La australiana Schapelle Corby perdió años de su libertad, gran parte de su juventud e incluso, se temía, hasta la cordura.

Corby, de 39 años, regresó esta semana a Brisbane, en el estado de Queensland (Australia), después pasar nueve años en prisión y otros tres en libertad condicional en Indonesia.

La mujer fue apresada y condenada luego de que el 8 de octubre de 2004 fuera sorprendida llevando 4,2 kilos de marihuana en su equipaje en el aeropuerto de Denpasar, en la isla de Bali.

Esta exestudiante de una escuela belleza que trabajaba en la tienda comida rápida de sus padres fue sentenciada a pasar 20 años en la prisión de Kerobokan, en Bali.

Su juicio fue televisado en vivo en su nativa Australia.

Los australianos vieron como Corby se golpeaba la frente repetidamente con la palma de la mano envuelta en llanto en la corte local de Denpasar., mientras sus seguidores estallaban en ira.

Un experto en derecho indonesio con sede en Australia asegura que el precio que pagó Corby por el delito del que fue hallada culpable podría haber sido mucho más alto.

El arresto de Corby causó un serio conflicto en la ya tensa historia de las relaciones entre Australia e Indonesia.

Un delito grave

Muchos australianos se indignaron ante la imagen de una joven con grandes ojos verdes y bronceada ciudadana de Queensland encerrada en una cárcel extranjera por llevar "un poco de droga".

Pero Tim Lindsey, experto en leyes asiáticas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Melbourne, dice que el delito de Corby es uno de los más graves en la ley indonesia.

"En Indonesia consideran que no hay distinción entre la marihuana, la heroína y la cocaína. Todos ellas están en la categoría 1, que incluye las peores drogas", describe.

"En el país, la sentencia de muerte está disponible para docenas de delitos, pero por lo general, sólo se aplica a tres: los asesinatos premeditados, el terrorismo y los delitos de drogas".

"Al igual que otros países del sudeste asiático, en Indonesia el tráfico de drogas es considerado una forma de asesinato en masa (debido a las muertes causadas por las drogas)", añade.

En 2015, otros dos ciudadanos australianos fueron ejecutados tras ser declarados culpables de tráfico de drogas.

Cómo llegó la droga

Mercedes Corby, hermana de Schapelle, y su madre, Rosleigh Rose, brindaron numerosas conferencias de prensa en Bali proclamando la inocencia de la joven, exigiendo que el gobierno australiano pidiera su extradición y sosteniendo teorías de cómo la droga llegó a su maleta.

Una de ellas fue que un empleado de equipajes en Brisbane colocó la droga en el bolso de Corby con la intención de que fuera interceptada en Sydney, antes del vuelo a Denpasar.

Pero un exmiembro de la defensa de Corby, Robin Tampoe, declaró más tarde que él mismo había inventado esa hipótesis.

Philip Ruddock, quien fuera fiscal general de Australia cuando Corby fue arrestada, dijo esta semana a la radio Australian Broadcasting Corp que "nunca se demostró de que la droga fue plantada".

Relaciones tensas

En Australia, el sentimiento anti-indonesio se disparó.

En el momento del juicio, el presentador de radio de Sydney Malcolm T. Elliott, calificó a los jueces en el caso de Corby y al entonces presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, como "monos".

Algunos cuestionaron por qué Australia entregó a Indonesia un paquete de ayuda de US$750 millones tras la catástrofe del tsunami del Océano Índico de 2004, si luego trataban así a una joven australiana "inocente".

Incluso el actor Russell Crowe comentó en abril de 2005: "Cuando hay tanta duda, ¿cómo podemos como país aguantar y dejar que una joven australiana se pudra en una prisión extranjera?".

Ese mismo mes, el consulado general de Indonesia en Perth, Australia, recibió un sobre que contenía dos balas y una carta que decía: "Si Schapelle Corby no es liberada inmediatamente, todos recibirán una de estas balas en el cerebro".

Las protestas a favor y en contra de Corby se hicieron sentir en ambos países.

