El Cinturón del Fuego del Pacífico nos ha vuelto a recordar por qué es considerada el área geográfica con la mayor actividad sísmica y volcánica del mundo.

Y es que el Volcán de Fuego de Guatemala, país situado en ese cinturón, entró en erupción este domingo, dejando decenas de muertos y desaparecidos.

Los departamentos de Chimaltenango, Escuintla y Sacatepéquez fueron declarados en estado de calamidad y el resto del territorio nacional está bajo alerta naranja.

Mientras, el gobierno de Guatemala pidió a las habitantes de poblaciones cercanas al volcán alejarse de los ríos que arrastran sedimentos y rocas.

Un arco de fuego

El Cinturón del Fuego del Pacífico, conocido también como Anillo de Fuego, comprende, al oeste, a Argentina, Bolivia, Canadá, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá.

Luego se dobla a la altura de las Islas Aleutianas, en el norte del océano Pacífico, entre Alaska y la península de Kamchatka.

Y baja después para incluir a la costa y las islas de Rusia, Japón, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Malasia, Timor Oriental, Brunéi, Singapur, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tonga, Samoa, Tuvalu y Nueva Zelanda.

Abarca, en total, un área de 40.000 kilómetros y están allí también la mayor cantidad de volcanes de todo el mundo.

En ella se encuentra también la mayoría de los supervolcanes del planeta.

"En el Cinturón de Fuego del Pacífico tienen lugar el 90% de todos los sismos del mundo y el 80% de los terremotos más grandes", explicó hace un tiempo a BBC Mundo el presidente ejecutivo del Instituto Geofísico de Perú (IGP), Hernando Taveras.

El lecho del océano Pacífico reposa sobre varias placas tectónicas y "el hecho de que la actividad sísmica sea intensa en el Anillo de Fuego se debe a la convergencia de estas y su fricción, lo que hace que se acumule tensión a liberar", señaló Taveras.

Y es que la actividad en el Cinturón de Fuego es resultado de la llamada tectónica de placas, el movimiento y la colisión de las capas de la corteza terrestre que dan origen a los terremotos.

Pueden, incluso, generar la actividad volcánica.

Hugo Delgado, director del Centro Nacional de Prevención de Desastres de México, explicó hace un tiempo a BBC Mundo que un terremoto actúa sobre un volcán como cuando se agita una botella de agua mineral.

"Un movimiento mecánico puede hacer que se acumule el gas en la superficie de la botella. Esto incrementa la presión y hace que el agua salga a chorros. Algo similar ocurre en el volcán, que tiene un alto contenido de gas", dice.

De acuerdo con el especialista, solo sismos potentes, superiores a una magnitud 9, podrían tener un impacto de gran relevancia en los volcanes cercanos.

Un terremoto de este tipo, asegura, puede incluso provocar la reactivación de volcanes dormidos desde hace siglos, que los que estén activos se intensifiquen o que, incluso, disminuyan repentinamente su actividad.

"Es tan fuerte el impacto de las ondas sísmicas de estos terremotos de gran magnitud que no solo pueden provocar una erupción, sino que pueden hacer que el volcán pierda su actividad".

Sin conexión

El sismólogo David Hill, científico emérito del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) explicó en una ocasión a BBC Mundo que no existe en realidad nada inusual en la actividad volcánica o sísmica registrada en lugares situados a grandes distancias, como los países que se ubican en el Cinturón de Fuego.

"En realidad, lo que sucede es que ahora las sociedades están más conectadas y nos enteramos muy rápido de lo que sucede en otros lugares que antes nos parecían muy remotos. Hace unos años, no nos hubiéramos enterado hasta meses después", aseguró.

El especialista, que estuvo por más de 30 años al frente del Observatorio Volcánico de Hawái, afirmó que siempre ha habido erupciones y sismos en diferentes lugares del mundo y frecuentemente, pero esto no significa que los procesos estén relacionados o que haya un aumento de estos fenómenos en los últimos tiempos.

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