excluye de su país de origen.

Y el debate político aquí se está intensificando, a medida que más ciudadanos de Reino Unido se mudan porque sus empresas desean permanecer en la Unión Europea (UE) después del Brexit.

Es hora de que haya un debate honesto sobre el tema, dice la profesora De Groot.

"Estamos cambiando a una visión cada vez más anglosajona del mundo. Las universidades quieren diversidad, perspectivas diferentes. Lo que ocurre es exactamente lo contrario. La anglicanización significa que terminas con un mundo mucho más homogéneo".

Para ella la ironía es que las universidades holandesas simplemente están compitiendo para atraer estudiantes en un intento por sobrevivir.

El rector de la Universidad de Utrecht, Henk Kummeling, sostiene que avanzar hacia el inglés ha sido un proceso orgánico pero acepta que para competir internacionalmente tiene sentido utilizar un idioma mundial.

"No es que sea una publicidad para estudiantes internacionales", me asegura desde su oficina, con vista al campus repleto de bicicletas.

"La cultura holandesa permanecerá durante siglos. Cuando los holandeses hablamos entre nosotros, hablamos holandés".

Oskar está de acuerdo, diciendo que disfrutó entablando amistades con estudiantes de Reino Unido, Irlanda e Italia.

"Personalmente no tengo ningún problema en no hablar holandés o con la cultura holandesa, que tal vez esté desapareciendo un poco".

Pero él dice que tiene que haber un límite y considera que la Universidad de Groningen, en el norte del país, ha admitido a demasiados estudiantes internacionales.

"Hay tantos, que tienen que instalar carpas solo para que los estudiantes puedan tener un techo sobre sus cabezas", se queja.

El peligro para él es que las universidades están tratando de aumentar su perfil internacional al tiempo que buscan generar ingresos de estudiantes extranjeros, y hacen otras concesiones.

 

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