Un circo

Según Tim Lindsey, este alboroto sin precedentes no hizo ningún favor a Corby.

"Se formó un circo alrededor del caso, con multitudes de personas protestando, gente gritando a los jueces, y algunas personas dando conferencias de prensa en la que los jueces y el sistema eran brutalmente atacados".

"Siempre fue probable que fuera condenada", dice Lindsey.

El comportamiento de Corby y sus seguidores fue también un tema importante.

"Ella nunca admitió su culpabilidad. Nunca pareció arrepentida en la corte y se comportó de una manera a veces ofensiva", describe Lindsey.

Esto cuenta mucho en el sistema indonesio antes de llegar a la sentencia, dice.

Muchos australianos estaban enojados con la sentencia de 20 años de prisión de Corby, comparándola con las penas mucho más livianas dadas a algunos de los involucrados en los atentados de Bali de 2002, en los que murieron 202 personas, entre ellas 88 australianos.

Pero para el profesor Lindsey, a pesar de los cuestionamientos del sistema legal de Indonesia, Corby fue tratada con justicia.

"Los jueces fueron provocados lo suficiente como para que pudieran haberle dado una sentencia muy severa", especula.

"Ella tuvo la sentencia máxima de prisión. No es fácil, pero podría haber sido peor", sostiene.

Apelaciones y más escándalo

Una serie de apelaciones entre julio de 2005 y marzo de 2008 finalmente no lograron mejorar la situación de Corby.

La sentencia fue recortada cinco años en octubre de 2005, pero la defensa y la fiscalía apelaron y la pena de 20 años fue restablecida.

En agosto de 2006, la defensa de Corby presentó una nueva apelación diciendo que las imágenes de circuito cerrado del aeropuerto de Sydney el día que viajó a Bali la limpiarían de cargos. Pero el documento no fue presentado en el plazo otorgado.

Si el circo de Corby no era suficiente, otras atracciones secundarias dañaron la credibilidad de la joven.

En 2005, antes de su sentencia, el empresario de Queensland, Ron Bakir, anunció que financiaría la defensa de Corby y que había contratado a un bufete de abogados para investigar el origen de la marihuana en la bolsa de Corby.

Al poco tiempo, el hombre denunció que un fiscal había pedido un soborno para reducir la sentencia que los abogados pedirían por la joven.

Más tarde, la mayoría del equipo de defensa de Corby fue despedido de manera dramática y mediática.

Se conoció que su hermanastro James Kisina, que estaba con ella cuando fue arrestada, tenía antecedentes penales, mientras que Mercedes Corby, la hermana, ganó un caso de la difamación después de que un canal de la televisión publicó una entrevista con un amigo de la familia.

También se denunció públicamente que el padre de Corby, Michael, había estado involucrado en el tráfico de drogas. El hombre murió de cáncer de intestino en 2008. Ese año, Corby fue internada dos veces con diagnóstico de depresión.

Schapelle Corby también recibió el apodo de "la reina de la marihuana" (Ganja Queen) luego de que un documental estrenado en 2007 con ese mismo nombre presentara su historia.

Libertad

En 2010, Corby pidió al presidente Yudhoyono clemencia y su liberación por razones humanitarias debido a su salud mental.

Su sentencia fue recortada cinco años y Yudhoyono enfrentó una gran crítica pública y la exigencia de que revirtiera su decisión.

Corby fue puesta en libertad condicional en febrero de 2014, nueve años y cuatro meses después de su arresto y el pasado 28 de mayo volvió a su Brisbane natal, en Australia.

"Cuando fue arrestada hace 13 años, la joven se convirtió en una obsesión nacional, y así continúa hoy", analiza el corresponsal de la BBC en Sydney, Phil Mercer.

"Australia sigue dividida. ¿Es culpable o, como ella sostiene, fue víctima de una conspiración que involucra a empleados de equipaje corruptos que plantaron más de 4 kg de cannabis en su maleta?

"No existe, sin embargo, un debate semejante en Indonesia. Allí, el exestudiante de una escuela de belleza es vista simplemente como una criminal común", concluye.

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