Sayfullo Saipov "merece que le apliquen la pena de muerte". Stephen Paddock es un hombre "enfermo, demente, probablemente inteligente".

Las valoraciones anteriores pertenecen al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y se refieren a los protagonistas de dos de los mayores ataques que ha vivido ese país en la historia reciente.

Saipov es un inmigrante procedente de Uzbekistán investigado por el atropellamiento ocurrido en Manhattan a inicios de noviembre que causó ocho víctimas mortales y dejó 12 heridos.

Paddock es el presunto responsable del tiroteo masivo del 1 de octubre en Las Vegas, el más mortífero de la historia reciente de Estados Unidos, en el que fallecieron 58 personas y 527 resultaron heridas.

Saipov emigró en 2010 a Estados Unidos beneficiándose -según Trump- de la llamada "lotería de visas", un mecanismo mediante el cual unos 50.000 extranjeros tienen la oportunidad de obtener un permiso de residencia permanente en ese país.

El mandatario aprovechó la oportunidad para solicitar a través de Twitter la eliminación de esa lotería y abogar por la adopción de un sistema migratorio distinto, basado en las cualificaciones de los inmigrantes.

Paddock disparó contra una multitud que asistía a un concierto de música country en Las Vegas, desde la habitación de un hotel en la que se hallaron 23 armas de fuego, de las cuales una docena era rifles semiautomáticos modificados para disparar como si fueran ametralladoras.

Sin embargo, Trump solo hizo referencia al tema del control de armas cuando fue preguntado por los periodistas sobre este tema y, entonces, se limitó a decir que eso se vería con el paso del tiempo.

¿Doble estándar?

En la respuesta a estas situaciones, algunos analistas consideran que el mandatario estadounidense maneja dos estándares distintos según quién sea el atacante.

"Trump ha tenido que responder a varios incidentes de violencia masiva en sus nueve meses como presidente. Él ha ofrecido oraciones por las víctimas, alabado la respuesta del personal de emergencia que respondió ante los sucesos y en todos los casos menos en uno previno a los estadounidenses a no sacar conclusiones apresuradas o enzarzarse en un debate político", señaló Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Washington.

¿Cuál fue esa excepción? El ataque en Nueva York, presuntamente ejecutado por un inmigrante musulmán actuando en nombre del autodenominado Estado Islámico.

"Tras ese ataque, Trump condenó al sospechoso como un 'animal degenerado', sugirió que se le aplicara la pena capital y recomendó hacer cambios sustantivos en la legislación sobre inmigración en Estados Unidos", apuntó Zurcher.

"Esa respuesta contrasta vivamente con la forma cómo él manejó las protestas de ultranacionalistas blancos que resultaron en la muerte de una mujer en Charlottesville (Virginia) en agosto. O el tiroteo en Las Vegas. O la violencia vivida el pasado fin de semana en una iglesia en un pequeño pueblo de Texas, en el que murieron 26 personas y unas 20 resultaron heridas", agregó.

En este caso de Texas, Trump se refirió este lunes al presunto responsable -Devin Kelley, un estadounidense de 26 años- como una persona "enajenada" que sufre "un problema de salud mental del máximo nivel".

"Creo que el problema aquí es de salud mental", dijo este lunes el mandatario. "Esta no es una situación relacionada con las armas", agregó.

Si Paddock fuera musulmán

Thomas Friedman, columnista del diario The New York Times, escribió un artículo tras el ataque en Las Vegas en el que se pregunta qué habría ocurrido si Paddock hubiera sido un musulmán, hubiera gritado "Alá es grande" o hubiera sido un miembro del autodenominado Estado Islámico (EI).

"Si eso hubiera ocurrido, sabemos lo que estaríamos haciendo. Estaríamos planificando sesiones en el Congreso acerca del peor ataque de terrorismo en el país desde el 11 de septiembre. Donald Trump estaría tuiteando cada hora 'se lo dije', como en los minutos siguientes a cada ataque terrorista en Europa, precisamente para politizarlos inmediatamente", se responde Friedman.

"Entonces, se convocaría una comisión de investigación para ver qué leyes nuevas necesitamos para asegurarnos de que esto no se repita. Estaríamos sopesando 'todas las opciones' en contra del país de origen (del atacante)", agrega.

El analista advierte que, en cambio, la situación es distinta si el atacante es "un estadounidense armado hasta los dientes con armas de estilo militar" que compró legalmente o con facilidad debido a las laxas leyes que regulan su venta en el país.

"Entonces, sabemos lo que ocurre: el presidente y el Partido Republicano salen a toda marcha a asegurarse de que no pase nada. Entonces, ellos insisten -a diferencia de lo que sucede con cada ataque terrorista vinculado a EI- que el suceso no debe ser 'politizado' pidiéndole a alguien, en especial a ellos mismos, que se miren en el espejo y vuelvan a considerar su posición sobre la adopción de leyes de control de armas basadas en el sentido común", señala.

¿Una conclusión?

Anthony Zurcher, de la BBC, recuerda que durante la campaña electoral, Trump prometió perseguir lo que denominaba como "terrorismo islamista radical" y respondió a sucesos en Estados Unidos y en el extranjero recomendando medidas drásticas, como la prohibición temporal de ingreso de todos los musulmanes al país.

"Lo ocurrido en Nueva York fue su primera oportunidad como presidente de ofrecer su reacción a un ataque tan violento. Dejó claro que ve un baño de sangre presuntamente perpetrado por un inmigrante musulmán de una forma muy distinta a los tiroteos masivos que han ocurrido antes y después", apuntó.

Pero, no todos los analistas critican a Trump por responder de forma distinta ante estos ataques.

Eddie Scarry, del diario Washington Examiner, defendió la actuación del mandatario estadounidense argumentando que Trump reaccionó de forma muy distinta porque los ataques eran diferentes.

Destacó que, un mes después de los sucesos de Las Vegas, sigue siendo un misterio por qué Paddock disparó sobre la multitud.

"Él no dejó una nota (como Saipov), no hizo ningún grito motivacional durante el ataque (como Saipov) y, más importante aún, no era un inmigrante musulmán que abiertamente dijo estar inspirado por EI (como Saipov)", dijo.

"Trump, o cualquier otro, podía sacar rápidamente una conclusión con Saipov porque había una conclusión", añadió.

En todo caso, mientras Trump siga en la Casa Blanca queda por ver si modificando las leyes migratorias y no cambiando las regulaciones sobre la venta de armas se logra alguna reducción en la ocurrencia de estos ataques que, de uno u otro signo, tienen en común una larga lista de víctimas mortales.

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