La larga crisis política de Venezuela se enreda todavía más.

Luis Parra, un diputado opositor acusado de corrupción y recientemente expulsado de su partido, fue proclamado este domingo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela con el apoyo de los diputados chavistas mientras un fuerte despliegue policial impedía la entrada de Juan Guaidó a la sede del palacio legislativo, y se producían forcejeos y empujones con los legisladores de la mayoría opositora en el hemiciclo.

Guaidó, que aspiraba a ser reelegido presidente de la Asamblea y decía contar con los apoyos para ello, calificó lo ocurrido de "golpe parlamentario".

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, apareció en la televisión estatal poco después dando por válida la tumultuosa elección de Parra y, pese a las imágenes que mostraban a Guaidó pugnando con los guardias que le impedían acceder al recinto del Congreso, afirmó: "Si Guaidó no entró fue porque no tenía los votos".

Tras otra accidentada jornada en Venezuela, son muchas las incógnitas.

Cómo se ha llegado hasta aquí

Este 5 de enero estaba prevista la instalación de la Asamblea Nacional para un nuevo curso parlamentario y, como cada año, la elección de una nueva junta directiva.

En 2016, las fuerzas opositoras habían acordado turnarse en la presidencia del Congreso, pero el apoyo internacional a Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por Estados Unidos y la mayoría de países europeos y latinoamericanos, le había llevado a postularse a la reelección.

Guaidó decía contar con los apoyos necesarios y hasta el domingo no habían surgido candidatos alternativos.

En los días previos a la votación, dirigentes opositores acusaron al gobierno de intentar el soborno y la intimidación de diputados para evitar que el dirigente de Voluntad Popular fuera reelegido.

Finalmente, el domingo, con los accesos al Parlamento controlados por un fuerte cordón de seguridad que impidió la entrada de Guaidó, se anunció la candidatura inesperada de Parra, un diputado desconocido hasta hace poco que el pasado diciembre fue acusado en una información del portal Armando.info de haber intercedido ante instituciones extranjeras para exonerar a empresarios vinculados con el gobierno y acusados de corrupción en los comités de distribución de alimentos (conocidos como CLAP).

Fue entonces expulsado de su partido, Primero Justicia, pero siguió ocupando su escaño. Parra dice ahora que su objetivo es trabajar por "el fin de la confrontación institucional" en Venezuela.

Qué puede hacer Guaidó

Ni Guaidó, ni la oposición mayoritaria, ni sus aliados internacionales, reconocen la validez de lo ocurrido en la Asamblea el domingo.

Pero, declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia, la Cámara había visto anuladas sus decisiones y, en realidad, Guaidó nunca contó con los medios para hacer efectivas la mayoría de ellas.

Las resoluciones judiciales en contra de la Asamblea, no obstante, no impidieron que Maduro diera rápidamente por buena la proclamación de Parra.

Guaidó y sus seguidores pueden tratar de celebrar sus sesiones fuera de la Asamblea Nacional (como lo hicieron al elegirlo como Presidente en el periódico El Nacional), pero todo indica que han perdido definitivamente el control de las instalaciones del Congreso, y con ello uno de los últimos reductos de poder institucional que conservaba la oposición en Venezuela.

Al margen de su cuestionable legalidad, lo ocurrido el domingo supone un revés para Guaidó en un momento inoportuno.

El joven diputado había tenido hasta ahora en Estados Unidos a su principal apoyo internacional, pero este parece centrado ahora en otras prioridades.

Pese a que el secretario de Estado, Mike Pompeo, condenó lo ocurrido en Caracas, el Gobierno de Donald Trump está volcado en responder a la escalada en Oriente Medio tras la muerte del general iraní Qasem Suleimani y cuesta creer que vaya a implicarse ahora en el embrollo venezolano con la intensidad con la que lo hizo a comienzos de 2019.

Otro de los problemas de Guaidó es que ha perdido poder de convocatoria, como quedó patente en la modesta afluencia a las últimas protestas a las que llamó.

Tampoco han faltado en las últimas semanas los reproches a su estrategia para sacar a Maduro del poder, que muchos, también en la órbita de la oposición, consideran un fracaso, aunque quizá la abrupta manera en que el chavismo intentó separarlo de su cargo de presidente de la Asamblea lleve a muchos opositores a pensar que este no es el momento de cuestionar su liderazgo.

Qué pasará ahora

Como Maduro reiteró el mismo domingo, el Gobierno está decidido a que en 2020 se celebren elecciones legislativas en Venezuela, pese a que muchos dentro y fuera del país no se creen que vayan a ser limpias y exigen en su lugar unas presidenciales.

El chavismo lleva meses impulsando una mesa de negociación con fuerzas minoritarias de la oposición en la que los principales partidos opositores han rechazado participar por considerarla una nueva argucia de Maduro para perpetuarse en el poder.

El plan de Maduro es que esa mesa de diálogo alcance un acuerdo para elegir un nuevo Consejo Nacional Electoral que convoque las parlamentarias.

La aparición de Parra y la toma del control en la Asamblea indica que esos planes podrían acelerarse de manera inminente.

La oposición de Guaidó se verá entonces en la difícil disyuntiva de decidir si participa o si, como ha venido haciendo en las últimas citas electorales, renuncia a presentarse ante lo que considera falta de garantías y cede todo el espacio al chavismo.

Será una decisión incómoda que, probablemente, se verá obligada a tomar lejos del hemiciclo de la Asamblea Nacional.

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