El cambio de nombre de un país vecino llevó a decenas de miles de griegos a concentrarse este domingo en Atenas, donde fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos.

¿Por qué? Por un nombre: Macedonia, que quiere utilizar un país vecino.

El nombre de la ex república yugoslava Macedonia es considerado un asunto de Estado por algunos griegos, que creen que este puede ocultar una futura reivindicación de la provincia griega del mismo nombre que, además, limita con este vecino.

Esta oposición griega a Macedonia ha impedido durante años el ingreso de este pequeño Estado de poco más de dos millones de habitantes a macroorganismos como la Unión Europea o la OTAN.

Para superar este obstáculo, los macedonios accedieron en 2018 cambiarse el nombre por el de República de Macedonia del Norte.

Esto permitiría también que su idioma fuera reconocido como "macedonio" y su gentilicio, "macedonios".

Pero, como se pudo ver en las violentas escenas de enfrentamientos entre policías y manifestantes, para muchos esta concesión no es suficiente. Para los nacionalistas griegos, solo la provincia de su país debe llamarse así.

Jóvenes enmascarados intentaron en Atenas ingresar en el parlamento, pero fueron repelidos a la vez que agentes policiales eran bombardeados con piedras y pirotecnia.

Si bien los organizadores de la protesta esperaban a unos 600.000 participantes, la policía estima que al final acudieron unos 60.000, procedentes de varios rincones del país.

Convocados a las dos de la tarde frente al parlamento, muchos asistieron con banderas y voceaban gritos de "Macedonia es griega".

Entre ellos había varios clérigos, vestidos de negro.

"No podemos digerir este pacto y regalar nuestra Macedonia, nuestra historia", le decía a la agencia Reuters Amalia Savrami, de 67 años.

En un determinado momento, se desataron altercados cerca de la sede del legislativo, cuando manifestantes enmascarados lanzaron piedras y fuegos artificiales a la policía.

Los agentes impidieron el paso al edificio a manifestantes que llevaban máscaras antigás.

Al norte del país, una autopista fue bloqueada en solidaridad con los manifestantes, según varios informes.

Un cambio polémico

El pacto de cambio de nombre aún debe ser aprobado.

Tras años de disputa, ambas naciones habían llegado por fin el pasado mes de junio a un acuerdo.

Pero el parlamento griego todavía debe votar esta semana si lo acepta, poniendo fin así a un conflicto de 28 años. O no.

En 1991, cuando Yugoslavia se desintegró, uno de los países que surgieron de ella adoptó el nombre de Macedonia.

Desde entonces, la postura de Grecia ha sido de rechazo, ya que considera que el nombre conlleva un reclamo territorial y apropiación cultural. En la Organización de las Naciones Unidas (ONU), esta nación era conocida formalmente como: la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM).

Macedonia ratificó este mes el pacto para cambiarse de nombre.

Pero personajes de la oposición griega acusan al primer ministro de su país, Alexis Tsipras, de haber hecho demasiadas concesiones.

La semana pasada, el mandatario sobrevivió una moción de confianza pero con un margen escaso, ya que su socio menor en la coalición gobernante le retiró su apoyo.

Algunos parlamentarios han recibido amenazas de muerte que buscaban influenciar en su voto.

 

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